Héctor Tapia
Ahora sí: en Morena Michoacán se verá quién es quién. Pero de algo hay que estar seguros, no es necesariamente de quienes lo fundaron.
Llegó o se cumplió lo demandado por integrantes de este partido movimiento que era la urgencia de que se encausara a Morena a la institucionalidad, y con ello la renovación de la estructura directiva y consejos desde lo local pero también en lo nacional, que no alcanza a la presidencia ni a la secretaría general del Comité Ejecutivo Nacional, pero sí al resto de las carteras.
Aunque se ha remarcado de manera oficial que Morena no es de tribus, lo cierto es que –y es natural- hay grupos políticos y quienes encabezan estos grupos se juntan con otros grupos de acuerdo a los intereses de la coyuntura.
Es por ello que, a partir de esto, cada grupo hará valer su peso político y su capacidad organizativa territorial en este proceso interno, así como también de su capacidad de lograr acuerdos para frenar a otros, y en esto hay algunos que tienen más experiencia que otros, y justamente en este sentido hay células internas que aunque hayan sido fundadoras no significa que tengan experiencia organizativa territorial.
Las elecciones, internas y constitucionales, se ganan con estructuras, con organización, y en este aspecto hay quienes han ido construyendo estructuras desde hace años y están a la espera de movilizarlas para demostrar su músculo.
En este proceso interno, de acuerdo a Giulianna Bugarini Torres, Delegada Nacional de Morena en funciones de dirigente estatal, podrán participar para registrarse aquellos militantes y simpatizantes que logren acreditarse en las primeras semanas de julio, para que puedan participar en las asambleas distritales que se llevarán a cabo el 30 de julio, en el caso michoacano.
Aquí se abre una ventana de interpretación que no deja del todo claro cómo y a quiénes se acreditarán. Recordemos que el padrón como tal tuvo problemas que no lograron subsanarse, mismas que tumbaron el proceso interno de renovación que se buscó realizar en el 2019; y si es por simpatía tampoco los mecanismos para acreditarlo. Esto podría abrir un primer frente de impugnación en tribunales. Pero ese es otro tema.
A este proceso interno llevarán varios grupos plenamente identificados por la pugna por las posiciones en el Consejo Estatal, que a su vez tendrán plena decisión sobre la definición de la nueva dirigencia estatal.
Pero entre los grupos que ahora tendrán plena injerencia en la vida interna de partido y que previamente no se había observado de manera oficial, están el grupo afín al Secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña, aquella agrupación de quienes fueron y son alcaldes, y en su momento legisladores locales, ahora metidos también en la estructura del gobierno estatal, identificados con lo que en su momento fue Alternativa Democrática Nacional (ADN), en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), y que siguieron al encargado de la política interna, que es su jefe político, a la aventura en Morena; estructura que hizo ver su peso en la contienda por la gubernatura, y que en cierta medida le valió la posición en el gabinete.
Otro de los grupos que harán valer su peso es el de R21, que lidera Raúl Morón Orozco, ex alcalde moreliano, y que fue fugaz candidato a la gubernatura, hasta que el tribunal electoral federal echó abajo esa aspiración; previo a ello, estuvo trabajando también toda una estructura territorial en todo Michoacán, y muchos de ellos al no haber encontrado respuesta en el actual gobierno estatal morenista, seguramente también se refugiarán en esta estructura.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla si bien en su momento no tenía un grupo mayoritario de respaldo en Morena, pero sí con el destaque de ser fundador del movimiento, ahora, bajo la nueva circunstancia ha venido acuñando capital político al interior del partido-movimiento, y a su vez ha venido construyendo una estructura afín para ir ganando espacios en el partido en el proceso de renovación venidero.
Otro de los actores que también, en silencio, durante tiempo construyó estructuras y alianzas fue Sergio Pimentel Mendoza, quien en su momento fue Delegado del CEN de Morena en Michoacán, y ahora director del Sistema Michoacano de Radio y Televisión.
Esta también por otro lado el grupo conocido como Morenos de Corazón, pero también están actores como el Delegado de Programas de Bienestar en el estado, Roberto Pantoja Arzola, quien en su momento fue dirigente del partido, y que paulatinamente ha sido relegado del partido, lo que no significa que haya dejado de tener cierto nivel de influencia, pero sí está disminuido.
Está también el grupo de Juan Pérez, que por su forma de operar políticamente, lejos de granjear aliados ha ido cosechando enemistades y rechazo interno en el mismo partido, lo que podría dejar cercado y disminuido a este grupo en la próxima elección interna.
Todavía quedan muchos actores por nombrar, sin duda. Sin embargo, y sostengo, justamente este proceso interno servirá para medir fuerzas internas de cada uno de los grupos, y estas definiciones marcarán en parte el rumbo del partido de cara a la definición de candidaturas para el 2024, en lo local.
Por ello es fundamental para Morena poner especial atención en cómo se librará el proceso interno, en ser claros y transparentes sobre quiénes podrán participar desde las asambleas; pero sobre todo, la renovación de las estructuras directivas del partido demandan altura política de cada uno de los liderazgos para que no se les salga de control el partido, por que si bien hay cierto consenso en acompañar a quien se defina para la presidencial, no significa que en automático se acompañará a los abanderados y abanderadas a cargos locales, y en esto último se podrían generar fracturas.
—
