Con referencia a algunas declaraciones imprudentes, insulsas y de mala calaña que se han emitido últimamente y las cuales hacen énfasis en “poner botones” y “matar cabrones”, caigo en cuenta que dichas confesiones representan algo que los mexicanos ya no pueden ni quieren escuchar, son manifestaciones muy peligrosas que atentan contra la democracia, contra la dignidad y contra los fundamentos de la “justicia social”, son tomadas como amenazas en un México que clama a gritos justicia y que reclama a toda luz los abusos por parte de un gobierno mezquino.
Y es que justamente esas palabras denotan la desesperación por adquirir el poder a toda costa, al más puro estilo del viejo oeste, pero que tristemente aún en el 2018 quedan personajes con la mentalidad de aquella época, sin embargo y entrando en detalle, pareciera, y miren que no me gusta generalizar, que el priísmo a todos los niveles está totalmente desgastado, desbandado e incluso exasperado por no poder mantener el poder, y es que es un partido que con los años ha ido perdiendo la simpatía de miles de mexicanos.
Las siglas del Revolucionario Institucional se han convertido en una marca muy desgastada, en una loza muy pesada para todo aquel que pretenda contender al cobijo de dichos colores, sin embargo, son quizá ellos mismos los que se han buscado todos los problemas que hoy en día no pueden ni podrán resolver. Casos claros y evidentes como la imposición al interior del partido, o como la segregación de nuevos cuadros son algunas de las causas que han llevado ha dicho instituto político al precipicio, y es que no lo digo yo, el panorama político-electoral se ha ido dibujando de acuerdo a lo que les platico, muchos cuadros han decidido mudarse a otros partidos, a pesar de haber tenido un trabajo de muchos años al interior del tricolor.
A nivel federal la cosa tampoco pinta bien, ya que José Antonio Meade virtual candidato a la Presidencia de la República es un contendiente al que los ciudadanos ven como priísta, pero que los priístas no lo ven como un miembro activo de dicha institución, lo que lleva a tener una desventaja muy clara a la hora de la elección, pues pareciera que lleva en brazos a un dinosaurio muy pesado, muy viejo y muy cansado.
Así pues, la democracia no es algo que caracterice al PRI, ni en sus procesos internos, ni en las contiendas electorales, en donde utiliza todas las mañas habidas y por haber para conservar el poder, para mutilar la democracia y para imponer a los hijos de dirigentes, gobernadores, presidentes municipales o miembros de las cúpulas, como si dicho partido fuera regido a través de una monarquía, o de aquellos que por mandato divino son y serán los elegidos para gobernar, a pesar de no tener ni las aptitudes, ni las habilidades necesarias para llevar a la Nación por un buen camino.
Esas palabras que insultan y hieren, son el fiel reflejo del priísmo en la actualidad, un partido desesperado y con nula aceptación por parte de la sociedad mexicana, pues ya ninguna estrategia parece funcionarles, el nuevo PRI salió peor que el viejo, al parecer la única maniobra que les queda por hacer sería refundarse, cambiar de siglas o lo que parece aún más irreal, expulsar a todos aquellos que corroen el tejido social.