Metapolítica
Morelia, Michoacán.- “Lo que quieren los militares es tomar el control de la seguridad pública del país. Para eso fue siempre la Guardia Nacional (GN)”.
Esa pudiera ser la síntesis de la nota elaborada por el periodista Arturo Ángel y publicada el pasado 17 de junio por el New York Times.
El autor cita fuentes, comenta el temor que percibió en una entrevistada y finalmente señala: México realmente ha hecho poco para no militarizar la represión interna.
“En octubre de 2020, una mayor de la justicia militar, cuyo nombre me veo obligado a proteger pues ahora el ejército la busca, me habló. (…) En su voz entrecortada había una mezcla de coraje y temor. Por oponerse a ello, había sido expulsada de un puesto directivo en la GN y enviada como fiscal militar a Tamaulipas, un estado asolado por el narcotráfico y donde tres de los últimos gobernadores han sido acusados de estar ligados con el crimen organizado. Era una sentencia de muerte para ella, y tuvo que desertar”.
Y agrega:
“Ahora las advertencias de la mayor han sido confirmadas públicamente por el presidente Andrés Manuel López Obrador. En su conferencia matutina del 15 de junio anunció que propondrá una nueva reforma para que la Guardia Nacional —que según la Constitución es una fuerza civil— se integre a la Secretaría de la Defensa Nacional, sumándose al ejército y la Fuerza Aérea”.
Para el autor esta “es una apuesta errónea. Y peligrosa”.
“Primero porque transgrede la premisa inicial de formar una nueva policía nacional en sustitución de la oxidada Policía Federal creada doce años atrás bajo el mando de Genaro García Luna, un exsecretario de Seguridad Pública que hoy está encarcelado y procesado en Estados Unidos. De concretarse lo que busca López Obrador, el país se quedaría sin una fuerza civil federal de seguridad.
“Segundo y más importante: porque la GN, constituida provisionalmente con militares, ha sido ineficaz para reducir la violencia”.
El periodista también señala que los militares de la Guardia carecen de la capacitación esencial para desempeñarse como policías. Y que el gobierno justificó la conformación inicial de la GN con miles de soldados y marinos bajo el argumento de que era necesario agilizar un rápido despliegue de fuerza que plantara cara a los criminales.
“La realidad, como hemos podido ver, es que no se ha trabajado para constituir una fuerza civil. A más de dos años del despliegue inicial no hay un solo civil reclutado por la Guardia Nacional”.
Lee la nota original y completa del NYT aquí
