Por Roberto Pantoja Arzola
Han quedado ya definidas las reglas con las que MORENA y los partidos coaligados definirán al Coordinador Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación, mismo que una vez que se cumplan los plazos legales, seguramente será el abanderada o abanderado del movimiento a la presidencia de la república.
Con recorridos por territorio nacional, evitando onerosos gastos de campaña así como prácticas antidemocráticas como la denostación a los compañeros y el acarreo, será que la izquierda defina a través de una única pregunta en una encuesta, a la figura política que seguramente sucederá en el cargo al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las fuerzas progresistas continúan ganandole batallas estratégicas a la derecha y ha quedado en claro que la unidad será el bien a privilegiar dentro de todo este proceso en el que ya van un paso adelante de la alianza “Va por México”, la cual no ha dado pie con bola para definir el mecanismo mediante el cual concretará el nombre de su abanderado presidencial.
Sin embargo, resulta un imperativo urgente que MORENA, PT y PVEM definan a la brevedad su programa político y que este sea construido con la participación de amplios sectores de la población a efecto de que estos vean en él una causa digna de defender en las urnas. Es conveniente pues, que los recorridos de los precandidatos presidenciales que tendrán lugar en la siguiente semanas, tengan un fuerte contenido de debate y apertura a la reflexión sobre los grandes problemas del país.
Está claro que el movimiento ha aprendido de las lecciones que marcaron el rumbo de las elecciones celebradas hace unos días en el Estado de México y en Coahuila. La pulcritud y la transparencia del proceso, serán sin duda el baluarte que permita mantener la cohesión y la unidad de cara a la elección presidencial del 2024. Aunado a ello, la inclusión de los aspirantes del PT y del Partido Verde, permite cerrarle la puerta a la tentación de la fractura y el rompimiento.
Será importante además, que esta generosidad fraterna con la que se forjaron estas reglas de definición de la candidatura presidencial, se replique en los procesos de elección de las otras candidaturas. Muy poco ayudaría al movimiento tener un candidato presidencial fuerte, sin el acompañamiento de buenos perfiles en las candidaturas a las posiciones parlamentarias.
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