Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Las imágenes parecen una película de fantasmas, pero se trata de la más estricta –y terrible— realidad.
La pandemia del COVID-19 ya ha permeado a varios países de América Latina. Sin embargo, parece haberse ensañado especialmente con Ecuador. En la nación tropical ha aumentado a niveles alarmantes el número de infectados y fallecidos con esta nueva cepa de coronavirus, y además las autoridades y servicios de salud no dan abasto.
A las imágenes de ciudades vacías y hospitales colapsados se suman en los últimos días miles de videos y testimonios sobre personas desplomándose a vista y paciencia de todos, muriendo en las calles, o simplemente cadáveres que nadie retira.
La realidad más grave ocurre hoy en Guayaquil, la capital, en donde los servicios funerarios colapsaron y los habitantes optaron lisa y llanamente por quemar los cuerpos en las calles.
En América Latina, Ecuador se sitúa hoy en el segundo lugar en cuanto a contagios y muertes después de Brasil. Pero la población ecuatoriana es doce veces menor que la brasileña, y su territorio 30 veces menor.
Ni siquiera la prensa se mantiene neutral ante las circunstancias.
¿Por qué el país se ha visto tan afectado?
“Se trata de una suma de varios factores”, indicó esta semana Esteban Ortiz, epidemiólogo ecuatoriano de la Universidad de las Américas, a la cadena BBC. “Pero el principal es que en Ecuador no hemos seguido con rigor estricto todas las medidas que se deben tomar para afrontar una emergencia de esta magnitud. Ni tampoco las personas han hecho caso de las observaciones del gobierno”.
Es decir: la desidia. La misma que enfermó gravemente a países enteros como España o Italia.
CRÍTICAS AL GOBIERNO
Para hacer frente a la oleada de muertos y enfermos el gobierno del presidente Lenín Moreno inició un toque de queda ampliado que comenzó a regir este miércoles. En la práctica, significa que nadie puede salir a la calle excepto en situaciones y con permisos muy específicos.
Pero esa ausencia de gente en las calles, incluido personal oficial, al parecer no ha hecho más que agravar las cosas.
“Mi tío murió el 28 de marzo y nadie viene a ayudarnos” cuenta Jésica a la BBC. “Los hospitales le decían que no tenían camillas y él falleció en casa. Llamamos al 911 y nos pidieron paciencia. El cuerpo sigue ahí, en la cama donde falleció”.
Otros testimonios coinciden con esa macabra versión.
“La crítica era que al llamar al 911 nadie daba solución, y los cuerpos se descomponían por dos y hasta cuatro días de espera”, aseguraron otros habitantes al periódico mexicano El Universal.
Mientras tanto, el presidente Lenín Moreno está en el centro de la polémica ante la deficiente política. En redes sociales muchos contrastan su indolencia con la energía que mostró en su momento el expresidente Rafael Correa, quien regresó de una gira en Europa para ponerse al frente de las labores tras el terremoto del 2016. En últimas horas, incluso, pobladores y la propia alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, denunciaron que Moreno deja abandonados cadáveres por coronavirus. Pero otros sectores la responsabilizan a ella misma de ser parte del problema.
En respuesta, en horas recientes el presidente solo pidió a la prensa de toda Latinoamérica “no hacerse eco de las noticias falsas que tienen clara intencionalidad política”.
En lo que todos coinciden es en que hay un caos generalizado. En sus redes sociales, el concejal de Guayaquil Andrés Guschmer aseguró que el panorama hasta el martes en la noche era “desolador”.
En cuanto a las cifras duras, Solo en Guayaquil hay 1 mil 615 infectados y 52 muertos. Los números superan al de muchos países, pero aún permanecen bajo países como Brasil o Chile.
¿De dónde, entonces, la crisis? Al parecer, y sin pretender una explicación definitiva, lo que ocurre hoy en Ecuador es a causa de un virus mucho mayor y que a esta altura ya resulta ser endémico de América Latina: la falta de planificación.
Con información de BBC Mundo, El Universal, La Tercera y El Mostrador.