Es mucho lo que está en juego para los periodistas honestos de México con la elección presidencial de este año. Decenas de ellos que se encuentran en la primera fila del periodismo de denuncia resistiendo ya varios sexenios en medio de la indolencia y complicidad de los gobernantes.
Desde cientos de presidentes municipales, decenas de gobernadores y los titulares del poder ejecutivo federal, por no hablar de diputados y caciques han conformado a través de los años una maraña de intereses y colusiones que ha permitido la impunidad ante el sistemático asesinato, desaparición y hostigamiento permanente contra los informadores que tienen como oficio de vida servir con la verdad a la sociedad mexicana.
¿Quién informa sobre la violencia cotidiana contra aquellos que defienden el medio ambiente y los recursos naturales?, ¿quién informa sobre las empresas mineras nacionales y extranjeras que están acabando con ecosistemas enteros para extraer las inmensas riquezas de este país?, ¿quién informa sobre el latrocinio y saqueo sin límites del dinero público perpetrados por decenas de gobernadores que gozan de la protección del sistema?, ¿quién da cuenta de las declaraciones cínicas y la falta de cumplimiento de los políticos del sistema que como candidatos prometen todo y como funcionarios se llevan todo?, ¿quién documenta con trabajos serios de investigación los atracos de la Casa Blanca, la acumulación de grandes propiedades y riquezas de los políticos en turno?, ¿quién documenta el atraco sin límite de magnas construcciones hechas con endeudamiento público y arrasando con propiedades comunales como el caso del nuevo Aeropuerto Internacional?.
Quienes cumplen esas tareas vitales pagan con su vida, con la persecución laboral y con amenazas cotidianas por difundir la verdad.
Por eso, la apuesta del gremio de periodistas honestos de México, aquellos alejados de las cámaras de Televisa y TV Azteca y de los grandes medios que sirven al poder es la apuesta por Obrador.
AMLO ha reiterado su compromiso con un México libre de corrupción; sin impunidad. Entonces es vital que gane la Presidencia para lograr que el periodismo honesto pueda desplegarse en libertad por todo el tejido social para cumplir su vital tarea de dar salud a la República sin tener que vivir en la zozobra arriesgando la vida y lamentando la pérdida de colegas y la respuesta cínica de quienes tienen la obligación de sancionar a los victimarios.
Es cierto, las redes sociales y los periodistas consagrados que han logrado mantener sus foros como es el caso de Carmen Aristegui representan espacios muy valiosos que han impedido el silencio total al que aspiran los atracadores del país, pero, sigue siendo patrimonio público irrenunciable el trabajo del periodista de a pie que se la juega en los pueblos, en el campo y en las regiones de conflicto dando voz a los millones de agraviados y hostigados por los poderes del capitalismo salvaje de este país.
Por ello, la voz del periodismo honesto dice también: “más vale que gane quien ya sabes”