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#OPINIÓN // Sobre la libertad de expresión

Por Hugo Gama 

Diderot quizá sea uno de los antecedentes más añejos de la lucha por la libertad de expresión y de prensa, víctima del poder, y sometido por el gobernante en turno, individuo que gran parte de su vida se vio obligado a emitir su sentir a través de la enciclopedia, pero con muy bajo perfil y evitando la confrontación con el poder. 

Los Estados democráticos se construyen con varios cimientos, algunos de ellos y muy importantes son las libertades de expresión, el de manifestación y asociación; el primero en específico es un derecho humano que reconoce la prerrogativa de “buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole” (ONU).

En el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, entre diversos estudios y jurisprudencias, el derecho de expresión: “Es el derecho a pensar por cuenta propia pero también el derecho a compartir sentimientos e ideas sin ningún tipo de discriminación; es clave para el ejercicio de otros derechos y es piedra angular de la democracia, pues para conformar una sociedad libre y democrática es necesario que esta esté suficientemente informada”.

Durante el siglo XIX y XX, el ejercicio forzado de la expresión y la manifestación permitieron que las ideas revolucionarias dieran paso a la independencia de sendas naciones, lo cual ocasionó que con el paso del tiempo la vida democrática de esos territorios poco a poco se fuese fortaleciendo, y cómo ya se ha señalado, esa evolución política y jurídica, permitió el reconocimiento y protección de otros derechos humanos y sociales. 

En este siglo no es factible contar con un país sin los derechos humanos de libertad de expresión, de manifestación y asociación, por tal motivo, nos corresponde a todos salvaguardar y proteger esos derechos, sin embargo, la ejecución de los mismos debe ser siempre con responsabilidad y con los limites establecidos en los propios tratados internacionales y la Constitución mexicana, pero además deben ser ejercidos con una base sólida, verídica, con elementos y sustento suficientemente fuertes para que no se pueda menospreciar o difuminar la causa, la idea o la lucha.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Hugo Gama Coria. Licenciado en Derecho y Maestría en Derecho Civil por la ULSA. Cursa la Maestría en Derecho Constitucional en la UNLA. Se ha desempeñado como director de Gestión Empresarial, director del Registro Civil, asesor del Congreso, secretario particular del Fiscal General, subsecretario de Enlace Legislativo. Actualmente es magistrado en el Tribunal de Justicia Administrativa.




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