Por Héctor Tapia
Las obras multianuales se han convertido en un mecanismo que ha llamado la atención para impulsar la realización de obras de gran calado en Michoacán.
Obras que bajo otro mecanismo serían prácticamente imposibles financiarlas, pero que con este esquema se permitiría que anualmente se estén pagando para poder realizarlas.
Y, aunque han surgido dudas en algunos legisladores locales, quienes son los que habrán de tener la última palabra al ser su función aprobar, rechazar o modificar el proyecto de Presupuesto de Egresos del Estado, algunos han establecido una postura prudente para conocer los detalles que tendrá en su aplicación.
Algunas de las dudas que se han planteado hasta el momento tienen que ver sobre cómo se habrán de financiar todas estas obras, y también sobre la transparencia y claridad en los procesos de licitación de las mismas.
Lo que se ha referido es que estas obras, como el Metrobús para Morelia, el Segundo Anillo Periférico de la capital michoacana, entre otras de igual magnitud y no menor inversión, serán contratadas vía instituciones bancarias.
Esta figura permitirá dos aspectos importantes para obras de ese calado, uno tiene que ver con que se estarán pagando las obras en función de los avances palpables y verificables que se lleven, verificables no a conventillo de la administración sino de las mismas instituciones financieras que con que se contraten.
Y dos, que las empresas que resulten ganadoras de dichas licitaciones estén obligadas a cumplir con lo que se les contrataría, porque sin ese cumplimiento no habría pagos.
De entrada, este mecanismo quitaría lo que venía sucediendo de manera constante, y que en ello la administración pasada que encabezó Silvano Aureoles Conejo fue un fiel ejemplo, que se dieran sospechosamente adelantos desproporcionados de los pagos de las obras contratadas, sin que hubiera los avances que constataran el trabajo.
Los ejemplos son palpables y tienen que ver con el distribuidor vial de la salida a Salamanca, principalmente, donde las irregularidades han sido constantes y los rezagos en la obra más que evidentes, lo que ha incrementado la molestia de los automovilistas.
Es decir, en teoría, las obras multianuales permitirían meter en cintura a las empresas que resulten ganadoras de las licitaciones correspondientes, y las obligaría a cumplir con lo establecido en los contratos.
De concretarse este mecanismo sería la oportunidad de hacer obras de mayor envergadura e impacto, ayudando a mejorar considerablemente la infraestructura y desarrollo de la entidad para los próximos años.
Aunque esto signifique por un lado el reconocimiento tácito de que el estado no tiene la capacidad de supervisar y fiscalizar adecuadamente la realización de obras, pero con la lectura inmediata de que habrá terceros interesados (las instituciones financieras) en obligar en el cumplimiento de lo contratado, lo que a su vez generaría mayor certeza.
