OPINIÓN // De la oposición al gobierno 

Por Hugo gama Coria
Ser oposición siempre es cómodo, siempre se pueden generar simpatías que se convierten en una fuerza política que a su vez representa “poder político”, mismo que bien utilizado se convierte en un contrapeso del ejercicio del poder desde el gobierno.
Resulta irrefutable señalar que Andrés Manuel López Obrador ha sido el opositor al sistema y al gobierno en México durante los últimos 13 años, posición que le acomodó muy bien y que después de dos intentos por acceder al poder, en la ruta para lograrlo en la tercera ocasión, logró marcar agenda y convenció a la mayoría de los electores sobre la necesidad de un cambio de régimen.
Se pueden identificar dos tipos de oposición, primero la del líder social, que por medio de movimientos sociales inciden de alguna manera en la vida pública; este tipo de oposición no lleva aparejada mayor responsabilidad, salvo mantener a las hueste en un ánimo sosegado. Así empezó Obrador después de su salida del PRD.
El segundo tipo, es cuando sé es oposición “institucional”, cuando sé es parte de un partido político, sé es candidato o se ejerce un cargo de elección popular en el poder legislativo. Con el nacimiento del Morena, Obrador se mueve a este tipo de oposición, con cierta responsabilidad en el marco de las instituciones y con decisiones que pudiesen impactar a los mexicanos, sin embargo, la responsabilidad del desarrollo, la seguridad o la economía no se encuentra en sus hombros, por lo que se puede seguir saltando sin consecuencias.
Hoy las cosas cambian para Obrador y para el Morena, dejarán la comodidad de ser oposición para ejercer verdaderamente el poder. A partir del primero de diciembre del 2018, será su responsabilidad el desarrollo, la seguridad, la economía, el empleo o la educación.
Esa responsabilidad de gobierno, deben asimilarla ya, principalmente los dirigentes del Morena, no cabe la postura de “mandar al diablo a las instituciones”, porque ahora ellos dirigirán las instituciones, por ende, los primeros en respetarlas deben ser los morenos y el nuevo gobierno, lo que implica que deben respetar a los otros poderes del estado, a los gobiernos estatales y municipales, no cabe la posibilidad de querer confrontar como si siguieran siendo oposición, el nuevo gobierno en la “reconciliación” a la que ha llamado debe tender puentes, no así querer pisar la soberanía y la autonomía de las entidades u organismos con esa naturaleza.
El primer reto de los morenos y del nuevo gobierno será entender que no pueden ser oposición desde el gobierno respecto del resto de las instituciones, principalmente donde no gobiernan o tienen influencia, logrando eso, podrán iniciar la “cuarta transformación”, de otra manera no se puede fortalecer a la República si se golpetea a las instituciones, no se puede hablar de federalismo si se piensa de manera central, no se puede hablar de estado de derecho si no se entiende y se respeta la supremacía constitucional, no se puede hablar de democracia si no se respeta la pluralidad.