Raúl López Téllez
En los preámbulos de una tarde nublada, un poco de lluvia refresca los ímpetus juveniles que se congregan ante Ciudad Universitaria.
Es 2 de octubre y no se olvida. Lo inusual podría decirse en esta marcha fue la unión de contingentes no sólo de los albergues estudiantiles de la Universidad Michoacana, sino la suma de alumnos de la UNAM, colectivos feministas.
Cesa la lluvia y la serpiente se empieza a mover, avanza por Cuautla y la gente ya está asomada desde las banquetas, las puertas y las ventanas con el coreo que empieza a cobrar fuerzas.
“2 de octubre no se olvida, 2 de octubre no hay derrota”.
La multitud toma la Madero y al asomo de un mayor número de reporteros en la cobertura suena la consigna clásica, acuñada ésta sí en el fragor del año olímpico: ” Prensa vendida cuéntanos bien…”.
De Uruapan marcha en el contingente la Casa Madre Latina, con varios de los moradores pelados a rape. Marchan también las normales, encabezadas por Tiripetío, los del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, en una concentración de varios cientos de manifestantes, recibidos en el primer cuadro de la ciudad por un despliegue de antimotines, presentes desde el cruce de Nigromante y la Avenida Madero, otro más en Abasolo y el más amplio en Palacio de Gobierno.
“En la época del engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”, reza una manta de los normalistas y la marcha se llena de algarabía con las carreras que emprenden los jóvenes desde el hotel Alameda a Palacio de Gobierno, a donde retornará la marcha para cerrar con un acto de condena a los hechos de aquellos días y castigo a los culpables, la exigencia unida a la efeméride por 51 años, en una arenga en la que se incorporan demandas recientes y emergentes como los 43 normalistas de Ayotzinapa, los desaparecidos en aumento, los feminicidios y la falta de recursos hacia las universidades por parte de los gobiernos estatal y federal.
La lluvia insiste al final, tal vez para refrescar memorias. Algunos carteles muestran los estragos del agitarse, las mantas se enrollan. Fue otro 2 de octubre, no se olvidó.