Por José Irán Moreno Santos
Han concluido los trabajos del Foro Económico Mundial el cual se llevó a cabo como es costumbre en Davos, Suiza.
Oxfam presentó un estudio dónde mostró que la pandemia del COVID-19, sus efectos de confinamiento social y económico han dejado una brecha mayor entre los hombres y mujeres más ricos del mundo y el conjunto de las sociedades qué convivimos en este planeta.
Hoy los ricos, son más ricos sin aumentar este reducido número de ciudadanos del mundo, y el que sí aumento el número de ciudadanos del mundo son los ciudadanos que se han empobrecido en los últimos 3 años.
Los avances que se habían tenido en materia de superación de la pobreza y de la pobreza extrema previos a la pandemia se han perdido, y hoy en el 2023 tenemos un aumento creciente de las poblaciones que se dirigen a la pobreza y a la pobreza extrema, y mucho de ello tiene que ver con la situación económica a nivel global, aumento de los precios de los combustibles, el precio de los alimentos, el precio de los alimentos no perecederos y el no aumento de los salarios de las y los trabajadores.
También se informó que la ampliación de esta brecha social y económica, ha venido profundizándose por los efectos del cambio climático, la guerra en Europa del este, las migraciones en África y América, la ampliación de actividades ilícitas por organizaciones del crimen organizado y la inestabilidad política que en varios países del mundo se está viviendo por falta de democracia, por problemas de corrupción o por combatir regímenes no coincidentes con los intereses de los grupos económicos dominantes en esos países.
El informe entre sus conclusiones menciona la urgente necesidad de un mayor diálogo y acercamiento entre los actores políticos y los empresarios para que juntos diseñen políticas que reduzcan esta brecha, que contribuyan a parar el destrozó climático, que evite la corrupción y el contubernio con el crimen organizado y también que diseñan políticas de acogimiento para aquellos migrantes que salen de sus países en búsqueda de trabajo a fin de que se aminoren la migración o se genera en las fuentes suficientes de empleos en esos países expulsores.
Todo esto se lee muy bien, todo esto se entiende muy bien, pero está muy claro que sí en una situación como la vivida en la pandemia los ricos no fueron solidarios con el resto de la sociedad mundial, que podemos esperar de este estudio que convoca ese diálogo pero que no hay voluntad de los empresarios y tampoco hay voluntad de los actores políticos, porque cada uno está inmerso en su mundo, unos ganando más dinero y otros queriendo controlar o gobernar sus países con incipientes instituciones, incipientes democracias, instituciones vulneradas por el crimen organizado y en algunos casos sin la suficiente capacidad de enfrentar el cambio climático.
Muchos de estos problemas globales tienen su solución en la convivencia interna en cada uno de los estados y ahí es donde radica la solución, primero en cada estado y después regional y contribución mundial y es ahí en este ámbito donde no hay diálogo, democracia, instituciones fuertes, no corrupción y un buen estado de gobierno y por lo tanto está brecha se amplia.
El desafío es que los ahí presentes y los que seguimos las conclusiones de lo sucedido en Suiza tengamos conciencia de que estamos en una situación mundial de cambio de fin de época y las consecuencias de cuidar nuestro planeta y de reducir de manera significativa las diferencias sociales en cada uno de nuestros países debería con llevarnos a pensar dos veces nuestro actuar y buscar un piso mínimo que nos permite un mínimo ingreso nacional y global para que enfrentemos de mejor manera el presente y el futuro negativo que nos presentan pero que también es una realidad.
Los ricos más ricos, sin aumentar su número de hombres y mujeres y los pobres más pobres aumentando el número de ciudadanos en esta condición es en nuestra realidad y nadie más lo quiere enfrentar, es hora de pensar la ruta para mejorar.