Por Juan Adolfo Montiel Hernández
En México nuestro sistema electoral nacional, junto con los estados, a finales del siglo pasado, determinó que las elecciones estuvieran organizadas por ciudadanas y ciudadanos, es decir, que no fueran las instancias de gobierno que estuvieran realizando las tareas electorales.
Tareas como las labores preparativas de impresión de las boletas, el registro de las candidaturas, así como de los representantes de las casillas, además del escrutinio de los votos y, finalmente, el conteo de los resultados o los cómputos finales.
Por ello, nuestro sistema electoral se ha fundado en órganos autónomos, los cuales en cada proceso electoral se ven en la necesidad de desplegarse en todos los municipios, en este caso, el Instituto Electoral de Michoacán será la instancia que permita la instalación de órganos desconcentrados en 112 municipios y cuatro más que estarán haciendo labores distritales.
Los órganos desconcentrados son conformados por ciudadanas y ciudadanos que no estén vinculados a los partidos políticos o a las fuerzas políticas, incluso al nivel gubernamental federal, estatal o municipal; estos órganos desconcentrados son los encargados de trasladar la papelería hacia los funcionarios de cada casilla que deberán de estar capacitados por los funcionarios del Instituto Nacional Electoral en la instalación de las casillas, permitir que la ciudadanía vote y llevará a cabo el escrutinio de cada una de los sufragios emitidos.
Una vez que esto se efectúa, el escrutinio y cómputo, se recogen estos paquetes para cada una de las instancias, ya sea federal o local que corresponda, para después hacer un concentrado de las actas para determinar quién fue la candidatura ganadora de la elección municipal o distrital, por ello la elección siempre termina ejecutada por ciudadanas y ciudadanos.
Por ello, es importante que la ciudadanía participe para fortalecer nuestra democracia.