Un estadio en medio de la nada, uno muy moderno pero al que casi nadie asiste, uno más que se financió con recursos que estaban destinados al combate contra la pobreza, otro que se está construyendo y costará muchos millones y nadie sabe quien jugará allí. Estos son algunos de los gastos en 21 estados de la República y tres entidades educativas para la construcción, remodelación o mantenimiento de inmuebles que sirven para que particulares hagan negocio.
Los gobiernos locales y estatales destinaron entre el 2011 y el 2017 un total de 6,719.8 millones de pesos en infraestructura que es explotada equipos profesionales de beisbol y futbol, de acuerdo con una investigación realizada por El Economista con documentos vía transparencia y consultas en Compranet. Nunca antes en México se había gastado tanto dinero en inmuebles para el deporte profesional.
“Cada ocho días van a estar mencionando el nombre de Tlaxcala (…) gratis, ¿te parece poco?”, dijo Rafael Torre, uno de los dueños de Coyotes de Tlaxcala, hace unos meses cuando le preguntaron si consideraba correcto que el club no invirtiera en la remodelación del estadio y le dejara todo el gasto al gobierno local.
“Modernizar las infraestructuras es una manera de motivar a los jóvenes a que se dediquen al deporte y que pueden llegar a nivel profesional”, comenta Eleviel Zamora Arellano, director de infraestructura y estudios de factibilidad de la Secretaría de Obras Públicas de Sinaloa.
Para ellos, aportar dinero en infraestructura para el deporte profesional está justificado.
Sinaloa es el estado que más dinero ha gastado en la construcción o remodelación de estadios en los últimos siete años: 1,555.4 millones de pesos. Su más reciente proyecto es un inmueble para futbol en Mazatlán con un costo de 459.6 millones de pesos, que se prevé será finalizado en octubre de 2018, aunque todavía no se conoce (de manera oficial) el club que tendrá allí sede.
“Somos una entidad que ha destacado a nivel nacional e internacional, tanto en términos de deporte amateur como profesional. En el beisbol, los equipos de Sinaloa son campeones de la Serie del Caribe. En el futbol aportamos muchos jugadores a la Selección Nacional”, dice en entrevista Eleviel Zamora Arellano, cuando se le cuestiona cuando sobre los motivos del gasto.
Para el gobierno de Sinaloa es mejor invertir en estadios que en programas deportivos, para ellos ésta es una mejor forma de motivar a sus jóvenes. El Instituto Sinaloense del Deporte y la Cultura Física recibió este año un presupuesto de 113.7 millones de pesos.
El 23.1% de la inversión en estadios en el país entre 2011 y 2017 en México la ha hecho Sinaloa. Los beneficiados en beisbol son los Tomateros de Culiacán, Venados de Mazatlán y Cañeros de los Mochis; en futbol, Murciélagos y el equipo que ocupará el nuevo inmueble (extraoficialmente será Pacific FC).
“La sociedad gana instalaciones modernas. Son estadios viejos que se están adecuando a las condiciones de tecnología, haciéndolos más funcionales. Además, se tendrá un escenario digno para la práctica del deporte, cumpliendo con la exigencia nacional e internacional para realizar competencias. Los aficionados de esta región son, en buen número, cercanos al futbol y beisbol. De alguna manera, consideramos que se le activa a la población para ese tipo de deportes”, dice Zamora Arellano.
Además, la edificación de estadios tiene ‘otros’ ganadores: las constructoras elegidas. Por ejemplo, la empresa Meprosa Construcciones SA de CV ganó la licitación para realizar el nuevo estadio de futbol Mazatlán y la remodelación de la casa de los Cañeros de Los Mochis, con contratos valuados por 717.4 millones de pesos.
En Sinaloa, hay rubros sociales que tienen menor presupuesto que las inversiones a estadios. Por ejemplo, este año en Mazatlán el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (servicios básicos como agua potable, drenaje, electricidad rural, infraestructura básica de salud, educativa, etcétera) le otorgó 49.2 millones de pesos al municipio. Sin embargo, la construcción de los dos estadios (Teodoro Mariscal y de futbol), representa una inversión que la población de ese lugar recibiría en 15 años.
-¿Qué dirían a las personas que están en contra de estos proyectos?
“Que conozcan las bondades y cómo se ayuda a fomentar el deporte, porque los jóvenes lo ven como una aspiración. Los equipos que practican actividades deportivas profesionales son originarios de aquí. En el caso del futbol, los Dorados de Sinaloa tienen una infraestructura de fuerzas básicas. En el beisbol, los equipos profesionales están vinculados con las ligas infantiles y juveniles. Nos interesa la vinculación de estas infraestructuras con el deporte popular. En Mazatlán, por ejemplo, tenemos una conectividad con Durango, Chihuahua y Nuevo León. Necesitamos que ese turismo se quede en el destino”.
La construcción de estadios es una apuesta de Sinaloa como motor del desarrollo.
-¿Estos estadios tienen algún control o regulación? ¿De qué manera se presentan?
Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), comenta que “hace un par de años se ha dado una moda de construir estadios. Tenemos registrados el de Zacatepec en donde se gastaron casi 1,000 millones de pesos, se están gastando 10 años del presupuesto municipal. Eso, de alguna manera, afectó a la construcción de otro tipo de infraestructura prioritaria a la comunidad. Estaba una escuela y una biblioteca que con la remodelación desaparecieron”.
Por ejemplo, en 2016 se dio a conocer que la construcción del Estadio Tecnológico de Oaxaca, donde juegan los Alebrijes, se construyó con recursos del Fondo Federal Antipobreza, FONREGIÓN (200 mdp) y el resto de su presupuesto estatal.
Yahir Acosta, director jurídico del Laboratorio de Políticas Públicas Ethos, analizó que “la inversión pública en deporte es bienvenida, pero tenemos que estar muy pendientes de cómo y para qué se hace. No se le puede dar un cheque en blanco a los desarrolladores sin antes haber validado tanto a nivel administrativo, técnico y político estos proyectos, sobre todo cuando alcanzan unos montos importantes”.
El informe Anual sobre la situación de Pobreza y Rezago Social 2017, publicado por la Secretaría de Desarrollo Social, indica que en el 2015 el municipio de Zacatepec, Morelos, ocupó el tercer sitio de 33 municipios en la escala estatal de rezago social. Justo en este lugar se ubica el estadio más caro a nivel nacional que se ha construido con recursos públicos: el Agustín Coruco Díaz.
Información de transparencia revela que el gobierno de Graco Ramírez usó recursos estatales y fondos federales por 857.8 millones de pesos para la construcción de un inmueble para un equipo de la Liga de Ascenso MX.
El estadio es administrado ahora por los dueños de la franquicia de Zacatepec, que pertenece a José Luis Higuera, CEO de Chivas. ¿Es un éxito el estadio?
Los Cañeros jugaron en el Apertura 2017 un total de ocho partidos como local, con entradas promedio de 3,847 personas, según registros de la propia liga, en un inmueble al que le caben 24,313 aficionados. De los 16 clubes que hay en el Ascenso MX, ellos ocupan el sitio 11 en asistencia a su estadio.
“Se identifica la necesidad de reforzar la orientación del gasto al abatimiento de las carencias en las que el municipio aún presenta rezagos respecto al promedio estatal: carencia por material de techos en la vivienda y carencia por servicio de electricidad en la vivienda”, concluye el informe de Sedesol presentado hace unos meses.
Si pasas por la carretera que lleva a Zacatepec, podrás ver a unos 3 o 4 kilómetros de distancia el inmenso estadio metálico rodeado de arbustos. Cuando llegas a la calle Escuadrón 201, donde está el Coruco Díaz, ves comercios, casas viejas, algunos baches en la calle y mucho polvo.
El domingo 24 de agosto del 2014, el gobernador del estado, Graco Ramírez, manifestó su orgullo por la construcción: “En un inicio hubo quienes no querían que se construyera el Coruco, porque querían que el gobierno de Morelos no cumpliera con su palabra. Le voy a Zacatepec, no soy dueño del equipo”. Su club favorito tiene un estadio de 857.8 millones de pesos.
Si hubiera que escribir una posdata diría:
PD. Además del gasto de la demolición y reconstrucción del estadio, el gobierno de Morelos se encargará del mantenimiento del inmueble y no el equipo de futbol.
“Cada ocho días van a estar mencionando: Tlaxcala, Tlaxcala, ¿te parece poco? Nadie lo pagó, nosotros (el equipo de Coyotes) lo estamos dando gratis, es la promoción del estado (…) Muchos no me dejarán mentir, ni sabían dónde estaba Tlaxcala (…) Por la falta de proyección, no de ignorancia, ¿cómo puede (el estado) tener proyección?, eso es gastarse una millonada en anuncios de televisión, cosa que el futbol te lo da gratis”. La declaración la dijo Rafael Torre, uno de los dueños e inversionistas de Coyotes de Tlaxcala, el pasado 22 de junio.
El equipo ganó a mediados de año el derecho deportivo de estar en la Liga Ascenso MX, pero al no contar con el aforo adecuado no pudieron hacerlo. Hace unas semanas el gobierno del estado de Tlaxcala anunció un proyecto amplio de la remodelación que costará 180 millones de pesos. Un inmueble en un Estado, a decir de Rafa Torre, que “ni sabían dónde estaba”. Esa cifra significa lo mismo que el gobierno de la entidad dedicó al programa Oportunidades para adultos mayores y grupos vulnerables.
Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas del Imco, dice que “el deporte es un tema que se termina politizando y que evidentemente al momento de que se politiza, los diferentes actores juegan distintas cartas de manipulación mediática o de promoción pública”.
Desde hace siete años, en promedio, los gobiernos estatales y municipales en México invierten al menos 959.9 millones de pesos al año en estadios para equipos profesionales de cinco ligas: Liga MX, Ascenso MX, Premier, Liga Mexicana de Beisbol y Liga Mexicana del Pacífico.