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Felipe Calderón se dice listo para ser el “primer caballero” de Los Pinos

México nunca ha tenido una presidenta. Por tanto, jamás ha tenido un “primer caballero”, ni se tiene claridad sobre las actividades que le corresponden a esta figura. Pero Felipe Calderón Hinojosa ya se visualizó en el papel y se anima a esbozar una idea sobre cuál será su rol en caso de que Margarita Zavala llegue a ser jefa del Ejecutivo.
“Me dedicaría a no estorbarle en su trabajo, a no intervenir ni opinar, salvo que ella me pida un consejo basado en mi propia experiencia”.
Respecto a las ventajas de su mujer sobre el resto de los aspirantes a la Presidencia de la República, el exmandatario sostiene que posee una cualidad que escasea en estos tiempos de gobernadores ladrones y prófugos: “ella tiene calidad ética, y es la única que puede derrotar una alternativa basada en el resentimiento y en la demagogia”.
A más de cuatro años de haber dejado el poder, en medio de varias polémicas al interior de su partido y en un enfrentamiento, virtual pero directo, con el exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira; el ex presidente respondió por escrito a una serie de preguntas que ejecentral le formuló sobre Donald Trump, la sucesión en 2018, corrupción y narcotráfico. Así, Calderón plantea tres mitos y tres verdades sobre su estrategia de seguridad, sostiene que es una falacia que su combate a la delincuencia haya sido en busca de legitimidad política y asegura que México tiene un buen arsenal en caso de desatarse una guerra comercial con Estados Unidos.
Sobre la competencia política, asegura que México vive al fin una verdadera “incertidumbre democrática”, pero lamenta que la alternancia política no haya venido acompañada de una sólida rendición de cuentas.
-Durante su gobierno, usted planteó una estrategia de largo plazo y visualizó el México 20-30. ¿Qué de aquél proyecto aún está vigente?
-Efectivamente en aquel momento elaboramos un proyecto de gran visión al que llamamos México 2030. Lo construimos con la participación de ciudadanos, empresarios, académicos y servidores públicos. Ese esfuerzo colectivo condujo en gran medida los objetivos que nos trazamos para el sexenio. De él derivó el Plan Nacional de Desarrollo, y algunas Estrategias y Programas Sectoriales.
“Sigue vigente mucho de lo que ahí decimos, empezando por los grandes objetivos: los mexicanos queremos un país de leyes, donde nuestras familias y nuestro patrimonio estén seguros y podamos ejercer sin restricciones nuestras libertades y derechos.
“Queremos una nación plenamente democrática, en donde los gobernantes rindan cuentas claras. Y hoy la realidad nos recuerda la importancia de trabajar en la rendición de cuentas y en el combate a la impunidad ante una crisis de corrupción, en la que vemos todos los días los escandalosos actos de gobernadores y funcionarios que en lugar de servir a México se sirven de México”.
-Faltan 13 años para el 2030. ¿Considera usted que vamos en la ruta del México que debemos ser?
-Avanzamos mucho y, qué duda cabe, había y sigue habiendo enormes pendientes. Y, en honor a la verdad, este camino no ha estado exento de desviaciones, avances más lentos o incluso estancamientos y retrocesos en algunas áreas.
“Al finalizar la administración, muchas de las condiciones y expectativas de México estaban en su mejor punto.
“En la parte económica las cosas iban razonablemente bien, conforme a la visión, y algunas continúan, a pesar de que hoy México crece a tasas de alrededor de 2% y de que se ha observado un fuerte incremento del gasto público, financiado, por un lado, con aumento de impuestos y por otro con aumento de la deuda. Ésta creció en más de 80% y pasó de 33% a 52% del PIB. Ciertamente, las reformas logradas, particularmente la de Telecomunicaciones y Energía, permiten abrigar esperanzas de mejora.
“Me parece que, a pesar del enorme esfuerzo que mi administración dedicó a los temas de Estado de derecho, seguridad y justicia, y lo mucho que se avanzó en la reconstrucción de agencias y dependencias públicas avocadas a ello, ésta sigue siendo la parte más débil y con fuertes repercusiones en todos los ámbitos, incluido el económico. Creo que en algunas áreas se observa cierto estancamiento y en ocasiones un franco retroceso con respecto a las políticas iniciadas entonces.
“La debilidad del Estado de Derecho incide en dos de los principales problemas de México y que ponen en peligro la viabilidad de nuestro desarrollo: uno es la corrupción, el otro la inseguridad”.
-Tomando en cuenta las últimas dos décadas, ¿piensa que la alternancia política ha traído beneficios?
-Por supuesto que ha traído beneficios, pero también nuevos desafíos. Los avances en materia de derechos humanos, libertad de prensa, acceso a la información pública y de pesos y contrapesos entre Poderes no se pueden explicar sin la alternancia.
“El fortalecimiento de la sociedad civil y la profesionalización de la administración pública son consecuencias positivas, al menos en el ámbito federal. A nivel local también ha habido avances significativos, pero aún hay algunas entidades federativas que no han experimentado la alternancia. Desde el año 2000, hemos transitado de un pluralismo político a un sistema de partidos cada vez más competitivo. Hoy en día tenemos una auténtica “incertidumbre democrática”, esto es, no hay certeza de quién será el ganador en las elecciones y eso es una gran diferencia con respecto a la situación que durante décadas se vivió en el país.
“Desafortunadamente, el desarrollo de nuestra democracia electoral ha sido muy costoso y los resultados no han sido los esperados por la mayoría de la gente. Las elecciones a una sola vuelta generan resultados cada vez menos satisfactorios para los ciudadanos y debilitan la representatividad de los así electos.
“Los desafíos también son evidentes: un federalismo que empodera a las autoridades locales, pero no los obliga a rendir cuentas, hay además crisis de representación política y desconfianza ciudadana. En particular preocupa que la alternancia no ha venido acompañada de una sólida rendición de cuentas, ni del debido cumplimiento de las obligaciones del Estado en materia de seguridad y justicia, quizá en parte porque la transición del sistema presidencialista a uno democrático no vino acompañada con elementos de control y rendición de cuentas adecuados.
-Tradicionalmente, los expresidentes de México tienden a replegarse y tener un bajo perfil político, pero usted ha sido la excepción. ¿A qué se debe este activismo?
-Yo creo en las libertades y específicamente en la libertad de expresión. Ejerzo ese derecho con conciencia sobre lo que implica ser un expresidente de la República. Tengo una vocación política y una militancia. Es más, aprendí que la participación política es no sólo un derecho sino un deber, una obligación ética.
“Con la prudencia debida, no veo por qué no he de ejercerlas en los temas nacionales, y en los internacionales hay muchísimo que hacer tanto en la agenda democrática como en la del medio ambiente. Opino sobre asuntos que me parecen relevantes y me dedico a trabajar por causas que desde siempre me han apasionado: el desarrollo sustentable, el humanismo político y la democracia.
Los desplantes de Trump
-Varias voces le han sugerido al presidente Peña Nieto convocar a los expresidentes del país y diseñar en conjunto un plan de acción frente a los desafíos que plantea el gobierno de Donald Trump. ¿Usted coincide? ¿Usted colaboraría?
-Participaría con mucho gusto si se me pidiese una colaboración con el país en cualquier sentido; sin embargo, creo que el Presidente en turno tiene todo el derecho de definir su propia agenda y planes con independencia de los que podamos opinar presidentes anteriores.
“Lo importante, con o sin expresidentes, es lograr una verdadera respuesta de Estado ante diversos temas, por ejemplo, en el frente que se ha abierto desde que Trump asumió la presidencia de EU”.
-Usted ha dicho que se deben erosionar las bases de apoyo de Trump desde el punto de vista comercial. ¿Dónde están esas bases?
-He sugerido que una de las acciones que debemos hacer en caso de que se realicen acciones antimexicanas en materia comercial es ejercer el derecho que tiene México conforme al derecho internacional de imponer acciones comerciales recíprocas o retaliatorias de manera selectiva.
“Así, en el caso de que se impusieran restricciones a los productos mexicanos -cosa que no es remota, dado que ya se trata de aplicar un impuesto a la madera canadiense, por ejemplo- México tendría el derecho de imponer medidas similares, llamémosle retaliaciones selectivas -totalmente válidas- y bien podría escoger, por ejemplo, a la producción agrícola de Estados Unidos.
“Siguiendo con ese ejemplo, México podría imponer aranceles al maíz, al trigo o a la soya que se producen en los estados centrales, cuyos agricultores le dieron el triunfo a Trump, o comprarlos en Sudamérica en lugar de Estados Unidos. Eso generaría un impacto sobre los votantes y una presión adicional para que los propios representantes republicanos reviertan ese tipo de medidas. Se trata de dejar muy clara la importancia del TLCAN para ambos países y de actuar en reciprocidad”.
-¿A qué atribuye el auge de movimientos y corrientes que van en contra de las instituciones, las élites y los sistemas políticos y económicos establecidos?
-Es claro que instituciones, élites, sistemas políticos, en particular partidos no han logrado satisfacer las expectativas de los ciudadanos. En épocas marcadas por un escenario de adversidad económica como el que hemos vivido desde hace algunos años, esa insatisfacción se hace cada vez más visible hasta tomar cauces políticos, en algunos casos insospechados.
“Por otra parte, los procesos de globalización y los procesos migratorios han implicado cambios muy acelerados en el estilo de vida y la forma de ver el mundo de muchas sociedades. Todo esto en su conjunto ha generado cierto grado de insatisfacción e incertidumbre en algunos sectores de la sociedad, lo mismo en Europa que en América y el Medio Oriente.
“Esta situación ha sido explotada por cierto tipo de políticos que se presentan como anti-establishment y ofrecen soluciones mágicas e irresponsables para todos los problemas. Lo cierto es que el populismo, tanto de izquierda como de derecha, representa una puerta falsa para superar la crisis y promover el desarrollo.
-Se lo preguntó como exjefe de Estado: ¿los partidos políticos están a la altura de los desafíos internacionales?
-Por supuesto que no. Véase el caso de Venezuela, tan apremiante. Estamos observando prácticamente en vivo, gracias a las redes sociales, la mayor represión en América Latina de lo que va del siglo. Es lamentable que, de los partidos políticos existentes, sólo uno o dos partidos políticos se han pronunciado contra ello, y la movilización internacional ha sido prácticamente nula.
“Desafortunadamente, la agenda internacional, en general, ha sido un tema que no forma parte de la vida cotidiana de los partidos en México. Esto ha cambiado muy recientemente desde la reciente campaña electoral presidencial en Estados Unidos. A partir de ello, los partidos se han volcado a revisar sus plataformas en la materia. La amenaza latente se materializó en enero de este año y poco a poco vamos viendo cómo los partidos políticos fijan sus posturas al respecto”.
-Ahora se lo pregunto como panista: ¿los políticos mexicanos están siendo receptivos a las demandas ciudadanas?
-No hay que generalizar. Me consta que sí hay mujeres y hombres que se dedican a la política y que son receptivos no sólo a las demandas, sino al sentir ciudadano. Evidentemente no son la mayoría, ni necesariamente están en los puestos de representación y decisión más visibles. Ojalá que quienes ven en la política el espacio para construir el bien común, ya sea en sus partidos políticos o por la vía independiente, sigan creciendo y ganando cada vez más capacidad de influencia y decisión.
-Usted llegó a tratar con dos presidentes estadunidenses: George Bush Jr. y con Barack Obama. ¿Cómo vislumbra el futuro de las relaciones México-EU en los próximos cuatro años?
-Con los dos tuve relaciones de mutua colaboración, y quizá tuvimos una de las etapas de cooperación binacional más productivas en muchos años. Dada la presidencia de Donald Trump, el futuro de dicha relación es francamente sombrío. Aunque los primeros cien días de su mandato fueron menos graves de lo que se esperaba, la verdad es que los instintos nacionalistas, proteccionistas, racistas están ahí y creo que se expresarán tarde o temprano. Las presiones hacia México serán crecientes.
“En México es imprescindible tener claros nuestros objetivos para con la relación, así como los límites de la negociación. En la medida en que logremos esto, México estará en una mejor posición para negociar con nuestro vecino de manera tal que los acuerdos puedan llevar a una situación benéfica para ambos países, pero nunca en detrimento de los principios e intereses de México y de los mexicanos”.
-¿Tiene futuro la Iniciativa Mérida?
-Sí lo tiene, pero si se continúa desdeñando el principio básico de corresponsabilidad en los problemas de crimen organizado y narcotráfico la Iniciativa perderá fuerza y sentido. Es muy claro que Estados Unidos necesita un vecino con estabilidad, Estado de Derecho y seguridad interior. Y es claro también que México necesita la colaboración norteamericana para combatir el crimen organizado a través de la inteligencia compartida, la reducción del consumo de drogas, el combate al trasiego de armas de alto poder y cuantiosas sumas de dinero a los criminales en México, y sobre todo la construcción y fortalecimiento acelerado de agencias e instituciones de seguridad y justicia.
“Sin verdadero compromiso con el principio de responsabilidad compartida, el tema se reducirá nuevamente a exigencias norteamericanas de combatir el narcotráfico con la tendencia hacia la certificación/descalificación que habíamos superado.
“Sin embargo, no veo en la actual administración estadunidense disposición para cooperar, asumiendo la magnitud de la responsabilidad del problema que corresponde a aquel país, concretamente lo relacionado con la demanda de droga y la venta indiscriminada de armamento de alto poder. Lo ideal es innovar en la cooperación a partir de un principio de responsabilidad compartida, cualquier otra cosa representará un regreso al pasado”.
-Desde su punto de vista, ¿hacia dónde tiene que dirigirse la estrategia de combate a la delincuencia organizada, dado el distanciamiento que está fijando Trump hacia México?
-La delincuencia organizada representa un problema de seguridad nacional para México, pero también para Estados Unidos. Sin embargo, debemos tener claro que nuestro país lo debe afrontar con o sin ayuda del vecino.
“En particular, creo que hay que recuperar el tiempo que se hubiese perdido en la tarea de saneamiento y fortalecimiento de las agencias de seguridad y justicia en todos los niveles. Eso es crítico, con o sin la ayuda de Estados Unidos. Más énfasis en seguridad ciudadana y combate al crimen organizado, más que en el tema de drogas en sí mismo.
“Desde luego siempre será mucho mejor, más razonables y más útil que existan mecanismos de cooperación entre ambos países para atender un problema que es común y que lo seguirá siendo mientras Estados Unidos sea no sólo el principal consumidor de drogas del mundo, sino también el principal proveedor de armas ilegales para la delincuencia organizada en México”.
Las posibilidades de Margarita
-¿Por qué piensa que Margarita Zavala puede hacer un buen papel como candidato del PAN y como presiden tade México?
-Es una mujer honesta, inteligente, sencilla y socialmente muy sensible. En una sociedad agraviada por la corrupción y la falta de sensibilidad de sus gobernantes eso es indispensable. Además, tiene una sólida preparación, particularmente en el derecho, en el cual cree y lo domina, (cosa que no ocurre con su principal adversario), y eso es vital precisamente para superar el mayor desafío que tenemos, hacer de México un país de leyes.
“Margarita tiene además de esa gran sensibilidad social, vocación política y un gran amor por México. Por si fuera poco, tiene algo que suele escasear en el ámbito político de nuestros días: calidad ética y moral probada. Conoce al partido como pocos y representa los valores humanistas que dieron origen y han dado vida a Acción Nacional.
“Por lo demás, está muy bien colocada en las encuestas sin tener un cargo público, ni disponer de recursos públicos como hacen otros aspirantes para promocionarse. Es la única que puede derrotar una alternativa basada en el resentimiento y en la demagogia, que mucho daño le haría al país. Margarita está preparada para hacer historia como la primera mujer presidenta de México”.
-¿Calderón es un activo o un lastre para las aspiraciones de Margarita?
-Quizá esa valoración corresponda más a ella y a su equipo que a mí. Sin embargo, estimo que muchos mexicanos recuerdan de manera positiva lo que hicimos en materia de salud, de infraestructura, la manera como enfrentamos y salimos de la crisis económica con altas tasas de crecimiento (4.2% en promedio después de la peor crisis económica internacional en casi un siglo, que golpeó de manera particular a México), estabilidad en la inflación y el tipo de cambio, e incluso el esfuerzo y la determinación que tuvimos en el tema de seguridad y combate a la delincuencia. “Pero es evidente que, no teniendo Margarita ‘negativos’ relevantes en su imagen, sus adversarios, que mucho le temen, se dedicarán, como ya lo hacen, a atacarme para atacarla a ella. Lo que sí podría decir es que Felipe Calderón es un apoyo incondicional para Margarita Zavala”.
-Por tradición, una primera dama de México dirige el Sistema Nacional DIF. Pero ¿a qué se dedicaría un “primer caballero” de la nación?
-A no estorbarle en su trabajo, a no intervenir ni opinar, salvo que ella me pida un consejo basado en mi propia experiencia, y a desarrollar las tareas que ella me asigne. Espero poder seguir con lo que ahora hago: trabajar en favor de una causa global indispensable en el diseño y puesta en marcha de un modelo de desarrollo sustentable, que permita combatir los riesgos del cambio climático y a la vez tener tasas de crecimiento, reducción de pobreza y creación de empleo sostenibles.
Mitos y verdades sobre seguridad
-Dígame tres mitos sobre la “guerra de Calderón contra el narco”.
-¡En esa afirmación hay, en sí misma, tres mitos! No fue guerra, no fue “de Calderón”, ni fue meramente contra el narcotráfico. “1) No es guerra, nunca hubo tal ‘declaratoria de guerra’, por mucho que aludir a la ‘declaratoria’ o ‘cuando Calderón declaró la Guerra’ sea un estribillo recurrente en muchos que se denominan analistas. No hubo declaratoria ni una guerra propiamente dicha, sino una estrategia por la seguridad de los ciudadanos y el Estado de Derecho que implicó el uso de la fuerza pública que, aunque suene extraño para algunos, existe para garantizar los derechos de las personas por encima de la arbitrariedad de terceros y en ello estriba una de sus mayores justificaciones.
“2) No es ‘de Calderón’. La intervención estatal fue solicitada, en cada caso, por los gobiernos en turno, pero sobre todo enfrentar a los criminales, enviar fuerzas federales, era una exigencia creciente de la sociedad, en especial de las comunidades y las familias más vulneradas.
“‘Hagan algo’, decían. Por eso, cuando veían presencia de fuerzas federales en zonas altamente acosadas por los criminales, la gente salía a la calle a recibirles con aplausos en no pocos casos. No era un asunto del Presidente, sino que era y es un desafío verdaderamente nacional que amenaza a todos los mexicanos, a todos, y que sólo puede combatirse aplicando la ley. Una amenaza que no empezó en el gobierno de Calderón y que tampoco terminó con ese gobierno.
“3) No es ‘contra el narco’ meramente, sino un esfuerzo por la seguridad de las familias y la vigencia del Estado de derecho, puestos ambos en predicamento por una delincuencia que se había venido apoderando de las instituciones del Estado en distintas regiones y niveles de gobierno. El objetivo fue enfrentar un proceso de ‘captura del Estado’ mediante el cual el ‘crimen organizado’ concepto más amplio y diferente que ‘el narco’, se apoderaba del país a través de sus instituciones de gobierno y en particular de seguridad y justicia.
“Otros tres mitos: 4) la violencia fue causada por el gobierno’. No, la violencia no fue generada por la intervención del Estado. Al contrario, fue la violencia lo que provocó la intervención del Estado. Los operativos fueron generados por el nivel de violencia y penetración del crimen organizado en las estructuras gubernamentales, policías, ministerios públicos, gobiernos.
“5) ‘La estrategia causó miles de muertos’. No es así: el elevado número de homicidios no fue causado por el gobierno, sino por la acción aberrante de los criminales, particularmente en su lucha despiadada y violenta por conquistar territorialmente una zona de dominio frente a otros grupos criminales.
“6) ‘La guerra contra las drogas’. No se trató de una estrategia reducida al combate a la droga. Hay que señalar que incluso, en sentido contrario, a iniciativa de mi gobierno se despenalizó el consumo y posesión de drogas en dosis personales, y a iniciativa del mío y de otros gobiernos (Colombia y Guatemala) se celebró una Convención de Naciones Unidas para revisar la política global antidrogas (desafortunadamente con magros resultados).
“Mucho más allá del tema de drogas, se trató de una estrategia centrada en la búsqueda de la seguridad de las familias, deteriorada notablemente por la captura del Estado a la que he hecho referencia. Cuando las instituciones caen en poder de los grupos criminales, éstos amplían su búsqueda de ganancias a la extracción de rentas de la comunidad que dominan mediante el secuestro, el cobro de ‘derecho de piso’ y la extorsión.
“Rescatar a las familias mediante el rescate de las instituciones, a través del combate a los criminales que las capturan, el fortalecimiento y saneamiento de dichas instituciones y la reconstrucción del tejido social tenían ese propósito y sentido, no meramente el combate a las drogas.
“Aprovecho para aclarar que la estrategia nacional de seguridad no se puso en marcha buscando legitimidad. A pesar de lo cerrado del resultado de la contienda electoral no hay más que revisar los niveles de aprobación que tenía el gobierno en aquellos días. El 2 de diciembre la aprobación del gobierno fue de más del 70%”.
-Ahora dígame tres verdades sobre la estrategia de Calderón sobre el combate a la delincuencia organizada.
1) Es evidente que no logramos alcanzar la meta y los objetivos planteados. Me hubiese gustado mucho haber podido completar la tarea. A pesar de todo, estoy seguro de que era el camino correcto: todos los indicadores delictivos, fundamentalmente los homicidios, comenzaron a declinar notablemente a partir de 2011, una tendencia que continúo hasta dos años después de mi gobierno. En algunos casos, quizá en los más sintomáticos, los homicidios se redujeron dramáticamente, más del 70% desde su pico en los casos de Ciudad Juárez, Tijuana y Monterrey. Similares registros teníamos en varios casos.
“2) Es cierto que se requiere una política preventiva, la cual pusimos en práctica y a la que quizá no supimos darle la difusión debida. Por ejemplo, en el programa Todos Somos Juárez, que tuvo un enorme componente social, invertimos más recursos económicos que lo que después se invertiría anualmente para todo el país.
“3) Es necesario revisar a nivel global la política antidrogas, personalmente creo que ese debate debe darse con mayor objetividad y rigor científico, y dándole más espacio de participación a la sociedad, particularmente a los padres de familia. Pero con prohibición o liberalización regulatoria.
Vía Eje Central

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