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#OPINIÓN // Sociología electoral de las elecciones extraordinarias

Como parte de la etapa de calificación de las elecciones del pasado 6 de junio, el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán ha resuelto prácticamente todo lo relativo a las elecciones de Ayuntamiento, Diputaciones locales y Gubernatura, con algunos ajustes en casillas anuladas y regidurías permutadas, pero nada de fondo.

Sin embargo, el caso de la Sala Regional Toluca del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación no ha sido propiamente en la misma lógica jurídica y política. Dicha sala federal anuló la elección del distrito federal de Zitácuaro en la que había ganado la candidata del PT-Verde, y a quién la Sala Superior le reintegró el triunfo. Posteriormente, dicha sala electoral anuló la elección de Ayuntamiento de Maravatio y la distrital de Tacámbaro, mismas que todavía no han sido revisadas por la Sala Superior. Y a un voto estuvo de anular la elección de Ayuntamiento de Uruapan.

De todo ello podemos concluir que la Sala Regional ha sido muy “escrupulosa” –no necesariamente en términos jurídicos– en la revisión que está haciendo de las diversas elecciones.

Pero más allá de esas resoluciones y lo que pueda suceder con la Sala Superior, es claro que las elecciones extraordinarias han sido un factor frecuente en los últimos cinco procesos electorales en Michoacán, con excepción de 2017-2018, en el que no hubo elecciones extraordinarias.

A partir de ello, vale la pena hacer una revisión desde la perspectiva de la sociología electoral de los procesos extraordinarios que hemos tenido en Michoacán desde 2005 y hasta 2015.

En 2004, con las elecciones ordinarias en el municipio de Tumbiscatío, el partido que ganó fue la fórmula del PRD, sin embargo, se anuló la elección de Ayuntamiento y se convocó a elecciones extraordinarias en 2005, de las cuales el PRD volvió a ganar.

En 2007, con las elecciones ordinarias en el municipio de Yurécuaro, el partido que obtuvo el triunfo, fue la fórmula del PRI, sin embargo, las elecciones se anularon y en 2008, producto de las elecciones extraordinarias, el PRI volvió a ganar.

Para el año de 2011, en las elecciones ordinarias en el municipio de Morelia, el PRI obtuvo el triunfo, sin embargo, se anularon y en 2012, en las elecciones extraordinarias, el PRI vuelve a ganar.

Por último, en la elección ordinaria de 2014-2015, en el municipio de Sahuayo obtuvo el triunfo el partido del PAN y en el distrito de Hidalgo el PRD, sin embargo, ambas elecciones fueron anuladas, y producto de las elecciones extraordinarias, el PAN volvió a ganar en el municipio de Sahuayo y el PRD en el Distrito de Hidalgo.

De todo ello se deduce claramente que, ante la nulidad de una elección y las consecuentes elecciones extraordinarias, en todo momento el electorado mantiene el sentido de su voto original plasmado en las elecciones ordinarias.

De cuatro procesos electorales extraordinarios, cuatro de Ayuntamiento y una diputación local, las cosas no cambian en términos de resultados electorales, por lo que, con la anulación que podamos tener en el proceso electoral que estamos por concluir, las cosas podrían no cambiar, aún con una elección extraordinaria, ello, a partir de una visión de la sociología electoral.

Por ello, la justicia electoral puede ir limpiando aquellos aspectos que las autoridades electorales o los propios partidos y candidatos no hicieron bien, pero al final del camino, los resultados serán los mismos.

Humberto Urquiza es exconsejero del IEM y profesor de derecho, historia y sociología de las universidades Michoacana y Latina de América.




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