Por René Chávez
El Puerto de Lázaro Cárdenas pugna por más cargas; quiere aumentar su negocio y tiene con qué lograrlo, para lo cual uno imagina que el gobierno mexicano estaría haciendo todo lo posible por facilitarle su capacidad de competir y restarle obstáculos en el camino, como el que ahora le representa la grave y dañina práctica de los bloqueos a su conectividad ferroviaria.
Y uno no puede evitar observar cómo es que otros puertos se saturan de cargas, como ocurre con el puerto chino de Ningbo, uno de los de mayor actividad del mundo, donde el contagio por COVID-19 de uno solo de sus trabajadores determinó el cierre parcial de una de sus terminales, la de Meishan, que ahora casi ha puesto en jaque a toda la cadena logística portuaria.
Y ahí está el caso de los puertos de Los Ángeles y Long Beach, en California, que rompen marcas de barcos atracados en sus muelles y fondeaderos que permanecen llenos en espera de se atendidos.
Informes de la actividad portuaria en América del Norte indican que el pasado 13 de agosto hubo un total de 125 embarcaciones entre atracadas y a la espera en alta mar en la Bahía de San Pedro, que da entrada a los citados puertos de California.
En tanto, y como parte de su recuperación económica, el gobierno de Canadá anunció dos proyectos diseñados para mejorar sus puertos industriales, para lo cual ese país invierte en mejoras en sus corredores comerciales y de transporte, como aeropuertos y el sistema ferroviario canadiense.
Las inversiones en los puertos canadienses incluirán Vancouver, el puerto más activo de Canadá y una puerta de entrada clave para el comercio asiático y en la costa este el puerto de Saguenay, que sirve a la región industrial de Saguenay-Lac-St-Jean en la cabecera del fiordo de Saguenay.
Después de una rápida mirada al entorno portuario mundial, uno regresa a poner de nuevo la atención sobre el Puerto de Lázaro Cárdenas, para caer en la cuenta de que no merece lo que le ocurre ni merece estar tan solo en el concierto del mercado marítimo mundial.
Hace unas horas apenas que comentábamos cómo es que lamentable y progresivamente se apagan las voces que estuvieron pugnando recientemente por darle solución a la práctica de los bloqueos ferroviarios en Michoacán, una moda de manifestación que equivale a estarse apuñalando uno mismo.
