Metapolítica
Morelia, Michoacán.- La pesadilla que previamente manifestaron miles de estadounidenses, demócratas o republicanos, parece estar a un paso de hacerse realidad: la judicialización de los resultados de las elecciones.
Esta mañana, hace pocos minutos, el actual presidente Donald Trump inició la segunda parte de su plan: acusar fraude en los votos emitidos por correo.
“Anoche estaba liderando, a menudo sólidamente, en muchos estados clave, en casi todos los casos controlados y controlados por los demócratas. Luego, uno por uno, comenzaron a desaparecer mágicamente a medida que se contaban los vertederos sorpresa. MUY EXTRAÑO, ¡y los “encuestadores” lo entendieron completamente e históricamente mal!”, dijo Trump en su cuenta de twitter.
¿Por qué Trump afirma esto? ¿Cuál es su plan para hacerse con la elección?
La trama es la siguiente.
Las votaciones por correo se han inclinado mayormente por los demócratas, y es razonable pensar que así seguirá la tendencia.
Las votaciones presenciales efectuadas ayer, en cambio, dan apoyo mayoritario a Trump.
¿Por qué ocurre?
Simple: Biden llamó a sus seguidores a actuar con cautela ante el COVID-19, y muchos obedecieron y votaron por correo. Trump, en cambio, apeló a una retórica más primitiva y llamó a sus seguidores a votar en masa. De esta forma, además, se entiende que durante los meses anteriores minimizara los efectos del coronavirus.
Las votaciones por correo se han inclinado mayormente por los demócratas, y es razonable pensar que así seguirá la tendencia. Las votaciones presenciales efectuadas ayer, en cambio, dan apoyo mayoritario a Trump.
¿Por qué Trump llamó a votar antes a sus seguidores?
Según las especulaciones de analistas estadounideses, precisamente para tener más votos el día de la jornada electoral, ostentar su triunfo y después ensuciar el resto del proceso (es decir, el conteo de votos en teoría favorables a Biden). Sucede que según las leyes de varios estados, los primeros en contarse deben ser los votos presenciales. Para tener éxito en su plan, Trump debía hacerse de ellos como fuera.
Biden llamó a sus seguidores a actuar con cautela ante el COVID-19, y muchos obedecieron y votaron por correo. Trump, en cambio, apeló a una retórica más primitiva y llamó a sus seguidores a votar en masa. De esta forma, además, se entiende que durante los meses anteriores minimizara los efectos del coronavirus.
Y según este plan, la tercera etapa consistiría en llevar al Tribunal Supremo los resultados de la reñida elección. Y en ese ámbito Trump tiene todas las de ganar: seis de los nueve integrantes del tribunal tienen simpatías republicanas. Podría repetirse así la elección del año 2000, cuando a través de una artimaña la corte máxima otorgó el triunfo al republicano George Bush por sobre el demócrata Al Gore.
Por lo pronto, Trump ya inició la pesadilla. Una que resulta un muy buen negocio para él.
