Valle de México: un escenario perfecto para el COVID-19… y la muerte

Metapolítica

Morelia, Michoacán.- 22 millones de habitantes. Una lucha diaria por la sobrevivencia. 60 municipios, y una variedad demográfica inabordable… Eso es la zona metropolitana del Valle de México: un caldo de cultivo perfecto para el COVID-19.

Una realidad que se repite casi con calco en las capitales más grandes de América Latina.

Los casi 10 mil km2 del valle de México —incluida la zona conurbada entre Ciudad de México y el Estado de México— con difusos límites sociales, culturales, demográficos y económicos, hacen complejo el combate a cualquier pandemia.

Pero según el último reporte de la Secretaría de Salud (actualizado hasta el 29 de julio), también genera una realidad evidente:

El COVID-19 es una enfermedad clasista que ataca mucho más a los más pobres.

Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Nezahualcóyotl y Ecatepec son hoy los municipios más afectados. De los cuatro, los dos primeros tienen algunos de los más altos índices de pobreza (35% y 28,4%), según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). En el caso de Neza, mantiene la mayor densidad poblacional en el país (17 mil 537 personas por km2).

El COVID-19 es una enfermedad clasista que ataca mucho más a los más pobres. Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Nezahualcóyotl y Ecatepec son hoy los municipios más afectados.

La pandemia llegó a Ciudad de México a fines de febrero. Los principales transmisores fueron viajeros acomodados que llegaron del extranjero. Pero de ahí en más la pandemia se multiplicó. Y no precisamente en los barrios acomodados de esos mismos viajeros, sino en las colonias populares atestadas de personas y en las cuales la distancia social es una quimera.

La incertidumbre —o lo que es lo mismo, la falta de certezas a la hora de tratar la pandemia— también hizo lo suyo. En junio la gobernadora Claudia Sheinbaum inauguró el sistema del semáforo epidemiológico, que implicó reapertura de comercios no completamente de primera necesidad.

La pandemia se multiplicó no precisamente en los barrios acomodados, sino en las colonias populares atestadas de personas y en las cuales la distancia social es una quimera

Y el problema es visible. Apenas tres días atrás Sheinbaum admitió que en últimas horas habían bajado las hospitalizaciones en la Ciudad de México, pero aumentó el número de hospitalizados intubados. Y apenas ayer cuestionó abiertamente las instrucciones del semáforo del gobierno federal.

Y mientras tanto, la Ciudad de México y el Estado de México acumulan el mayor número de muertes por la pandemia de COVID-19. Entre ambos suman el 32.47% del total de fallecidos.

“El confinamiento es un concepto burgués” decía apenas en mayo de este año el sociólogo francés Hamza Esmili a la BBC. “La idea es que todos tengamos una casa individual, un poco burguesa, en la que podamos refugiarnos cuando haya una pandemia o un desastre natural.

“El confinamiento es un concepto burgués” decía apenas en mayo de este año el sociólogo francés Hamza Esmili a la BBC.

“Pero lo que veo en los barrios pobres no es para nada eso. Existe una realidad rodeada de condiciones insalubres, pero no solo eso. En este tipo de barrios, hay casas en las que viven cuatro o cinco personas por habitación, por ejemplo. También hay viviendas que no son habitables, en las que no puedes quedarte todo el día, porque prácticamente el espacio no se presta para ello”.

Y el Valle de México, rebosante de viviendas no habitables, casas en las que viven cuatro o cinco personas por habitación y en las cuales es imposible permanecer todo el día, es el escenario perfecto para el COVID-19… y su carga de enfermedad y muerte.

Imagen principal: Cultura Colectiva