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#OPINIÓN // Pleito callejero la contienda electoral rumbo al 2024

Por Mario Ensástiga Santiago

Inevitablemente vienen a mi memoria escenas de mi infancia y juventud en los barrios populares de la hoy CDMX, por otra parte, algunas experiencias de varias décadas de estudio y práctica de la militancia político partidaria, la planeación del desarrollo desde lo local y participación ciudadana entre otros temas; frente al adelanto y aceleración del proceso electoral rumbo al 2024.

Recuerdo vivamente esos pleitos callejeros en el barrios de la colonia Buenos Aires tan famosa como Tepito, pero por la venta de autopartes, legales y robadas, y el barrio de los Reyes, Iztacalco; vi no sólo pleitos entre hombres, niños, jóvenes y maduros, sino también entre mujeres de distintas edades, donde como ahora, las contiendas electorales para definir las candidaturas de las dos coaliciones que están de ya en un franco proceso de contienda por la presidencia de la República para el periodo 2024-2030.

Pleitos callejeros donde había de todo, no sólo puñetazos, patadas, cabezazos, piquetes de ojos, mentadas de madre, golpes bajos, llaves, torniquetes al viejo estilo de los rudos de lucha libre y hasta uno que otro escupitajo; más o menos así veo las campañas electorales, por una parte, disfrazadas y simuladoras hábilmente para burlar el estado de derecho electoral y la conducta civilizatoria ante a la sociedad, en otro sentido la vieja transformación política de ser al mismo tiempo rudos y técnicos; contiendas electorales adelantadas donde todo se vale, es sin duda una franca disputa callejera de dos proyectos de sociedad, de país y Nación.

Llamémosle como queramos, por una parte Andrés Manuel López Obrador luchador social y político de izquierda de completo y largo tiempo, apoyado por una gran mayoría popular y en la otra esquina, un empresario económicamente voraz de la derecha, apoyado por empresarios, partidos políticos y organizaciones no partidarias por demás conservadoras y en algunos casos verdaderamente retrógradas, ambas fuerzas frente a una sociedad que puja fuerte por la ampliación de sus libertades y derechos humanos de última generación.

Por cuanto a la experiencia de la promoción y planeación del desarrollo participativo desde lo local, recuerdo con gratitud a mi querida maestra Arlés Caruso uruguaya de nacimiento y mexicana por empatía con nuestro México, lúcida alumna de Carlos Matus, ese gran planificador chileno, y claro por mis viejos maestros de la teología de la liberación, del socialismo y la revolución democrática popular.

Matus aseguraba a finales de la década de los 90´s, que son cinco causas fundamentales de la mediocridad y descrédito de la política y los políticos, que por desgracia siguen vigentes a poco más de dos décadas de su partida, veamos:

1. La política en nuestros países latinoamericanos, incluyendo a México por supuesto, está desenfocada de los problemas de la gente, la política crea problemas propios de la política y los políticos a esos asuntos dedican sus mayores energías y recursos y no precisamente a resolver los problemas de la gente.

2. Los políticos por lo general creen que basta con la experiencia social y política acumulada por años, la improvisación, el sentido común, un título universitario y en el mejor de los casos, compromiso social real, honestidad y mucho trabajo, Matus lapidariamente aseguraba y yo lo he visto y comprobado reiteradamente, con ello no se puede gobernar y dar buenos resultados, es por ello que un buen médico en sus vida profesional no puede necesariamente ser en la función pública un buen secretario de salud, un buen economista ser un buen secretario o ministro de economía, por poner algunos ejemplos.

Para hacer buenas prácticas de gobierno, hoy en día se requieren teorías, métodos, herramientas y currículas específicas para la función pública, materias que por lo general no se enseñan en las universidades salvo en algunos casos y muy limitadamente, por estar más enfocadas al diagnóstico e interpretación de la realidad y no a la solución y transformación de los mismos, por lo general no saben que no saben.

3. Persiste una baja responsabilidad en la función partidaria y en la función pública de gobierno, porque no hay sistemas de rendición de cuentas, nadie le pide cuentas a nadie, en consecuencia, da lo mismo hacerlo bien que mal, en todo caso la sociedad cobra la factura en los procesos electorales, por ello muchos gobiernos y partidos locales no fácilmente pueden lograr la reelección.

4. Los partidos políticos son clubes electorales, ponen tanto en los cargos directivos de los partidos como en los de los gobiernos a personas de sus confianzas y pago cuotas políticas económicas, más que poner a personal que pueda resolver los problemas de la gente por sus experiencias y conocimientos, no hay una verdadera preparación, capacitación de sus líderes y dirigentes, lo que hay en esos temas están más dirigidos a las bases y cuadros intermedios, a los líderes, dirigentas y dirigentes formales ¿quién los capacita y quién los evalúa?.

5. Tantos los partidos políticos y gobiernos trabajan con sistemas ultracentralizados, no hay margen para trabajar de verdad desde lo local, con todos sus vicios y virtudes, es por ello que la política y los políticos están altamente desacreditados aunque tengas seguidores y seguidoras en grandes contingente y sectores de la sociedad, pero en lo global no son mayorías significativas, aun cuando ganen las elecciones a través de minorías mayoritarias.

En estos contextos veo que transcurren aceleradamente con mecanismos parecidos y complejos los procesos para definir las dos candidaturas principales, la de la Coalición Va por México y la de Juntos Hacemos Historia, por el momento bajo el maquillaje de definir al o la Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio Opositor y Coordinadora o Coordinador de los Comités de Defensa de la 4t respectivamente.

Esta polarización y disputa sin tregua es una verdaderamente guerra sin tregua donde por suerte las armas legales y no, hasta ahora y esperemos que no haya más adelante violencia y muertes, lo que está en juego no es cualquier cosa, como en los pleitos callejeros contradictoriamente se justifican y no, pecaríamos de verdaderos ingenuos y estúpidos, de no entender que el horno no está para el juego limpio y democracia purista, es la lucha de clases ni más ni menos, aunque algunos sociopolíticos conservadores no lo reconozcan.

En fin, ¡vayamos! al histórico encuentro con nuestro futuro inmediato y de las nuevas generaciones, las contiendas entre estos dos grandes bloques políticos tienen varias dimensiones y escalas de dura confrontación, en verdad que son duras, las que se libran al interior de cada partido político y coaliciones, y las que se dan entre las dos coaliciones en cuestión.

Las reglas del juego para cada coalición están determinadas, veremos que tantas inconformidades generarán al interior en los próximos días, seguramente habrá encuentros y desencuentros en cada bando, divisiones y afiliaciones, me parece que para Morena y la Coalición Juntos Hacemos Historia es más complicado el proceso interno que el constitucional, y al revés para la Coalición Va por México.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Mario Ensástiga. Asesor del Gobierno de Morelia 2018-2021. Capacitador municipal y Facilitador de Cursos y Talleres del Programa de Formación Municipal del Instituto Nacional de Formación Política de Morena.




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