Por: Javier Lozano.
La línea es muy delgada para regresar al otrora.
El PRD está a unos días de cumplir su Trigésimo Aniversario.
Inmerso en una serie de suspicacias para definir su futuro: el PRD trabaja para recomponer la ruta que lo regrese al escenario político competitivo.
El PRD es un producto de las luchas populares, campesinas, y de los movimientos sociales que tenían actividad a través de los partidos políticos, cuya doctrina era inherente a la llamada izquierda progresista; pero también, como consecuencia de una necesidad de aglutinar a la sociedad que era disidente del poderoso PRI.
En la actualidad, el partido de la revolución democrática, ha sufrido diferentes episodios, que han establecido una fractura en sus principales estructuras. Algunos errores, incongruencias y malas decisiones, lo han colocado prácticamente en un estado de vulnerabilidad y fragilidad en su dirigencia y militancia nacional.
Es evidente que la constitución de grupos al interior del partido, cimentaron un divisionismo distante de su lucha, que edificaron a finales de los años 80. Sin embargo, una serie de maniobras, negociaciones y operaciones políticas impulsaron el “Pacto por México” en los tiempos contemporáneos, lo cual, los coloco en un terreno de rechazo generalizado, no solo de los simpatizantes perreditas, sino de la sociedad en general.
Pero quizá lo que más causó estupor, fue la alianza que consolidaron con uno de los partidos antagónicos a su ideología como es el PAN; ese sin duda fue el punto central del debate, y el principal detonante que fraguara la polarización de sus militantes. Segmentos de la población, rechazaron la idea de conjugar el bloque “por México al frente”, el cual, consideraban una candidatura con sesgos unilaterales, sobre todo de las dirigencias nacionales, que utilizaron la estructura de su partido para empujar sus designaciones.
El ambiente que se generó a posteriori, llevo a múltiples señalamientos que encajonaron al partido, a una crisis mayúscula; esta premisa, ha sido justamente una de las concepciones más analizadas y reflexionadas por sus liderazgos, así como especialistas políticos.
En la actualidad, existe un escepticismo total; el PRD se encuentra en un momento definitorio. Ei el PRD quiere recomponer su fuerza política que lo llevo prácticamente a estar cerca de obtener la presidencia de la república en procesos anteriores: tiene que erradicar primeramente la improvisación, la frivolidad, y por supuesto los vicios que han heredado de los partidos que fueron hegemónicos.
La vocación de algunos perredistas de cepa, es consecuencia de aquellos principios que adoptaron cuando impulsaron la corriente progresista de izquierda; me consta, soy testigo porque he tenido la oportunidad de conocer a muchos. Pero la acrecentada adquisición del mismo discurso trillado, sobre todo de sus dirigentes estatales y nacionales, ha desgastado políticamente al partido. En la medida de que el PRD sea capaz de alimentar una ruta que le regrese al escenario político electoral, sobrevivirá la esperanza y el respaldo que administraron por muchos años; de lo contrario, existirá la discrepancia, el albazo, el divisionismo y las malas decisiones que lo llevaron al fracaso en las pasadas elecciones.
Fracturado y dividido, el PRD festejara su 30 aniversario; hay que recordar que la fracción de intereses de algunos personajes, llevaron al partido a impedir su consolidación con muchos liderazgos importantes. La adhesión al pacto y al bloque por México al frente, provocaron una de sus peores crisis internas; ahora, viven momentos decisivos, pero esta vez, bajo ciertos factores que se van a traducir en definiciones posteriores. Si el partido quiere mantener abierta la posibilidad de retener el gobierno, se debe abrir los procesos democráticos; deshacer la idea de sumar alianzas que en la realidad restan; y la última, imponer a candidatos bajo procesos turbios. Se ve complejo, MORENA le ha ganado terreno, y se perfila para gobernar Michoacán en el 2021.
