Por Roberto Pantoja Arzola
En días pasados estuvo en Michoacán el dirigente de la Conferencia Política de Acción Conservadora, Eduardo Verástegui, quien llegó arropado de algunas figuras políticas de la entidad quienes no tuvieron empacho de fotografiarse con el polémico actor quien ha sostenido posiciones claramente de derecha y quien tiene una agenda política que reivindica principios ultraconservadores.
Apenas unos meses atrás, Verástegui presidió un importante evento en la Ciudad de México en el que acudieron figuras como Eduardo Bolsonaro, hijo de Jair Bolsonaro, el argentino Javier Miley y Lech Walesa, entre otros personajes de posiciones ultraconservadoras. Ahí, empoderados, los conservadores mexicanos señalaron la urgencia de crear un partido de derecha real y no la “derechita cobarde” como la que representa el Partido Acción Nacional (PAN).
Sin tapujo alguno, el otrora seguidor peñanietista y sus fanáticos se han planteado en contra de la agenda de derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, del aborto y de las comunidades LGBTI y se han planteado la necesidad de limitar el crecimiento de las izquierdas en América Latina. Muchos de sus seguidores no tienen miedo en exhibirse con esvásticas e imágenes de Hitler; o bien evocando imágenes y símbolos religiosos como parte de una narrativa que pretende llevar al terreno público lo más hipócrita de la moral, propia de algunos cultos.
Las libertades democráticas que se viven hoy en el país, sin duda permiten que cualquier ciudadano que siente simpatía hacia tal o cual posición política, lo haga sin cortapisa alguna; así como organizarse y dejar de manifiesto públicamente sus posturas. Muy a pesar de ello, a muchos conservadores y militantes de derecha les da pavor asumirse como parte de esa corriente política e ideológica. Por ello es por lo que, la llegada de Verástegui y su movimiento a la arena del debate conceptual, sin duda alguna, enriquece a la vida democrática.
¡Fuera máscaras! Bienvenida la derecha que decide asumirse como tal y los liderazgos que han decidido acompañar a tal determinación. La opinión pública y los electores debemos ser cuidadosos de tomar nota de las posturas de quienes hoy acompañan a quienes abiertamente abrazan la agenda conservadora, puesto que sería penoso verlos en el mercadeo de posturas ideológicas conforme se acercan las elecciones.
El momento histórico nos coloca frente a una cada vez más clara definición de las posturas de cara a los grandes problemas del país. Quienes militamos en la izquierda ahora tenemos enfrente al adversario definido con una mayor nitidez. De aquel lado, sin embargo, habrá más de algún personaje con el sentido de oportunidad suficiente para buscar un asidero de sobrevivencia política una vez que la derecha sea derrotada. Pero la madurez del pueblo sabrá colocar a cada uno en su lugar.
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