Por Jaime Márquez
Ya demandados por la vía penal el Presidente Municipal de Morelia, Alfonso Martínez Alcázar y el Comisionado de Seguridad, Alejandro González Cussi- debido a que este último no presentó las pruebas de control de confianza-, mañana martes el gobierno municipal firma el convenio de coordinación con el Gobierno del Estado, con el propósito de mejorar la seguridad en la capital michoacana, en donde ocurrieron 39 homicidios dolosos de los 155 registrados en la entidad en el mes de abril.
Por lo pronto y para hacer frente al problema, a petición del mandatario estatal, la semana pasada la XII Región Militar envió a Morelia 300 soldados, quienes llegan con la misión de contener los homicidios dolosos.
La demanda penal contra el par de servidores públicos municipales es porque el Comisionado no se apega a la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En respuesta a esta denuncia, el municipio argumenta que el Comisionado por ser trabajador de confianza no tiene la obligación de presentar los exámenes referidos.
Sobre este punto, el mandatario estatal señaló que sostenerlo en el cargo sin certificación, es responsabilidad del Presidente Municipal.
Tras 18 meses evasivas y pretextos, el gobierno de Morelia ha dicho que firma, toda vez que se desbordaron los homicidios dolosos.
Es claro que el gobierno municipal no quiere vigilar y mucho menos colocar seguridad en los giros negros y giros rojos de alto impacto, a pesar de que son focos generadores de violencia. No quiere que la Guardia Civil y mucho menos la Guardia Nacional se asomen por esos prostíbulos, en donde confluyen, se mezclan y potencian varios delitos como la trata, la venta de drogas, el suministro alcohol adulterado, la asistencia de gente armada y los “levantones”. Incluso no se conoce la identidad de los dueños y mucho menos si están al corriente con Hacienda.
Esos burdeles son un agujero negro para la seguridad y para el fisco, pero al Presidente Municipal esto lo tiene sin cuidado, ya que el únicamente está preocupado de cobrar por las licencias de funcionamiento de esos lupanares, con dueños intangibles que se mueven en las sombras.