Rodrigo Caballero
Zacapu, Michoacán.- Comuneros indígenas denunciaron la destrucción de varias hectáreas de una zona arqueológica a un lado de la ciudad de Zacapu, donde hay una trituradora que está convirtiendo las yácatas en grava y arena para construcción.
Los habitantes de la Comunidad Lázaro Cárdenas número 2 han denunciado esto desde 1991 para intentar parar la invasión, por lo que acusan a las autoridades de los distintos niveles de gobierno de hacer caso omiso.
La zona es conocida como La Piedrera, un malpaís de más de 60 hectáreas que alberga estructuras ceremoniales, juegos de pelota, habitaciones, plazas, miradores, hornos y zonas de cultivo y colinda con La Crucita, la zona arqueológica más reconocida de este municipio.
De hecho, uno de estos centros ceremoniales es la base del cernidor de la trituradora, donde se separa la grava por tamaños para ser vendida como material de construcción, lo que ha provocado aún más enojo entre los comuneros.
La trituradora ha sido denunciada ante la antigua Procuraduría General de la República (PGR), el Ayuntamiento de Zacapu, el Gobierno de Michoacán y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero ninguna autoridad ha parado la destrucción.
Luego de un recorrido por la zona conocida como La Piedrera, los pobladores dijeron que son alrededor de 3 mil 300 estructuras prehispánicas las que se ubican en la zona y más de la mitad corren el riesgo de ser destruidas por diversas amenazas.
Confrontado por los comuneros, uno de los encargados de la trituradora aseguró que no ha tocado ningún sitio histórico y que el terreno que trabaja es de su propiedad luego de llegar a un acuerdo con Guadalupe Quezada, antiguo comisionado de bienes comunales actualmente desconocido por la comunidad.
“Este muchacho empezó a trabajar bien en su terreno, en su dominio, pero continuó con su negocio con los años y se nos ha metido entre cuatro a seis hectáreas adentro de la comunidad y lo que está haciendo es que está derrumbando las yácatas y las está vendiendo como piedra para construcción”, aseguraron los comuneros.
Sin embargo, la destrucción no comenzó en el periodo de Guadalupe Quezada entre 2018 y 2021, sino que lleva al menos 30 años en la zona, y el caso de la trituradora no es el único que afecta La Piedrera, pues más particulares adquirieron terrenos durante este periodo.
Fraccionamiento y centro comercial
El recién construido centro comercial Galerías Zacapu y un yonque de autos también ingresaron unos metros dentro del territorio comunal, luego de un acuerdo con las antiguas autoridades en el que se vendieron varias hectáreas de la comunidad Lázaro Cárdenas.
“Nuestras tierras son inalienables, imprescriptibles e inembargables porque son comunales, son nuestra herencia ancestral como comunidad indígena, por eso no es posible que alguien, por muy comunero que sea, se haya apropiado y haya vendido nuestra tierra, eso es lo que estamos peleando”, dijeron los comuneros.
Del otro lado de La Piedrera, a un lado de la zona arqueológica de La Crucita, se encuentra otro malpaís que también está en riesgo de ser demolido para construir un fraccionamiento, afirmaron los comuneros.
Se trata del Fraccionamiento Valle Escondido, cuyo proyecto actualmente se encuentra detenido, pero que abarca entre ocho y 10 hectáreas que, a decir de los comuneros, ya están vendidas a particulares.
“Son gente, nosotros creemos muy influyente, muy poderosa, los que hicieron esos tratos, y por eso es que tenemos miedo que en cualquier momento vuelvan a empezar a construir”, dijeron los comuneros, quienes por miedo a represalias solicitaron el anonimato.
Ante la falta de apoyo por parte de las autoridades, los comuneros solicitaron la ayuda de la propia población para difundir la problemática, de manera que cada vez más personas conozcan el tema y se genere presión para que se resuelva.
“Somos una comunidad olvidada dentro de las comunidades indígenas. Le ponen más atención a otras comunidades de otras regiones pero históricamente Zacapu es piedra angular del Imperio Purépecha por su tradición y por eso pedimos que nos apoyen”, aseguraron los comuneros.