Héctor Tapia
Ya comenzó a acelerarse el desgrane del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Michoacán. Poco a poco el partido se va desfundando.
Al principio sonó en Morelia con la salida de Jesús Reyna e integrantes de su equipo político, ahora bajo el nombre de Grupo Crisol, aspecto que se desestimó en cierta medida; pero eso sólo fue el inicio en este proceso electoral.
Ya en varias regiones del estado ha comenzado el éxodo. El por qué, es sencillo establecerlo: no están conformes cómo se viene configurando el llamado Equipo Por Michoacán.
En menos de una semana cuadros distintos emanados del PRI se han sumado a otros proyectos, a otros partidos, para este proceso electoral.
Unos se fueron con el Verde y otros con el Partido del Trabajo, dos institutos políticos emergentes que elección tras elección vienen ganando espacios en la vida pública y política de la entidad.
El PT anunció hace unos días que cuadros políticos del PRI en tierra caliente se suman al proyecto petista, que irán en coalición con Morena, hay que apuntarlo.
Por otro lado, el Verde Ecologista anunció también que cuadros del tricolor, de Madero fundamentalmente, se sumarán al proyecto que encabeza Juan Antonio Magaña de la Mora, precandidato a gobernador por el verde. Se espera que en próximas fechas también se sumen priistas de Apatzingán.
De manera paralela las inconformidades del priísmo michoacano crecen en varias partes del estado, como Zitácuaro, donde liderazgos encararon al dirigente estatal y remarcaron que no están de acuerdo en que la candidatura a la alcaldía haya quedado en manos del PRD, y que encima de eso a quien se vaya a impulsar sea a Antonio Ixtláhuac Orihuela, ex priista, quien renunció a su partido en octubre del 2019 para incursionar en la “aventura independiente” que le duró poco, por cierto.
Este escenario apunta a replicarse con mayor fuerza en varios distritos y municipios donde dicen tener mayor presencia que el PAN y el PRD, con quienes van en candidaturas comunes.
Ahora, también hay expectativa todavía sobre el comportamiento que tengan aspirantes a la gubernatura por ese partido; todo parece indicar que la gran mayoría de los perfiles que levantaron la mano y aparecieron en las mediciones ya “se aplacaron”, pero queda uno, Valentín Rodríguez, quien fue claro que estaba firme en ser el candidato de esta alianza electoral.
Por si fuera poco, hay un silencio sepulcral de parte de la dirigencia estatal del PRI sobre las características que va teniendo la alianza electoral con el PRD y el PAN, quienes también han hecho mutis frente a todos los jaloneos que se han desatado por la distribución de municipios y distritos entre la alianza, así como las configuraciones que se han ido acordando, hasta el momento.
También el PAN y el PRD libran batallas internas que por el momento no se han ventilado, pero irán apareciendo con mayor fuerza conforme se vayan definiendo o ventilando los acuerdos.
Por el momento, si bien hay avances importantes, el silencio, y los acuerdos existentes hasta ahora, están provocando una oleada de incertidumbre que se incrementa conforme más silencio haya al respecto.
