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OPINIÓN // Los niños de nadie

Por Héctor Tenorio
Del 2008 a la fecha, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), de los Estados Unidos se ha hecho cargo de más de 250.000 menores de edad que llegaron sin la compañía de algún adulto. Los cuales, 180,000 fueron colocados con padres y patrocinadores, en teoría los cuidan y son responsables de que asistan a la escuela mientras se define su estatus legal en un tribunal de inmigración. En la mayoría de los casos, son originarios del Salvador, Honduras, México y Guatemala; huyeron de las pandillas, buscando mejores condiciones de vida. El fenómeno se disparó vertiginosamente en 2013. Al año siguiente, fue necesario convertir tres bases militares en refugios y el entonces presidente Barack Obama, se reunió con los mandatarios de la región.
A pesar de la buena voluntad, en el 2016 una investigación periodística reveló que más de 20 menores fueron enviados a hogares donde los agredieron sexualmente y los explotaron laboralmente. Dos años antes, el Senado descubrió que el HHS había dejado ocho niños a cargo de traficantes que los forzaron a trabajar en una granja de huevos en Ohio bajo amenaza de muerte. Desde entonces, se introdujo un cambio en las leyes para disminuir los riesgos, pero todavía queda un sistema que no es capaz de informar lo que pasa con la mayoría de estos niños después de que abandonan los albergues. El gobierno se ha desentendido y no tiene los medios suficientes para localizarlos, muchos de ellos se sienten como fugitivos y comienzan a ocultarse de las autoridades.
En este contexto, el diario The New York Times documentó que en abril pasado, un funcionario de la agencia HHS reconoció ante a un subcomité del Senado que a fines del año pasado había perdido la pista a 1.475 menores migrantes después de instalarlos en casas de patrocinadores en diversas partes del país. Infructuosamente hicieron llamadas telefónicas a los tutores entre abril y junio. El problema es que muchos menores perderán las audiencias donde se definirá su estatus migratorio y serán deportados en ausencia. El número refleja únicamente la cantidad de menores que la agencia se vio incapacitada de localizar de los 7.635 que ubicó en hogares de diferentes personas que se hicieron responsables de ellos en los últimos tres meses de 2017.
Ante tal indolencia, el senador republicano Rob Portman, consideró como inaceptable no asumir la responsabilidad de la seguridad de estos chicos. También se sumó al reclamo la senadora demócrata Heidi Heitkamp de Dakota del Norte. Por lo pronto, una subcomisión del Senado presentó una iniciativa bipartidista que obligará al HHS a que asuma la responsabilidad de cuidar a los menores migrantes, aun si ya no los tiene en custodia.
El vocero de HHS, Caitlin Oakley, aseguró que estos niños no están perdidos, simplemente  los tutores no pudieron ser contactados cuando se hicieron las llamadas. Mientras, el asesor político de la Casa Blanca Stephen Miller, descalificó al diario neoyorquino. Explicó que la situación caótica que se vive es culpa de la política adoptada por la administración del presidente, Barack Obama (2009-2017), con los inmigrantes indocumentados.
La cifra ofrecida por la HHS ante el Congreso no exhibe el número real de menores que se encuentran en las mismas circunstancias. Para darnos una idea es necesario revisar los datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos que indican que entre octubre y abril aprehendieron a un total de 26.001 niños.
Las cosas podrían empeorar para estos niños el presidente estadounidense Donald Trump, quiere endurecer las leyes migratorias contra ellos. ¡Que más da, son los niños de nadie!

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