Por José Irán Moreno Santos
La salida para enfrentar las olas migratorias es colectiva y regional, es con compromisos con la democracia, el estado de derecho, la gobernabilidad y estabilidad regional, es con integración y proyectos comunes de desarrollo, apoyos compensatorios, políticas económicas comunes e inteligencia para generar seguridad ciudadana y confianza a inversionistas.
Pero para lograr lo anterior México debe diseñar una política de estado para enfrentar la migración a nivel internacional y encabezar este esfuerzo de unidad regional y en coherencia y congruencia hacer lo propio en México por lo que debería de manera inmediata retirar la Guardia Nacional de las tareas de contención migratorias de la frontera Sur y de nuestra frontera norte y regresarlo a los cuarteles, también sustituir a todos los delegados del Instituto Nacional de Migración en los Estados que tengan perfil militar o sean militares retirados.
Constituir la Agencia de Formación de Funcionarios Migratorios de carrera con estrictos sistemas de seguridad, profesionalismo, buenos salarios para que brinde los servicios de seguridad en nuestras fronteras así como las delegaciones de este instituto en cada uno de los estados.
Transformar los centros de reclusión migratorio, por verdaderos centros de acogida migratoria en donde tengan los migrantes de Centroamérica y el Caribe así como del resto del mundo, un espacio para descansar alimentarse y en su caso esperar la conclusión de sus trámites migratorios nacionales.
Suprimir el perfil policial y militar que hoy tiene Instituto Nacional de Migración y darle un carácter de derechos humanos y de protección a los migrantes y sus familias.
Extirpar la corrupción que hoy existe entre los funcionarios del Instituto Nacional de Migración, la marina y el ejército con los grupos de tráfico de personas tanto en la frontera como en los puertos y en los aeropuertos.
Para lograr lo anterior se hace necesario la participación de las organizaciones de la sociedad civil, las organizaciones religiosas y a las organizaciones defensoras de migrantes para que juntos construyamos este nuevo perfil que debemos tener en el Instituto Nacional de Migración y sin duda transformar esta estructura corrupta heredada de los gobiernos neoliberales del PRI, y PAN profundizada y protegida por este gobierno.
También se hace necesaria la participación de esta nueva estructura migratoria a las y los cónsules de los países latinoamericanos y caribeños así como a los de Estados Unidos y Canadá para que juntos en situaciones de emergencia podamos adoptar medidas que beneficien a los migrantes y a las políticas migratorias de nuestros respectivos países.
El revisar lo hasta hoy llevado a cabo en materia de Migración por parte de la actual administración, es urgente para evitar sucesos como los de Ciudad Juárez en semanas pasadas o los acontecidos en San Fernando en otras administraciones.
México debe renunciar a ser Tercer país seguro y definir conjuntamente con los países de la región el actuar en esta materia. No es con ocurrencias y la gracia de Dios como se debe enfrentar este problema inhumano, es con estudios, propuestas viables, reformas y cambios estructurales en las instituciones del gobierno.
Es con una política de Estado nacional y de integración regional de alto nivel y compromiso, del cual creo carece este gobierno, pero aquí dejo la propuesta y nada se parece a la del Padre Solalinde ya que a Dios lo que es de Dios y la migración es un problema humano y no divino.
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