Por: Humberto Urquiza Martínez
En el último mes y medio, la centralidad política se ha enfocado en la pandemia y evitar que los contagios aumenten. No hay institución pública o privada que no esté apuntada en atender, en diversas formas, los efectos del COVID-19. Casos como los Congresos federal y locales, Ayuntamientos, órganos autónomos, ha suspendido plazos, reduciendo al mínimo las actividades, inclusive en algunos casos, prácticamente se han paralizado. Destaca el caso del INE y las elecciones en Coahuila e Hidalgo, en donde, de forma polémica y con fuertes matices de inconstitucionalidad, se suspendieron los procesos electorales, ello sin medir los efectos políticos que tendrá.
En la misma tesitura, se encuentran los partidos políticos y diversos líderes en cada uno de ellos. Sin embargo, la cercanía con el inicio del proceso electoral para el mes de septiembre, prácticamente en 4 meses, hace obligado que los actores políticos comiencen a construir escenarios para el arranque del proceso.
En el caso de Michoacán, existen diversos elementos que hacen que los diversos agentes políticos aprovechen la pandemia para los fines electores, o estén reencauzando la estrategia para cuando las actividades políticas puedan seguir. Las variables que se deben de tomar en cuenta, van desde el hecho de que se renovará la gubernatura, pasando por la situación del perredismo que, cuyo último bastión es Michoacán, así como por el conflicto entre el Presidente de la República y Gobernador, hasta la fuerte influencia cardenista en el Estado. Ello más otros elementos, hacen que los partidos y liderazgos estén trazando ya, seguramente, sus estrategias para alcanzar el poder local.
La distracción pública a raíz del COVID-19, es un escenario no previsto en los escenarios políticos para diversos personajes, pero que les puede favorecer, en virtud del replanteamiento de sus estrategias; pero no todos los casos son así, el escenario actual está perjudicando la posición de algunos actores que antes de la pandemia ya están perfilados en la contienda.
Sin duda que hoy, las funciones ejecutivas, como Presidente de la República, Gobernador y Presidentes Municipales, son las que han estado en la palestra política, por lo que dependerá de su habilidad para alcanzar buenos dividendos políticos dentro de la contingencia, sean personales o de grupo.
En el caso de aquellos cuya función política no está vinculada a áreas de atención al virus, están relegados con el riesgo de bajar en las preferencias. Por ello, no dudemos que, en las siguientes semanas, se empiecen a mover algunos de esos actores cuya función no está siendo de primer impacto público, generando acciones directas o indirectas en medios de comunicación para no perder el posicionamiento.
Sin embargo, el gran reto frente al proceso electoral, es ver la habilidad de cada político interesado en un espacio de poder, ya que la vida al paso de la etapa 3 no será la misma y, por tanto, las condiciones sociales, económicas y políticas sobre las cuales se iniciarán los trabajos preparatorios para la batalla por el ejecutivo local, requerirá de las mayores y más innovadoras visiones, estrategias y habilidades políticas para salir adelante. El entorno será complicado y las condiciones políticas de cada partido serán determinantes para saber quién podrá ser candidato de cada instituto político. Pero en el caso de Michoacán, no solamente pesan las realidades de cada organización política, sino el interés de liderazgo michoacanos encumbrados en la federación, que, sin duda, intervendrán en el proceso político.
