Jacques Coste
Como ya todos sabemos —y hasta nos hemos cansado de escuchar—, este domingo 6 de junio se celebran las elecciones intermedias, en las que se disputan 15 gubernaturas, 30 congresos locales, casi dos mil ayuntamientos y los 500 asientos de la Cámara de Diputados.
Si bien el día en que los ciudadanos salimos a votar es el momento estelar del proceso electoral, éste no se puede dar por concluido hasta que queden zanjados varios asuntos adicionales en los días y semanas posteriores al domingo 6.
En primer lugar, hay varias carreras electorales cerradas, que se definirán por un margen muy estrecho, por lo que difícilmente conoceremos al ganador definitivo el mismo domingo y, cuando el triunfador se defina, la ventaja sobre el segundo lugar será mínima. Tal es el caso de Campeche, San Luis Potosí y Sonora, a nivel gubernaturas, o de Guadalajara y Miguel Hidalgo (en la CDMX) a nivel de ayuntamientos. Lo mismo ocurrirá en diversos distritos locales y federales en varias entidades.
Si a esto le añadimos el clima de polarización que impera en el país, la desconfianza de Morena en las autoridades electorales y el historial del presidente López Obrador de no reconocer resultados adversos, entonces tenemos un caldo de cultivo propicio para que se gesten conflictos poselectorales, proclamas de fraude, desconocimiento de resultados y litigios ante tribunales electorales, que pueden derivar, incluso, en la anulación y posterior repetición de algunas contiendas.
En otras palabras, podríamos estar frente a las elecciones más conflictivas, polarizadas, litigiosas y judicializadas de la historia. Esto puede derivar en una peligrosa sobrecarga de trabajo para las autoridades electorales y en un ambiente político sobrecalentado.
Otro asunto que no se definirá el día de la elección será la conformación de la Cámara de Diputados. Se corre peligro de que algún partido logre tener una sobrerrepresentación en el Congreso por medio de una maniobra política similar a la que empleó Morena en 2018.
Esto es particularmente riesgosos y probable, puesto que no luce factible que el INE cuente con las herramientas y las facultades suficientes para impedir que los partidos engrosen sus filas en el Congreso por medio de distintos artilugios —algunos tan mexicanos como el nopal—, tales como el “chapulineo” entre bancadas, el uso de partidos satélite, la cooptación, distintos tipos de negociaciones y el aprovechamiento de vacíos legales.
Otro aspecto importante que habrá que revisar después de la jornada comicial es la posible reforma electoral que ya han amenazado con lanzar el presidente López Obrador, Ricardo Monreal y otras figuras importantes de Morena.
En el mejor de los casos, esta reforma podría ser de corte personalista, con el objetivo explícito de recomponer el Consejo General del INE para deshacerse de los consejeros Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, quienes son los blancos principales de la animadversión morenista. En un escenario pesimista, la reforma podría refundar al Instituto Electoral para convertirlo en un órgano menos autónomo, lo que facilitaría la mayor injerencia del gobierno en las elecciones.
Por último, se espera que, sea cual sea el resultado de los comicios, la polarización política se exacerbe luego del día de las votaciones, lo cual dificultará aun más la labor de los tribunales, que tendrán que dirimir las impugnaciones que se les presenten en un ambiente álgido y poco propicio para la labor judicial-electoral.
Así las cosas, estas elecciones pondrán a prueba la solidez del andamiaje institucional electoral de México. Las autoridades electorales tendrán que emplear a fondo sus capacidades y sus aptitudes. Incluso, vivirán situaciones inéditas hasta ahora, como el posible embate desde Palacio Nacional.
Además, tras el domingo 6 de junio, los ciudadanos nos mantendremos en la incertidumbre respecto a varios asuntos que no se definirán en las urnas, sino en los tribunales y en negociaciones políticas.
Prepárense. Se avecinan meses turbulentos en la política nacional.
Jacques Coste es consultor político, ensayista e historiador.
Twitter: @jacquescoste94