Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Las autoridades fronterizas de Estados Unidos usan poderes pandémicos para expulsar inmigrantes.
O al menos eso es lo que reportan los principales medios del mundo.
Associated Press narra el caso de Alexy, una mujer hondureña víctima de las circunstancias y de las políticas extremas. Y la BBC exhibe una historia similar.
“La mujer hondureña estaba embarazada de nueve meses y estaba agotada de dolor de estómago cuando la Patrulla Fronteriza la encontró en las montañas del sur de California con su pareja de hace mucho tiempo y su hijo de 9 años. Lo que sucedió a continuación ilustra lo difícil que ha sido buscar asilo en los Estados Unidos durante la pandemia de coronavirus”, dijo AP.
“Alexy, de 32 años, y su hijo Samuel fueron llevados a la frontera en la madrugada del 28 de junio y regresaron a México. Dos días después, después de dar a luz en un hospital en Chula Vista, California, Karina, de 25 años, fue devuelta a Tijuana de manera similar con su hijo recién nacido, ciudadano estadounidense por derecho de nacimiento”.
La medida es anormal. Según AP, comúnmente la familia seguramente hubiera sido liberada en Estados Unidos para tramitar el asilo.
Pero hoy son otros tiempos.
“(Existen) barridos por Aduanas y Protección Fronteriza utilizando el poder extraordinario disponible durante emergencias de salud pública para expulsar a los mexicanos y muchos centroamericanos de inmediato a México y renunciar a las leyes de inmigración que incluyen el derecho a solicitar asilo”.
La nueva política —a esta altura parece burla— se produce a pocos días de las promesas de Donald Trump durante la visita del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador respecto de apoyar a los migrantes.
La agencia también entrega cifras. En junio la Border Patrol puso a 27 mil 535 personas en vías de expulsión por la emergencia de salud pública. Y cita duros comentarios de algunos funcionarios.
“Chad Wolf, el secretario interino de Seguridad Nacional, se jactó de que la mayoría de las expulsiones se llevan a cabo en dos horas”, indicó. Y el director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración, Mark Krikorian, fue incluso más allá.
“Las autoridades estadounidenses manejaron el caso adecuadamente y acusaron a la familia de tratar de usar al recién nacido para asegurar su estatus legal. Deberían haberse establecido en México.
“El asilo ha sido tan ampliamente utilizado como una táctica para la inmigración ilegal que, sinceramente, ya no lo creo. Supongo que cualquiera que cruce México y solicite asilo (en los Estados Unidos) está mintiendo hasta que se demuestre lo contrario”.
La BBC también se hizo eco de la historia. Y también en tono crítico.
“La joven Natalia, de 16 años, huyó de Honduras tras haber denunciado a su padre por abusar de ella sexualmente. Junto a su madre, viajó a la frontera entre México y Estados Unidos y finalmente se presentó sola ante la autoridad migratoria estadounidense”, narra.
“Ingresó en un refugio administrado por el gobierno de ese país y creyó que tendría posibilidades de pedir asilo y de ser liberada para reunirse con un familiar cercano que vive en Estados Unidos. En cambio, fue deportada a Honduras en medio de la pandemia mundial del coronavirus. Arribó a su país para reencontrarse con el temor de recibir las mismas amenazas de familiares que la culpan por haber denunciado a su padre, quien a raíz de ello fue encarcelado, según describe el abogado de Natalia en EU”.
Es posible que la Natalia de la BBC sea la misma Alexy de Associated Press. “El nombre verdadero de Natalia no es este y ha sido inventado para proteger su identidad”, dice una aclaración al final de la nota.
El punto es: además de las medidas normales usadas por Estados Unidos para deshacerse de los migrantes, la pandemia ha llegado a agravar el asunto.
Y a diario, miles de Alexys —o Natalias— sufrirán las consecuencias.
