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#TAN CERCA, TAN LEJOS // Carestía

José Irán Moreno Santos

Hace algunos días, cuando viajaba en transporte público, volví a escuchar una palabra que tenía por lo menos 25 años que no estaba en las conversaciones familiares, de café, desayuno con amigos o de transporte y esta es carestía. Esta conversación que me llamó la atención especificaba que existe en nuestra sociedad escasez de medicamentos, alimentos y artículos de uso común, aunado a que si los consigues, tiene precios altos, comparado a las última vez que los consumieron o adquirieron.

Este diálogo me regresó en el tiempo, cuando aunada a esta palabra también estaban las palabras: crisis, económica, inflación, salida de capitales, devaluación, salarios bajos, desempleo, ambulantaje, y preocupación por el costo de la vida, la ropa, los alimentos, el transporte, los cuadernos, el uniforme y los zapatos, concluyendo con la frase: “Este gasto ya no alcanza para nada”.

También me regresaron a la memoria los culpables de aquellos tiempos; empresarios, empresas trasnacionales, los precios de los combustibles, la inflación, la bolsa de valores, las privatizaciones, las nacionalizaciones y la recurrente frase, el entorno internacional.

Había comparaciones sobre el costo de la canasta básica respecto a periodos anteriores y cómo los artículos de primera necesidad cada vez eran menos en cantidad y peso, y la frase: “Es para lo que nos alcanzó”.

Igual que hoy, hace 25 años, los responsables de esta situación de carestía era el gobierno, los empresarios, empresas trasnacionales, los precios de los combustibles, la inflación, la bolsa de valores, las privatizaciones, las nacionalizaciones y la recurrente frase: “el entorno internacional”.

No creo que hayamos regresado 25 o 30 años al pasado para vivir en este presente en carestía, pero sí hay un malestar social respecto a la situación económica cotidiana. Los salarios, aunque han aumentado en los últimos tres años, estos no alcanzan para la compra de la canasta básica, pago de energía, rentas o hipotecas, transporte, educación, ropa, libros e internet entre otros satisfactores de primera necesidad.

Lo que sí creo es que en nuestro país hay malestar social por el alza de precios, por la inseguridad, desempleo, la falta de medicamentos, los malos servicios en salud, pensiones, derechos laborales y la precaria educación que se imparte en nuestro país.

Hay conciencia de que la actual administración busca el cambio, se preocupa por los sectores vulnerables, combate la corrupción gubernamental y de cuello blanco, así como por aumentar salario. Pero ante esa conciencia, está la paciencia, la cual no parece compartir con la conciencia los que está haciendo el gobierno y todos perdemos.

¿Qué hacer? Si todos los caminos están cerrados, si todos los actores políticos, desde el gobierno hasta los partidos, no contestan los teléfonos para recibir demandas y propuestas de solución, y mas aún cuando ambos bandos pueden señalar al ciudadano, a la ama de casa, al taxista, al tendero, periodista, dirigente sindical o del movimiento social como chairo o fifí. Al parecer, nada, pero nada es una opción y lo más lamentable será que quienes hoy señalan, mañana serán señalados y así un círculo vicioso que durara otros 25 o 30 años para recordar palabras como carencia, crisis, devaluación, pérdida de poder adquisitivo, etc.

Las sociedades viven cambios de fin de época que esté tocando fondo y lo duro de estos cambios es que pegan en el bolsillo de los ciudadanos, y en México no es la excepción. Al parecer, no se ha entendido que los problemas sociales se resuelven con democracia social, Estado de derecho y sociedad participativa.

La carencia se vive y se expresa en los cafés, transporte público y en las familias mexicanas. Esperemos que también se viva en las sedes de los gobiernos municipales, estatales y en Palacio Nacional porque la conciencia social tiene poca paciencia social.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org

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