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#TAN CERCA, TAN LEJOS // Segunda oportunidad de gobiernos de izquierda

Por José Irán Moreno Santos

El pasado primero de enero, tomó posesión como Presidente de la República de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva, y con él se cierra un ciclo de nuevos gobiernos de izquierda progresista en América Latina, se suma a los gobiernos de Perú, Colombia, Honduras, Chile, Bolivia, México, Nicaragua, Argentina, Venezuela y Cuba, los cuales desde 2018 han ido ganando elecciones en nuestra región.

Puede cuestionarse si todos estos gobiernos son democráticos, y si han ganado sus elecciones de manera democrática y apegada a las libertades y derechos de las y los ciudadanos de sus respectivos países o se han mantenido en el gobierno haciendo trampa, o se han ido adueñando del aparato del Estado para perpetuarse en el gobierno y esos cuestionamientos son válidos por el comportamiento de sus acciones y actitudes que atentan contra la democracia y se acercan peligrosamente al autoritarismo y a gobiernos dictatoriales, pero en la realidad se ubican en el espectro de la izquierda. Esa izquierda, sin apellidos, que son profundamente nacionalistas y en algunos casos manipuladoras en función de sus intereses de grupo gobernante.

Lo real y tangible es que hoy gobiernan la mayoría de Estados en América desde el Río Bravo -frontera con México- hasta la Patagonia y se autodenominan de izquierda, progresistas y populares porque ganaron con el voto ciudadano, aunque ellos le llamen pueblo y se escuden en ese término abstracto para gobernar.

Esta nueva ola de gobiernos, son más democráticos que los que vienen gobernando desde la primera ola Cuba, Venezuela y Nicaragua y que han generado mucha desconfianza en otros países de la región por su autoritarismo que han mostrado a lo largo de estos años.

La otra izquierda, ha ganado elecciones y ha perdido elecciones, Brasil con el Partido del Trabajo, el Frente Amplio en Uruguay por mencionar los más relevantes.

Y hay una tercera izquierda, que apenas está arribando al gobierno y se tienen algunas incertidumbres sobre si mantendrá su talante democrático o comenzarán a irse apropiando del aparato electoral, judicial y parlamentario que tenga como finalidad perpetuarse en el gobierno, más allá de los periodos constitucionales establecidos en cada país, o utilizarán estrategias de gobiernos clientelares, que buscarán mantener a su partido más allá del período establecido legal, pero ganando elecciones sin una claridad democrática en su quehacer.

Estamos ante una gran incertidumbre a nivel regional porque las izquierdas que hoy han gobernado nuestra región son tan inestables, poco democráticas y sin verdaderos proyectos de nación, que no sabremos si en verdad buscarán construir un Estado de Bienestar Social en cada país de la región o simplemente aplicarán políticas nacionalistas, paternalistas y clientelares para aquellos sectores que desde su punto de vista son los más necesitados, pero también son los que pueden salir a defender esos gobiernos, porque así creen ellos que están representados en esa administración.

La realidad es que nuestra América Latina hoy gobernada mayoritariamente por la izquierda a secas, no hay una ruta y compromiso primero de aceptar la democracia como un valor inalienable e inviolable de estos gobiernos progresistas y de izquierda, tampoco hay claridad sobre qué tipo de proyecto de nación pueden construir, sí es la construcción de un Estado Social Democrático y de Derecho o es un Estado Nacionalista Paternalista y Clientelar.

Tampoco hay una visión, como si lo tiene la izquierda internacional, de una estrategia internacional desde la política de cada uno de los países y me refiero al tema de la integración, hasta el momento hay incertidumbre aunque sí mucha retórica, de que el mejor futuro para nuestra región desde estos nuevos gobiernos de izquierda es enfrentar los desafíos del futuro integrados, pero en que mecanismo, en qué organización, qué tipo de integración se va a emprender, qué tipo de compromiso se van ir suscribiendo, sí se va a ir por ceder soberanía en aras de tener una coordinación regional, o habrá una moneda única, habrá libre circulación de personas; hay una gran incertidumbre sobre el tema de la integración, lo cierto es que hoy más que nunca ningún país de la región puede enfrentar los problemas que tenemos, cómo es el cambio climático, la falta de energía las energías renovables, cambio de matriz energética, mundo del trabajo, migración, desigualdad regional e interna en cada país, salarios etcétera.

Todos estos desafíos está claro que no se pueden enfrentar desde lo nacional y se hace necesario pensar, diseñar, discutir, analizar, estudiar y proponer algún mecanismo de integración.

América Latina, en esta segunda ola de gobierno de izquierda, debe tener una clara definición sobre si es una izquierda nacionalista, antioligárquica y antiimperialista por lo tanto nacionalista, también puede ser una izquierda centralista, autoritaria y antidemocrática o puede ser una izquierda progresista. socialdemócrata, defensora de los derechos humanos, de la democracia, del Estado de Bienestar, de la universalización de derechos, esto es a lo que debería de empezar a definir y comprometerse la izquierda que hoy está gobernando nuestra región y en función de estas definiciones entonces trazar un rumbo común.

No solo se debe pensar en los pobres, se debe de pensar en toda la sociedad que conforma el estado nacional, en las fronteras, en la migración, en el trabajo, en el intercambio, la dependencia y otros conceptos; porque si no vamos a repetir los errores de la primera ola, que solo se llegó al gobierno por un sector de la izquierda que busco perpetuarse en el poder y otro sector de la izquierda un poco más democrático que optó por hacer las reformas, pero no solo basto con tener las nuevas leyes sino que faltó implementarlas y por lo tanto les faltó territorio y mayor trabajo comunitario y mayor convencimiento social y por lo tanto perdieron las elecciones.

Y eso hay que buscar evitarlo si queremos construir un Estado Social Democrático y de Derecho desde una izquierda democrática y progresista incluyente y dialoguista.

Una segunda ola con líderes diferentes si formados en la izquierda, pero que traen un talante democrático, porque hoy representan más que a un sector o a una clase de su país, si no representan a una nación y a las esperanzas de muchas y muchos que votaron por ellos.

Esperemos que esta nueva generación de dirigentes tenga la sabiduría, inteligencia y aplomo para transformar sus países, pero también para aportar a una región muy desigual y con importantes oportunidades de futuro.

Los desafíos son muchos, pero antes de enfrentarlos, se hace necesario definiciones y es un buen momento para empezar a construir esa izquierda democrática y progresista.

Se hace necesario comenzar a construir la narrativa, el discurso y la propuesta de futuro para un Estado de Bienestar Social incluyente y democrático y para ello se requiere de diálogo, propuesta, inteligencia, estudio y voluntad política.  La izquierda en América Latina tiene que democratizarse y hoy los gobernantes de esta izquierda tienen que propiciar esa democratización, para dar el siguiente paso, que es la integración y un proyecto común de nación y de región.

Vayamos construyendo ese espacio de diálogo y esas ideas del futuro de nuestra región y que no sea en esta ola, cuando las y los ciudadanos se decepcionen de este proyecto alternativo que la izquierda representa y terminemos solo administrando la corrupción, la pobreza, la marginación y el neoliberalismo, vayamos en la construcción de esa América para los americanos desde Alaska hasta la Patagonia sin exclusión y con perspectiva de futuro.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org

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