Por José Irán Moreno Santos
Desde 1990 milito en la izquierda, primero cómo integrante del Consejo Estudiantil Universitario en el plantel Azcapotzalco, un par de años más tarde en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y para 1997 me afilié al Partido de la Revolución Democrática al cual hoy ya no pertenezco por aliarse con la derecha corrupta, autoritaria, despótica y asesina del PRI.
Durante estos primeros años de militancia en la izquierda, las y los compañeros nos cuidábamos mucho porque teníamos claro que la entonces Secretaría de Gobernación y la Secretaría de la Defensa Nacional tenían infiltrados en el movimiento estudiantil y temíamos ser detenidos y desaparecidos por no coincidir con el Partido de Estado entonces PRI y porque ya habíamos conocido, observado y vivido la represión en los años anteriores, no en carne propia, pero si en el devenir de los años anteriores desde 1968, 73 y los movimientos guerrilleros.
El entrenamiento militar para salvaguardar la soberanía nacional, el régimen político, el estatus quo tiene como objetivo primario eliminar al adversario, por eso un Ejército que si bien se rigen por los Acuerdos de Ginebra no están exentos de que su entrenamiento militar no salvaguarde los derechos humanos o los derechos de guerra en un conflicto.
Sabíamos muy bien también, que la policía en la Ciudad de México en aquellos años era un ente represivo y también descubrimos que había un grupo que ya venía dentro del sistema de seguridad pública conformándose y actuando que era el grupo de los granaderos y ahora granaderas.
Con el tiempo sabemos muy bien que las policías al igual que el régimen político se vino descomponiendo al grado de que los mismos policías, los mismos agentes eran y en muchos casos aún son, los que cobran el derecho de piso, los que te detenían y te soltaban a cambio de una mordida, una estafa o un secuestro porque el mismo régimen solapaba con impunidad estos actos, así fue que ni en la policía y el ejército son confiables.
El Ejército no está libre de acciones negativas, de eventos tan desastrosos y lamentables como los sucedidos en Chiapas con Acteal y su participación en Ayotzinapa por mencionar algunos y otros eventos desde que se eligieron como protectores ciudadanos, no del Estado, sino de los ciudadanos y han cometido una serie de violaciones a los derechos humanos, han asesinado y desaparecido con el argumento de la lucha contra el crimen y la delincuencia.
Los gobiernos del PRI, PAN y hoy de MORENA apuestan por la militarización y no les interesa porque no han invertido de manera verdadera con observancia ciudadana, con seguimiento de las organizaciones de la sociedad civil, en cuerpos de seguridad serios honestos, responsables, bien calificados y sobre todo incorruptibles, prefieren utilizar a jóvenes, hombres y mujeres con instrucción militar para salvaguardar nuestros barrios, colonias y pueblos, siendo honesto no alcanza el número de efectivos, ni alcanzará el número de efectivos nacionales para un territorio tan vasto.
Desde mis primeros años de militancia de izquierda hasta hoy, estoy en contra de la militarización y de otorgarle mayores facultades al Ejército y Fuerza Aérea para los temas de seguridad ciudadana, porque no tienen la educación, la capacitación, el adiestramiento y conocimiento de los estándares internacionales y también porque creo que los militares están para defender el territorio, las aguas territoriales y el aire en caso de un conflicto armado, porque para eso fueron diseñados y no para temas de seguridad pública.
Estoy claro que es una institución respetada y a la ciudadanía en algunos espacios territoriales de nuestro país les son confiables, pero no es, ni será la mejor opción de seguridad para las y los ciudadanos en nuestro país.
Es un tema complejo sin duda, el crear una policía Nacional y que también los Estados y Municipios tengan hombres y mujeres dedicados a este trabajo, pero no se quiere hacer el esfuerzo de crear un servicio civil de carrera policial con control ciudadanos, con verdaderos controles de confianza, con ascensos claros, transparentes, salarios importantes, seguridad social asegurada, sindicato verdaderamente representativo y órganos de control interno qué los esté supervisando. Esto es lo que no se ha querido hacer por ninguna administración, seguramente el tema es presupuesto, para una organización de estas características podría ser alto, pero esa no es la culpa del ciudadano es la responsabilidad del Gobierno de asegurar al ciudadano y que esté en contribución participe en los temas de la seguridad, no solo con el pago de sus impuestos, si no también en el seguimiento en la transparencia, en la rendición de cuentas de estas corporaciones policiacas, es responsabilidad de todos la seguridad pero es responsabilidad del gobierno en todos los niveles tener hombres y mujeres con alta estándares deficiencia y eficacia en este tema.
No es una oposición sin argumentos la que expreso a lo aprobado por el Congreso de qué la milicia absorba a la Guardia Nacional, solo porque se cree que solo en el ejército hay disciplina, la disciplina debería estar en todos los niveles de gobierno y deben sin duda tener confianza en las autoridades desde el municipio hasta la Presidencia de la República en qué los servidores públicos incluyendo los activos de las policías se deben a la ciudadanía y que de manera conjunta se puedan resolver los problemas de seguridad.
Como hombre de izquierda democrática y progresista digo no a la militarización de la Guardia Nacional, mejor optemos por un servicio civil de carrera para otorgarnos seguridad los ciudadanos y es el Estado con los diversos actores sociales, los que debemos coincidir, aportar y respaldar una iniciativa con estas características.
Espero que las y los Senadores de la República, rechacen lo aprobado por la Cámara de Diputados y se convoque a construir una policía a la altura de los desafíos que hoy tenemos en nuestro país.
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