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Pobres y enfermos: en México, el COVID-19 mata más a los que tienen menos

Metapolítica

Morelia, Michoacán.- El COVID-19 es una enfermedad clasista: en México mata más a los pobres. Conductores o ayudantes de maquinaria móvil, empleados del sector público, desempleados, jubilados, pensionados, trabajadores no remunerados y amas de casa son quien más fallecen por la pandemia.

Es el resultado que arroja un estudio elaborado por Héctor Hiram Hernández Bringas, licenciado en Sociología por la UNAM, Maestro en Demografía y Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios de Población por El Colegio de México.

Según su análisis “Mortalidad por COVID-19 en México, notas preliminares para un perfil sociodemogáfico”, los datos “apuntan la existencia de una importante selectividad de la mortalidad por algunas condiciones demográficas y socioeconómicas”. 

Es decir, existe una relación directa entre algunas características de las personas y la muerte por COVID-19.

El análisis —es preciso advertirlo— abarca hasta el pasado 29 de mayo. Sin embargo, constituye un buen indicador de lo que ocurre hasta hoy.

Según advierte el investigador, “en esta nota se recogen las estadísticas de mortalidad del Subsistema Epidemiológico y Estadístico de Defunciones de la Secretaría de Salud Federal, sistema de información que se alimenta de los certificados de defunción expedidos en la República. Los certificados de defunción contienen información sociodemográfica importante de la cual se hace una revisión preliminar en estas notas”.

El estudio—de carácter preliminar, según el propio autor indica— muestra que existen profesionistas estadísticamente inmunes a la pandemia. Es el caso de los funcionarios y directivos, artistas, jefes y mando superiores.

En contraste, ocho oficios concentran a los muertos.

“Casi el 84 % de los muertos por COVID-19 se concentran en ocho categorías de empleo”, dice el autor. “Destacan los no remunerados: amas de casa, jubilados y pensionados, empleados de sector público, conductores de vehículos, profesionales –no ocupados–. Llama la atención en especial la vulnerabilidad entre los que no desempeñan un empleo (no remunerados, jubilados y pensionados, y no ocupados, propiamente dicho), que en conjunto suman 46 % de las defunciones.

“También cabe destacar”, agrega, “el porcentaje de empleados del sector público que han fallecido (11.7 %, que significan 776 defunciones) en un contexto de paralización de actividades. Algunos de ellos corresponden a las defunciones entre empleados del sector Salud”.

Hernández Bringas también resalta que la enfermedad —y la muerte— afecta más a quienes no tienen cobertura médica formal.

“Es notable que más de la mitad de las defunciones ocurrieron en unidades médicas para población abierta (genéricamente denominadas de la ‘Secretaría de Salud’ que pueden ser federales o pertenecientes a las secretarías de las distintas entidades federativas). La población que acude a estos establecimientos, es la que no tiene cobertura médica ligada a un empleo formal.

“Evidentemente”, señala, “se trata de población con grandes carencias. También, cabe destacar, que el IMSS, que da cobertura de salud a más de la mitad de la población nacional, solo ha cubierto el 30 % de las defunciones registradas. En las unidades privadas, no han ocurrido ni el 3 % de las muertes por COVID-19”.

El experto advierte que “aun cuando los resultados presentados son de carácter preliminar, apuntan ya una tendencia en términos del perfil demográfico y social de los mexicanos que sufren y sufrirán la consecuencia extrema de este padecimiento”.

En rigor, el COVID-19 es una enfermedad que trasladan los ricos pero mata a los pobres.

En marzo de este año el periódico La Jornada reportó que “Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, informó de sus dos primeros casos del virus el 20 de marzo. Uno fue importado por uno de sus artistas más exitosos, un cantante de R&B que acababa de regresar de Francia, según el director de salud de Puerto Príncipe”.

Y un mes más tarde, el canal RTVE reportó que en España “Manuel Franco, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alcalá de Henares y de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos, revela que existe una diferencia de tres veces más contagios en zonas de nivel socioeconómico más bajo que otras que son más ricas.

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