Raúl López Téllez
A 100 años del nacimiento del Partido Comunista Mexicano (PCM), disuelto en 1981, al momento no hay una fuerza en el país que “reorganice” y aglutine a los comunistas, idea que aunque parezca utópica “no es descabellada” en un país “totalmente militarizado”, señaló el investigador Enrique Semo, quien fuera militante del PCM.
Participante en el auditorio de la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana en un foro sobre el centenario del PCM, Semo destacó la vigencia de 200 años del marxismo como movimiento social y que hoy se expresa en varios movimientos en América Latina –que en el caso de México definió como una “insurrección electoral” que empoderó a Andrés Manuel López Obrador-, realidad que “exige un pensamiento revolucionario”, se carece del mismo y no hay un referente en el país que recoja las banderas comunistas.
Semo, comentó previamente Jaime Hernández Díaz –quien fuera militante en el estado en la década de los setenta-, estaba contemplado para su incorporación como profesor de tiempo completo en la Facultad de Altos Estudios que propuso el rector Eli de Gortari, pero la misma se frustró por las movilizaciones en 1966 que sacudieron a la Universidad Michoacana e interrumpieron el proyecto. “Guía académico” e “investigador comprometido”, fueron los calificativos que le prodigó el ex rector, quien celebró que el centenario hubiese congregado en el lugar “no a viejos, sino a antiguos comunistas”.
En su intervención titulada “¿Qué es el comunismo hoy?”, el docente de la UNAM y autor de Historia del capitalismo, entre otras obras, señaló que desde su disolución en 1981, cuando Valentín Campa firmó como dirigente histórico el acta de disolución del PCM para iniciar un proceso de fusiones, el socialismo en México se ha mantenido “con altas y bajas”. Desde su participación en movimientos agrarios postrevolucionarios, en la lucha del magisterio y los ferrocarrileros de los años 30 y 40, y sus incursiones en los años 60 en las universidades con el punto más alto representado en el movimiento estudiantil de 1968, a partir de sus fusiones en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y Mexicano Socialista (PMS), se diluyó la presencia comunista en el país. A casi 40 años del hecho, señaló al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, entre las varias organizaciones que en el país mantienen al marxismo leninismo como sus ejes de acción.
Luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989 y de la posterior disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y que representó la caída del “socialismo realmente existente”, Semo señaló que se dio una virulenta propaganda en contra de las tesis comunistas, con militantes que se refugiaron en la nostalgia mientras “otros cayeron arrepentidos en los brazos del neoliberalismo”.
Atrás de esa “virulenta propaganda”, dijo, el comunismo “es un movimiento social con 200 años de existencia; negado, siempre resurge”, al considerar su vigencia inherente a la del capitalismo y que se expresa en vertientes como la lucha de las mujeres, de los ambientalistas, de los pueblos indígenas. Atrás de los “negocios del fracaso”, como calificó a las revoluciones informática y robótica, además de un pensamiento conservador en boga, “la historia se ha vuelto a poner en marcha” con el renacimiento del pensamiento marxista y aludió a los casos de Chile, Bolivia, Ecuador, al igual que dijo que el término de clase social, “es un concepto libresco que no existe en la realidad contemporánea”.
En el caso de México, dijo que el surgimiento del PCM en 1919 no puede explicarse sin la Revolución Mexicana. En la actualidad dijo, no ve ninguna fuerza política que “reorganice” la tarea de los comunistas mexicanos, donde cabe preguntarse “si el concepto tiene vigencia para una época muy diferente” y si puede volver a encabezar demandas sociales, idea que calificó, “puede parecer utópica, pero no descabellada” en un país “totalmente militarizado” y con el riesgo de un conflicto bélico latente al enfrentar al narcotráfico y en el que los medios se han convertido cada vez más en instrumentos de “dominio sobre el descontento” a través de la manipulación.
No es descabellado pensar en reorganizar a los comunistas en México: Enrique Semo
