#OPINIÓN // Reconstruir el sistema electoral

Humberto Urquiza es exconsejero del IEM y profesor de derecho, historia y sociología de las universidades Michoacana y Latina de América.

Humberto Urquiza Martínez

El momento no puede ser más oportuno para replantear, de fondo, el sistema electoral federal y en cada una de las entidades federativas.

Los logros obtenidos por el diseño y funcionamiento del sistema electoral se han agotado. Pero no sólo eso, sino que ahora esos elementos están incidiendo de forma negativa en la construcción de una legitimidad democrática en los gobernantes.

La tecnificación de los procesos electorales tuvo como objetivo evitar los fraudes a la voluntad ciudadana y hacer que el voto personal, directo y secreto sea el sustento de una legitimidad política. Sin embargo, aspectos como precampañas y campañas electorales, financiamiento y fiscalización, ciudadanización y profesionalización de los órganos electorales, o bien, la impresión de documentos electorales, se han convertido en algunos de los temas que están incidiendo de forma negativa en el funcionamiento del proceso electoral, lo que, además, está generando una descomposición de los diversos procesos que son parte del sistema electoral, teniendo como consecuencia la afectación en la credibilidad política.

El efecto de los alcances prejuicioso de la desviación de aspectos técnicos que buscaban fortalecer la fuerza del voto personal y por tanto del sistema electoral, es mucho y está impactando en los derechos políticos, así como en la credibilidad de las elecciones. Pero no sólo ello, dichos efectos se trasladan en la credibilidad de la función gubernamental y en el ejercicio de las atribuciones de cada una de las instituciones gubermentales electas popularmente.

Por ello, es necesario que se realicen ajustes de fondo en el sistema electoral que transforme la base de los procesos electorales, dejando de lado los tecnicismos por elementos propios de la vida política, se reconstectualice a partir de una libertad de participación política en los procesos comiciales y se dé mayor libertad en las actuaciones dentro de las elecciones. La sobreregulación está ahogando a los actores electorales.

La credibilidad de las autoridades electas tienen que sustentarse en la participación abierta y permanente de la sociedad y no en la intervención altamente planificada y sobre regulada de elementos que afectan la naturaleza de los procesos.

De esa forma, se deberá de replantear la participación de la ciudadanía en los procesos electorales, la naturaleza de las autoridades electorales, sus funciones, las relación entre dinero privado, público y elecciones, así como la forma de votar y evitar los errores de la impresión de documentos electorales para transitar a elecciones digitales.

Es el momento en el que diversas etapas del proceso electoral deberán de transitar hacia una elección digital, y con ello, reducir el costo de las elecciones y aumentar la legitimidad de los mismos. El uso de la tecnología será una alternativa para hacer más sencilla la organización de elecciones y facilitar la participación política, deberá de ser la columna vertebral de los procesos electorales en el futuro inmediato.

De lo contrario, las consecuencias negativas incrementarán en la legitimidad democrática, y credibilidad social de las instituciones públicas.

Humberto Urquiza es exconsejero del IEM y profesor de derecho, historia y sociología de las universidades Michoacana y Latina de América.