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OPINIÓN // Pobreza, presupuesto y dignidad humana.

Por: Gerardo A. Herrera Pérez.
Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) expresan que, 43.6% de la población nacional estaba en situación de pobreza en 2016, es decir, 53.4 millones de personas, de éstos 9.4 millones se encontraba en situación de pobreza extrema, mientras que la Comisión Económica para América Latina refiere que en México el 1% de los adultos más ricos concentra el 36% de la riqueza total.
Asimetrías de la riqueza nacional y de la mala distribución de la misma. Frente a este panorama, y toda vez que en próximas semanas se dará inicio a la integración del Programa Presupuesto Federal 2019, es importante que la propuesta de viabilidad a las expectativas y necesidades de la población y a los compromisos de campaña del Presidente electo, licenciado Andrés Manuel López Obrador, para erradicar la pobreza y la desigualdad social.
El PPF 2019, deberá de integrarse bajo una misma dinámica y oportunidad social; atender a las desigualdades de la riqueza nacional, brindando oportunidades a los grupos en situación de vulnerabilidad. El PPF 2019, deberá de contar con distintos ejes transversales, que garanticen que el presupuesto este orientado a atender los compromisos internacionales en materia de derechos humanos, y las necesidades sociales de los grupos en condiciones de precariedad o marginación.
El presupuesto en este sentido deberá prepararse en condiciones que permita atender la agenda de los derechos humanos, de perspectiva de género (atención a un modelo sin violencia para las mujeres y nuevas masculinidades), de igualdad y no discriminación, y de interculturalidad. Ningún gobierno puede hablar de la paz, si es que antes no ha generado las acciones de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, de manera amplia.
La falta de un presupuesto preparado con perspectiva de derechos humanos, igualdad y no discriminación y otros ejes ya mencionados, desde luego que no permite hacer viable una mejor distribución de la riqueza nacional, haciendo qué, el combate a la pobreza, a la desigualdad de los grupos en situación de vulnerabilidad, como las personas con discapacidad, personas indígenas, niños, niñas y adolescentes, los mismos jóvenes, jornaleros, y los migrantes entre otros, se mantenga y no generen el adelanto de los mismos.
El CONEVAL señala que existían en 2016: 21.3 millones de personas con rezago educativo; 19.1 millones de personas con carencia por acceso a los servicios de salud; 68.4 millones de personas con carencia por acceso a la seguridad social; 14.8 millones de personas con carencia por calidad y espacios de la vivienda; 23.7 millones de personas con carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda; y 24.6 millones de personas con carencia por acceso a la alimentación.
Por ello, el PPF 2019, no podrá eludir la perspectiva en materia de derechos humanos, toda vez que retardaría los ejes constitucionales de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, y todos aquellos derechos sociales como la educación, la salud, una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad, entre otros, como la cultural y el deporte. Dar continuidad a los presupuestos que obedecen más a las cuestiones de intereses neoliberales y del capital, que a los intereses de los grupos en situación de vulnerabilidad y de pobreza, continua limitando las capacidades de las personas, limita sus libertades y agrava los factores que acentúan la exclusión y discriminación.
México, en esta nueva administración, podría dejar de obedecer a factores económicos, sociales, culturales, ambientales e incluso políticos, si es que su presupuesto no es elaborado con una visión multidimensional, y con los ejes de perspectiva de derechos humanos, que combata la pobreza; con ello, las personas y los grupos en situación de vulnerabilidad tendrán acceso a mayores recursos, así como a mejorar las oportunidades de desarrollo para ir mejorando el beneficio de sus derechos humanos.
Y es que nos debe quedar claro que el abatir la pobreza, se rompe con el cerco de la opresión y el sometimiento, la dependencia y subordinación de los grupos en precariedad, para dar paso a que las personas vayan adquiriendo libertad y autonomía en sus decisiones.

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