Héctor Tapia / Metapolítica
Pareciera que todo está dicho en el PAN Michoacán. Y aunque ya tienen a sus candidatos y candidatas, no todo es lo que parece. Es decir, algo pasa en el partido que de entrada pone en duda de manera anticipada los resultados que se obtendrían en algunas candidaturas.
Las decisiones en torno a cuando menos dos postulaciones dejan ver falta de cohesión, falta de respaldo, y esto deja ver que no están del todo contentos. Cuando menos esa es la lectura entrelíneas.
Son dos hechos que aislados pareciera no tener significado; pero juntos ofrecen un panorama mucho más amplio y deja ver un mensaje claro: pese a los acuerdos, las mayorías, representadas en la Comisión Permanente, y en la misma militancia, no están del todo de acuerdo con dos candidaturas, que, con todo y molestia manifiesta, no les queda más que “apechugar”.
La primera se dio a la hora de elegir al ahora candidato Alfonso Martínez Alcázar, quien se registró en el proceso interno de Acción Nacional (PAN), registro único, hay que apuntar, por la candidatura a la alcaldía de Morelia, la cual de acuerdo a la convocatoria se libraría vía “voto de la militancia”.
Cierto, al ser el único que se registró, la jornada electiva sólo serviría para “medir” el nivel de aprobación interna del perfil; y mientras en otros municipios, las candidaturas que pasaron por el mismo proceso recibieron un respaldo de la militancia estimado del 90% en promedio, para el caso de Martínez Alcázar fue apenas de un 10%, aproximadamente.
La otra candidatura que definió el PAN Michoacán que pasó por algo similar, fue la definición de la ex legisladora Andrea Villanueva Cano, como candidata al Distrito 11 con cabecera también en Morelia. Sólo como apunte, este distrito lo jugará en candidatura común con el PRI, y que le toca encabezar al blanquiazul.
Esta candidatura se definió vía Comisión Permanente, que integraron en sesión 28 panistas; de estos, 5 estuvieron a favor de la candidatura de Villanueva Cano, mientras que 23 se abstuvieron a votar.
Esos 23 pudieron rechazarla, y con ello “echar abajo” la candidatura de la panista. Pero no, prefirieron abstenerse. Con ello mandan, a interpretación de este columnista, un mensaje que no es menor, aunque tampoco modifica la geografía de candidaturas definidas sí da a entender algunos aspectos, como el hecho de que posiblemente no sea acompañada del todo por la mayoría de su partido a esta contienda.
En ambos casos, en ambas candidaturas, la de la alcaldía de Morelia (donde el PAN va con el PRD en candidatura común), como en la de la diputación del Distrito 11, la lectura es a misma: se cumplió con el ordenamiento de Marko Cortés de impulsar a dos perfiles que si bien no se les rechazó la candidatura correspondiente tampoco tienen el respaldo total del partido.
Lo que está por verse es si ya con la postulación, en el transcurso de la campaña que está por venir, logran superar esas diferencias internas, y salir unificados; o si habrá voto de cruzado y castigan a sus candidatos que dan a entender se les impusieron; o, también cabe la interpretación, habrán de dejarlos por la libre y los panistas se quedan de “brazos caídos” ante esas dos candidaturas.
Las dos postulaciones son ya un hecho, y sólo les falta el registro oficial ante el Instituto Electoral de Michoacán (IEM). Sólo quedan estas últimas interrogantes, y la adicional de ¿cuál es el mensaje que quisieron dar?. Qué resultará ante esto desde las oficinas de la Colonia del Valle, en la Benito Juárez.
