Oscar Guerrero
Morelia, Michoacán.- La marihuana roló en Morelia. El singular olor que emana de un cigarrillo forjado con la planta próxima a ser legalizada invadió una esquina de la Plaza de Armas.
Este jueves salió humo blanco del corazón de la capital michoacana, ante la mirada de todos, incluso de policías, quienes más tarde consumaron la detención de 32 jóvenes. O al menos eso informaron fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Desde hace unos días se emitió la convocatoria para una “convivencia cannábica” en uno de los costados de la Catedral de Morelia, cuyo efecto cobró fuerza cuando, en medios de comunicación y redes sociales, se aseguró que no habría problema alguno con la autoridad.
Con la noticia creció la expectativa. Pero no sólo eso: también la asistencia de consumidores de marihuana, aunque —entre la pandemia y la estigmatización que gira en torno a ella— no fueron más de 200 los que respondieron a la convocatoria. En su contenido especificaba que debías respetar sana distancia, portar cubrebocas y no cargar más de 5 gramos de yerba, tal y como lo establece la Ley General de Salud.
A eso de las 15:30 horas la gente interesada en que se desarrollara el “fumatón” ya estaba a la expectativa. El reloj seguía corriendo y al mismo ritmo sus pies hacia el centro de Plaza de Armas. Ahí, minutos más tarde, desaparecerían estigmas e inhibiciones por el consumo de marihuana, también conocida como mota, yeska, María, coffe, macuña, grifa, mois, entre otros.
Con la noticia creció la expectativa. Pero no sólo eso: también la asistencia de consumidores de marihuana, aunque —entre la pandemia y la estigmatización que gira en torno a ella— no fueron más de 200 los que respondieron a la convocatoria.
Cuando el reloj marcaba las 16:25, 4:20 para los consumidores, la agilidad para hacer cigarros de marihuana sorprendía. Todas y todos los presentes esperaban ansiosos para que fueran las 4:20, hora que se reconoce como la indicada para prender un cigarrillo de mota en honor al Día Internacional de la Marihuana, es decir el 20 de abril: cuarto mes, día 20.
Cuando el reloj marcaba las 16:25, 4:20 para los consumidores, la agilidad para hacer cigarros de marihuana sorprendía.
4:20
Dieron las 4:20 y de la Plaza de Armas comenzó a emanar humo blanco. No, no por un tema político: uno diferente, muy distinto. Uno que tiene que ver con la marihuana.
Para las 4:29 se acercó un norteño, o dos integrantes de un grupo de norteño, mejor dicho. Tocaban, observaban y esperaban una propina que, en este caso, no se tradujo en pesos.
“Sé que me rifo la vida regando la yerba mala, pero se siente bonito cuando recibes la lana”, cantaba el norteño. “Es de Los Tucanes”, le contestó uno de los integrantes de la pobre agrupación a un joven presente en el “fumatón”.
“Pues que a gusto está la manifestación, es bien tranquila la gente”, dijo una joven que pasó a un costado del rincón de la Plaza de Armas en que se congregaron los que aprueban la legalización de la planta.
Primera llamada
La policía que rodeó la plaza pública hizo sonar sirenas. No dio indicación ni tampoco invitó a los presentes a retirarse, quienes, a través de un megáfono, agradecieron su presencia y a las autoridades por permitirles llevar a cabo su “convivencia cannábica”.
“Somos pachecos anarquistas, pero pacifistas”, dijo uno de los presentes en el megáfono, en total despego a la percepción de anarquismo que tienen sus precursores. Los hermanos Flores Magón, por ejemplo.
“Salgan del closet verde”, gritó otro, quien a su vez compartía el toque con el de a lado —cosa que, de acuerdo con la convocatoria, no estaba permitida—. La convocatoria poco a poco fue ignorada: fue letra muerta, como muchas leyes mexicanas.
“Somos pachecos anarquistas, pero pacifistas”, dijo uno de los presentes en el megáfono, en total despego a la percepción de anarquismo que tienen sus precursores. Los hermanos Flores Magón, por ejemplo.
¡No al narco!
Desde el megáfono con que se organizó la reunión uno de los asistentes invitó a que la legalización del uso lúdico de la marihuana no sea pretexto para seguir nutriendo a la industria del narcotráfico. “¡No consuman plantas que tienen sangre de por medio!”, refirió con euforia.
Ese mismo argumento fue utilizado para motivar a los presentes a sembrar su propia marihuana, sin intermediarios de por medio. En especial, sin relación con la delincuencia organizada.
Uno de los asistentes invitó a que la legalización del uso lúdico de la marihuana no sea pretexto para seguir nutriendo a la industria del narcotráfico. “¡No consuman plantas que tienen sangre de por medio!”, refirió con euforia.
Tiempo de lectura
En el intermedio, los amantes de la marihuana dedicaron un tiempo de lectura para hojear un material impreso que se entregó en el lugar. La Dosis, llevaba por nombre.
En él se leía de todo: desde las propiedades de la marihuana hasta el uso político que se la ha dado para la atracción de votos.
“Para algunos colectivos de activistas y muchos usuarios a los políticos no les interesan los derechos de los usuarios, sea porque piensan que están coludidos con el crimen o porque son parte de un sistema que extorsiona y criminaliza a los usuarios”, rezó parte de uno de los textos plasmados en La Dosis.
Segunda llamada… a escondidas
Sigilosa, la Policía Michoacán cazaba a quienes iban saliendo de la Plaza de Armas sin muchos testigos. El número de detenidos es aún una incógnita. Fueron 32, dijeron en la SSP. Los uniformados detuvieron sin ton ni son, sin una inspección protocolaria de por medio, aseguran otros.
El accionar de la Policía Michoacán pasó a segundo plano, pues hoy la noticia se pintó de verde. La noticia fue que, a unos cuantos metros de la Catedral, hoy cientos de ciudadanos hicieron efectivo el 4:20.
Sigilosa, la Policía Michoacán cazaba a quienes iban saliendo de la Plaza de Armas sin muchos testigos. El número de detenidos es aún una incógnita.
Así, la marihuana dio una probadita de lo que le espera a Morelia cuando las decisiones que están tomando los legisladores se cristalicen y se armonicen a nivel local. Una probadita en en la cual no existió cabida para la violencia.