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¿Por qué la DEA pidió la detención del otrora todopoderoso general Salvador Cienfuegos?

Metapolítica

Morelia, Michoacán.- No hay dos opiniones en México: la detención en Estados Unidos del exsecretario de Defensa, Salvador Cienfuegos, los tomó a todos por sorpresa.

Y también implica una complicación mayúscula para la política interna de México, por tratarse de un militar altamente respetado por las tropas de un Ejército hasta ahora intocable y fuera de los vaivenes que contaminan la vida política del país.

El anuncio fue dado a conocer ayer por el canciller Marcelo Ebrard.

“He sido informado por el Embajador Christopher Landau de los Estados Unidos que el ex Secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, ha sido detenido en el Aeropuerto de Los Angeles, California. La Cónsul en Los Angeles me estará informando próximas horas de los cargos. Ofreceremos la asistencia consular a la que tiene derecho. Les mantengo al tanto” dijo anoche el canciller, en dos tuits distintos.

Respecto de las causas específicas, es necesario proceder con claridad: hasta ahora son desconocidas. Ayer solo se reportó que la detención fue a petición de la Administración de Control de Drogas  (DEA, en inglés), y que está centrada en su presunta relación con el crimen organizado.

Por lo pronto, y a la espera de anuncios más concretos sobre las causas, los medios ya comenzaron las especulaciones.

“Su detención trasciende sexenios, países y Gobiernos. Es un misil también para el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, que ha hecho del ejército uno de los pilares de su política. Las Fuerzas Armadas, a diferencia de los partidos, son un cáliz que se maneja al margen del fango político diario y hasta esta última batalla Cienfuegos había salido indemne”, dice la edición matutina del diario El País.

Y recuerda su cuestionado rol durante las investigaciones de los 43 normalistas desaparecidos.

“(Cienfuegos) contuvo la violencia e hizo todo lo posible por ocultar los abusos de los militares, como la matanza extrajudicial en Tlatlaya o la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en cuya investigación se negó a colaborar a pesar de que sus hombres tuvieron un papel importante como testigos”.

Finalmente, resume que “es la primera vez que Estados Unidos apunta tan alto. El arresto de Cienfuegos no es baladí, se trata del máximo responsable del ejército del vecino del sur durante todo un sexenio, la misma persona, no obstante, a la que el Pentágono premió por su carrera hace dos años”.

Las dudas arrecian, sin embargo, por cuanto la supuesta obstaculización de dos casos emblemáticos de derechos humanos en México corresponden a la política interna, y no aparecen conexiones visibles con Estados Unidos.

En tanto Jorge Luis Sierra, especialista en temas de seguridad y fuerzas armadas y Knight Fellow del Centro Internacional para Periodistas, deslizó en el diario El Universal la histórica intención de Estados Unidos de capturar a un militar de alto rango en México desde los tiempos del ya legendario asesinato del agente Enrique Camarena.

“La detención de un exsecretario de la Defensa Nacional mexicano es el cumplimento de un viejo sueño histórico de la Agencia Antidrogas Estadounidense, al menos desde que el agente Enrique Camarena Salazar fue secuestrado, torturado, y luego asesinado por un grupo de narcotraficantes mexicanos en 1985”, dice el autor.

Y recuerda que “los secuestradores torturaron a Camarena para saber qué tanto sabía el agente de la DEA sobre los funcionarios públicos involucrados con el narcotráfico. La sospecha de los agentes antinarcóticos estadounidenses, nunca confirmada, fue que los interrogadores querían saber si Estados Unidos sabía algo sobre el presunto involucramiento del general de división Juan Arévalo Gardoqui, entonces secretario de la Defensa, con el cártel de Guadalajara”.

También agrega otro dato que pudiera arrojar luces: el respaldo de Cienfuegos aun general altamente cuestionado en Estados Unidos.

“En 2012, luego de que Enrique Peña Nieto había ganado las elecciones, comenzó a correr en Washington la versión de que uno de los oficiales que se habían reunido con Amado Carrillo Fuentes en 1977, según el informe de la DEA entregado a Janet Reno, ya había ascendido a general de división y quería convertirse en el Secretario de la Defensa Nacional.

“Una nota publicada a principios de 2013 por el New York Times decía que ese general era Moises Augusto García Ochoa, ex director de Administración de la Defensa Nacional en la administración del presidente Felipe Calderón. La nota del Times afirmaba que el gobierno de Estados Unidos logró que el general García Ochoa no quedara finalmente como secretario de la Defensa.

“Sin embargo”, añade, “el general Cienfuegos, haciendo caso omiso de las advertencias del New York Times, nombró a García Ochoa como comandante de la XI Región Militar con sede en Torreón, Coahuila”.

Por su parte, la revista Forbes publicó una información que podría resultar clave en el futuro: el abrupto aumento del patrimonio del general.

“Salvador Cienfuegos Zepeda, exsecretario de la Defensa Nacional (Sedena), quintuplicó su fortuna guarda en cuentas bancarias, inversiones en lujosas casas y humildes departamentos, así como en automóvil del año y otro de colección.

“Las cuatro casas del jefe de las Fuerzas Armadas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, un auto de lujo y una cuenta bancaria están valuadas en más de 26 millones 268 mil 784 pesos, revela su declaración patrimonial presentada a la Secretaría de la Función Pública (SFP)”.

Hasta ahora son solo datos, sin que necesariamente tengan relación con las causas de su detención.

Y sin embargo, mientras se esperan las acusaciones concretas, podrían ayudar a entender el mapa geopolítico en el que desde la noche del 15 de octubre se han visto envueltos México y Estados Unidos.

México otra vez está convertido en un terremoto.

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