Cobre contra el COVID-19: la histórica oportunidad que podría tener la economía mexicana

Metapolítica

Morelia, Michoacán.- La pandemia de coronavirus ya ha dejado 14 millones de contagios y casi 603 mil muertos en el mundo. Y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varias asociaciones científicas, llegó para quedarse. Rusia ya anunció una posible vacuna, pero distintos países aún buscan las fórmulas que les permitan convivir con la enfermedad.

Y uno de los materiales que ofrece perspectivas más interesantes, según reportó esta semana un análisis de la BBC, es el cobre.

México es el décimo productor de cobre en el mundo. Los estados con mayor producción son Sonora, Baja California Sur, Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco, Guerrero, Querétaro, Hidalgo, y Oaxaca.

De encontrarse una relación real entre el uso de cobre y el combate a la pandemia —algo muy posible—, podría haber una histórica oportunidad para dichos estados.

Por lo pronto, científicos de Estados Unidos, Reino Unido y Chile avalan las interesantes propiedades del cobre.

¿CÓMO FUNCIONA EL COBRE ANTE LAS BACTERIAS?

Según la BBC, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reporta que cada año mueren 700 mil personas por patógenos resistentes a tratamientos. “Si no hacemos nada en tres décadas el número de muertes será diez millones cada año”, señala Gerald Larrouy-Maumus, investigador de enfermedades infecciosas en Imperial College en Londres a BBC Mundo.

El especialista explica que metales pesados como el oro y la plata también son antibacterianos, pero la estructura atómica del cobre le da un poder extra.

“El cobre tiene en la órbita exterior de sus átomos un electrón libre, que puede reaccionar fácilmente. Esta peculiaridad no solo explica por qué el cobre es tan buen conductor, sino cómo ataca a los patógenos en varios frentes”.

Agrega que “los iones o partículas con carga eléctrica del metal, generan en primer lugar una especie de ‘ataque con misiles’ contra la membrana exterior de los microbios, causando rupturas. Y una vez rota esa membrana, los iones destruyen el material genético en el interior del patógeno”.

En síntesis, el cobre genera radicales libres que dañan el ADN o el ARN de las bacterias o virus y les impiden replicarse, que es la fórmula básica de sobrevivencia de dichos agentes.

El cobre ha sido usado durante miles de años, pero los microorganismos aún no han podido desarrollar estrategias para defenderse. La razón es justamente ese “ataque en varios frentes”, explica el director del programa de microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (país que es el mayor productor de cobre en el mundo) Roberto Vidal.

“El cobre daña a las bacterias antes de que puedan generar resistencia y reproducirse pasando esa resistencia a la siguiente generación”, afirma. Y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos le da la razón: en distintos momentos ha registrado numerosas aleaciones de cobre como antimicrobianas.

La BBC también cita a Michael Schmidt, investigador de la Universidad Médica de Carolina del Sur, quien comparó la presencia de bacterias en dos tipos de camas en unidades de cuidado intensivo en tres hospitales: con superficies de plástico y con superficies de cobre.

“En promedio, las camas de cobre albergaban un 94% menos de bacterias que las de plástico, y se mantuvieron a ese nivel bajo de riesgo durante toda la estadía de los pacientes en el hospital”, señala Schmidt.

¿Y respecto del COVID-19?

“Un estudio publicado en marzo por en el New England Journal of Medicine por la Universidad de Princeton, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. y otros centros, comparó cuánto dura el virus en distintas superficies y mencionó específicamente al cobre.

El estudio señala que el virus del COVID-19 permanece viable durante 3 días en superficies de plástico y acero inoxidable. Pero en el caso de superficies de cobre, en cambio, no se hallaron partículas viables de SARS-CoV-2 después de cuatro horas”.

Bill Keevil, de la Universidad de Southampton en Reino Unido, afirmó que “en nuestro trabajo con el SARS-CoV-2 hemos encontrado que el cobre inactiva el virus en menos de una hora”.

EL COBRE EN MÉXICO

En la actualidad México es el décimo productor de cobre en el mundo.

“En México se tienen registros que el cobre se tuvo y empleó en lo que hoy es el Estado de Michoacán, pero también se tienen datos que había minas prehispánicas en el estado de Guerrero”, explica la página https://mexicominero.org/.

Señala que el cobre es un metal característico por su color rojizo y con tonalidades brillantes, es maleable, dúctil y el mejor conductor de electricidad entre los metales no preciosos.

Y agrega que por su capacidad de aleación con otros metales también resulta muy útil, y de esa misma manera se usa en distintas elaboraciones que requieren estar libre de bacterias.

“Algunos de los nuevos usos del cobre van desde calcetines hasta equipamientos médicos. Los calcetines para diabéticos tienen un diseño diferente: la fibra con cobre cubre todo el pie para protegerlo de hongos y otras infecciones.

“Otro uso es en antifaces y fundas de almohadas ya que se demostró que podía reducir las arrugas, devolver la tonalidad de la piel y, en el caso de las almohadas, evitar la proliferación de ácaros. Y otras aplicaciones en lo que se emplea ese metal es en colchones y filtros, así como en productos de látex, como preservativos y guantes”.

Según la página, “el cobre ayuda al sector productivo ya que patógenos que afectan a plantas y peces de interés comercial también han mostrado ser endebles al metal, de modo que es posible generar desarrollos en el área de la agricultura o piscicultura que protejan los productos y contribuyan a mantener su calidad”.

En la actualidad el cobre es el cuarto metal que más se produce en México, y Sonora el estado líder con más del 85% por ciento de la producción total, seguido por Zacatecas y San Luis Potosí. “Esto ha permitido que nuestro país se encuentre entre los 10 países con mayor producción de cobre”.

Y en este contexto, el coronavirus podría abrir una nueva e insospechada puerta a la economía mexicana.