José Irán Moreno Santos
La realización de obras de infraestructura en manos del Ejército y la iniciativa privada, sin licitación pública, sin transparencia en el manejo de los recursos públicos, sin estudios de impacto ambiental y sin certificaciones internacionales para su funcionamiento, no son políticas que podemos ubicar en el espectro político de la izquierda, y si a esto le agregamos la falta de opinión de los sectores sociales de la entidad o entidades donde se construye, entonces estamos viendo un gobierno con legitimidad para gobernar con consensos de los actores sociales y no por su libre cuenta. Los votos te otorgan legitimidad para gobernar e incluir, no para gobernar libremente sin la opinión de la sociedad.
La reducción de los puestos de trabajo en la administración pública, los recortes presupuestales a servicios sociales como educación, salud, procuración de justicia y cultura, la transferencia de recursos directos a sectores vulnerables como adultos mayores, estudiantes, madres o abuelos para el cuidado de hijos o nietos, agricultores y desaparición de escuelas de tiempo completo son políticas públicas ubicadas en el espectro de la derecha política.
Derecha política que enfoca beneficios gubernamentales en sectores vulnerables para mantenerlos en la misma situación el resto de su vida y hacer de ellas y ellos clientelas políticas, de igual manera reducen espacios laborales en el gobierno porque lo consideran ineficiente, lento y corrupto, misma concepción en los servicios de salud, educación y cultura y ofrece a los privados esta responsabilidad que debería ser social, pero para el espectro político de derecha es individual. En pocas palabras, todos los derechos para todas y todos mientras puedas acceder y, en su caso, puedas pagar.
El Estado debe ser el rector de la económica y por ello debe el Estado generar las condiciones para que la sociedad participe en observar, señalar y denunciar los desvíos de los funcionarios en las empresas del Estado que administra el gobierno para la concepción liberal o la derecha el Estado es un jugador más en la economía y sólo debe intervenir cuando hay desajustes en el mercado para inyectar recursos públicos y estabilizarlo. El Estado es igual a gobierno y la sociedad individual con derechos universales que la igualan, pero sin acceso a ellos a menos que tengas los recursos para acceder.
Para la izquierda, el Estado somos todos, gobierno, sociedad y territorio y juntos deben contribuir al desarrollo humano, fortalecimiento del gobierno y protección de los bienes en el territorio, por lo que impulsar un Estados social, democrático y de derecho nos iguala a todas y todos en las oportunidades y accesos a los beneficios y derechos universales sin importar la condición económica. Juntos como Estado deberíamos, en un proyecto de izquierda democrática, velar por todas y todos los ciudadanos, fortalecer el gobierno con la participación social en justicia, educación, salud entre otros temas.
La salida es colectiva, lo que no implica perder o renunciar a derechos individuales, pero ellos no pueden estar encima de los derechos colectivos. No se trata de argumentar que todo lo anterior está podrido y que se construirá uno nuevo, se trata de incluir a la sociedad o al pueblo, se trata de otorgar las mismas oportunidades de manera progresiva desde los que menos tienen hasta los que lo tienen resuelto.
Se trata de integrar al gobierno al Estado y ser una sola entidad para juntos perfilar la sociedad que se desea construir y mantener por muchos años. La política se puede pensar desde lo individual o desde lo colectivo, desde lo liberal o desde el socialismo democrático.
En México está claro que el modelo liberal ha generado desigualdad, pobreza, injusticia y crisis, y aún no hemos podido pensar en un México socialdemócrata y ello porque el principio básico es la democracia y en nuestro país el Estado (sociedad, gobierno y territorio) no es democrático, para muestra los partidos políticos que no tienen dirigentes democráticamente electos, sino pactadamente acordados y que sus posiciones estratégicas la deciden los miembros del pacto y no la militancia.
Lo mismo el gobierno, que en lugar de emprender los cambios que demanda la sociedad, se abroga el derecho de emprender los cambios que demanda el grupo gobernante, que si bien es legítimo el Ejecutivo, no así su gabinete, que responde no a la sociedad, sino al presidente. Y la sociedad, ante la posibilidad de demandar, denunciar y participar en ejercicios de democracia participativa, opta sólo criticar y abstenerse.
La opción es la izquierda democrática, la cuál debería comenzar con educación cívica y definir qué tipo de Estado quiere construir el estado liberal o el estado social, democrático y de derecho, diseminado que su opción es viable para el país.
La salida es progresista y ello implica pedagogía del diálogo, convencimiento, acuerdos, consenso, no sólo entre los partidos, sino también con los agentes sociales y económicos, que pase a ser política de Estado y no sólo del gobierno en turno. La salida es por la izquierda porque la derecha ya mostró y está demostrando que su fracaso está frente a nosotros.