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OPINIÓN // Reforma educativa; el flanco perfecto de polarización.

Por Javier Lozano.

El tema central de esta semana, ha sido la publicación del memorándum presidencial, que pone fin al contenido que fue modificado en materia educativa desde el pasado 2013, el cual, se gestó en la anterior administración federal, gracias al trabajo operativo que incorporaba a la dirigencia del SNTE, y al bloque que se constituyó en el llamado “pacto por México”, así como a las recomendaciones de algunos organismos internacionales. La reforma educativa fue una de las promesas de EPN en su plan sexenal, que incluía entre otros, una serie de acciones para su funcionamiento a través de los cambios al artículo 3 ° constitucional.

No es un tema novedoso; la reforma educativa ha sido un mecanismo de múltiples luchas, que se han intensificado en marchas, manifestaciones y acciones que inclusive se han materializado en detenciones y pérdida de vidas: cuando el gobierno federal lanzo una ofensiva feroz que incluía el uso de la fuerza pública. El choque se protagonizó entre integrantes de la coordinadora nacional de trabajadores del estado, y las instituciones de seguridad publica comandadas por el ex-secretario de gobernación Miguel Angel Osorio.

La premisa que estableció los diversos episodios, cimentaron una serie de debates, análisis y reflexiones del tema entre la sociedad, y por supuesto de la base sindical del gremio disidente; lo cierto, es que la reforma educativa fue uno de los grandes temas excluyentes en lo que respecta al contenido implícito. No se sometió al debate y a la opinión de expertos en el rubro; hizo falta realizar un diagnóstico de aquellas necesidad que merecían más atención debido a la inviabilidad del núcleo instruccional; así mismo, se erradico por completo, la ejecución de asambleas o foros para departir el tema y ponderar propuestas de los actores que viven en la acción, los elementos que afectan su desempeño.

La columna vertebral de la reforma educativa, establecía tres ejes; recuperar la rectoría que en teoría estaba en manos de los sindicatos, realizar una evaluación que estimara las habilidades y competencias, así como mejorar la calidad de la educación, que en la vía de los hechos representaba el reto mayúsculo. El devenir de estas acciones, fueron producto de algunas recomendaciones de organismos internacionales como la OCDE; sin embargo en el terreno de la práctica, eran traducidas a elementos que ignoraban las principales necesidades y carencias del campo, y una ignominia para la cordinadora nacional de trabajadores de la educación

Pero el epicentro central de este tema, se ha dado en el terreno político y social; desde que el documento fue publicado en el periódico oficial de la federación para entrar en materia vigente, son constantes las actividades sindicales que incluyen paros, marchas, mítines y amparos por la ineficiencia que representa en ciertos sectores.

La reforma educativa constituye un flanco perfecto para entrar en materia de debate; invariablemente de que exista o no la violación a la constitución, este ejercicio ha seducido a muchos actores políticos y gobernadores, que lo materializan: como un factor para polarizar el tema y la agenda pública. En lo que respecta a nuestro estado, el gobernador hizo un pronunciamiento; dijo “que ellos respetaran y mantendrán vigente los lineamientos de la reforma educativa”; sin embargo, en la vía de los hechos, desafortunadamente no se ha traducido ningún cambio sustancial. Prácticamente en 6 años que tiene validez esta modificación, la educación se ha agudizado; se ha ignorado las principales carencias que tiene nuestro estado; se generan intentos y proyectos que han ido a parar a los mismos malos resultados.

Entonces ¿para qué implementar estas acciones si no han rendido frutos? Es evidente que se tiene que trabajar en un nuevo proyecto educativo; un desarrollo que fusionen todos los elementos que requiere para construir el hilo conductor de la mejora; no de la calidad; de donde obtenemos esta calidad, si aún carecemos de escuelas; como edificamos esa excelencia si prácticamente se ha erradicado un plan integral; como perfeccionamos si existe una barrera tremenda entre el gobierno y los sindicatos.

Ha comenzado una nueva campaña propagandística de este tema; esperemos que no exista el encono político. Se requieren hechos de inmediato. Se necesita una sensibilidad de la autoridad gubernamental, no las estrategias tradicionales de simulación. Esta es una pequeña radiografía del mapa político y educativo; en la práctica existe un profundo vacío del ejercicio; jamás debe ser un motín político, hay actores, organizaciones y sociedad en general que queremos ver una nueva cultura educativa; para que esto suceda, hemos repetido que debe existir un acompañamiento y seguimiento de todos los actores que intervienen en esta concepción.

Bienvenida sea toda la ayuda del gobierno federal entrante; la nómina magisterial que estará en manos de la secretaria de educación pública, representará en la vía de los hechos, un avance importante. Entonces, la responsabilidad del estado aumenta; el creciente abandono educativo, mejorara a través del vínculo entre los distintos órdenes de gobierno, que se verá reflejado en recursos públicos para organizar y planear, una plataforma educativa integral, y no, un factor de polarización social y político en nuestro estado.

Finalmente, se pretende un nuevo curso que alimente el rubro educativo; romper o no con los lineamientos constitucionales da practicamente lo mismo. Con o sin reforma el desarrollo ha seguido igual. Los responsables de gestionar las políticas de este ejercicio, han hecho caso omiso; nada novedoso, ni mucho menos innovador. El sistema educativo requiere una transformación de forma y de fondo. Mientras su desinteresada actividad no genere suspicacia, seguirá siendo un artefacto prostituido para dividir mas a la sociedad.

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