Por Catalina Rosas
El segundo debate presidencial entre la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, un ejercicio de carácter obligatorio, de conformidad con la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE). Se realizó este domingo 28 de abril en las instalaciones de los Estudios Churubusco. Bajo el formato establecido por el INE, que se basó en preguntas hechas por la ciudadanía, presentadas en videollamadas a las candidatas y candidato recogidas en plazas públicas de algunos de los 32 Estados de la República mexicana.
Los temas se relacionaron con el crecimiento económico, el empleo y la inflación; la infraestructura y el desarrollo; la pobreza y la desigualdad y el cambio climático y el desarrollo sustentable.
El “Formato B” consistió en cuatro segmentos, cuyo objetivo fue que los candidatos durante dos horas expresaran sus ideas al tiempo que se privilegiaba la participación ciudadana. Dividido nuevamente en cuatro segmentos, cada uno con dos bloques de discusión, en el primer bloque de un minuto para cada candidato, dieron una rápida introducción sobre su posición sobre los temas.
Para responder hay que evaluar los argumentos presentados para defender un proyecto o una postura. La Dra. Claudia Sheibaum se mantuvo en su papel de forma disciplinada, educada y sin desplantes, esquivó una buena parte de las acusaciones de Xóchitl que le permitió discernir que la estrategia ha de ser propositiva y no beligerante, popular y no simuladamente ciudadana, planeada y no repentina. Sabiéndose ganadora presentó más bien un plan de gobierno sobre los temas propuestos. Del lado de Xóchitl Gálvez lo que escuchamos fueron acusaciones contra Claudia, incluso con temas fuera de la agenda y una enumeración sobre lo que ha hecho en su carrera y lo que desearía hacer, defendió la legalidad de las rondas energéticas, no argumentó ni debatió un proyecto de nación. Jorge Álvarez Maynez, además de presentar propuestas las argumentó, habló de la reforma fiscal y de revisar la propiedad de las concesiones de agua. Pero pasará más con pena que con gloria.