Hotel Pekín
Este famoso complejo que une hotel y restaurante fue construido en los tiempos de Stalin. No es ningún secreto que estaba bajo vigilancia perenne de la KGB. La mayoría de los camareros y hasta el Maitre eran agentes de la inteligencia soviética y en las habitaciones del hotel y el restaurante se realizaban escuchas. La KGB también utilizó el Pekín como su propio hotel, por lo que los agentes de otras ciudades soviéticas pernoctaban allí durante sus visitas a Moscú.
Entre 1961 y 1962, el espía británico Greville Maynard Wynne condujo en este hotel reuniones con el coronel Oleg Penkovski de la inteligencia militar soviética (GRU), que era al mismo tiempo agente de la CIA.
Penkovski fue conocido como “Coronel de tres inteligencias”: soviética, estadounidense y británica. Fue promovido a coronel en EE UU y el Reino Unido, y se le prometió un puesto en cualquier departamento de inteligencia que eligiese.
En el Pekín, Penkovski solía pasar a Wynne documentos secretos sobre los sistemas de armas de la URSS. Aproximadamente 5.000 fotos fueron entregadas en total por Penkovski. A cambio recibió nuevas tareas, dinero y productos y regalos extranjeros.
Terraplén Kosmodamiánskaia, 36
El coronel del GRU (Departamento Central de Inteligencia) y agente de la CIA Penkovskivivió en un apartamento en el malecón Kosmodamiánskaia, 36 (Maxim Gorki entonces). A partir de 1963, agentes de la KGB lo vigilaban.
En el balcón que se encontraba un piso por encima de su apartamento, agentes del KGB ocultaron una pequeña cámara en una maceta. Esto demostró cómo Penkovsky fotografiaba documentos secretos en el alféizar de la ventana con su cámara compacta Minox.
Penkovski fue arrestado y condenado a muerte aquel mismo año.
Puente Krasnoluzhski (puente Luzhnetski)
El puente de Krasnoluzhski, en el suroeste de Moscú, era el lugar favorito para las reuniones entre agentes de la CIA y el ministro de Asuntos Exteriores soviético Alexánder Ogoródnik. Este fue contratado por la inteligencia estadounidense mientras trabajaba en Columbia en 1974.
La información secreta entregada por Ogoródnik a la CIA se transfería en contenedores camuflados como piedras o barras de madera, que se ocultaban en los soportes del puente.
Ogoródnik fue arrestado el 22 de junio de 1977, pero logró suicidarse. La KGB aseguró en su momento que la CIA no fue informada sobre la muerte del traidor. El juego tenía que continuar.
El 15 de julio de 1977, la empleada de la Embajada de Estados Unidos y agente de la CIA, Martha Peterson intentó ocultar un contenedor para Ogoródnik en el puente Krasnoluzhski, pero fue capturada por agentes de la KGB. Al día siguiente fue expulsada de la Unión Soviética.
El puente Krasnoluzhski fue sustituido por el nuevo puente Luzhnetski a principios de los años 2000. Sin embargo, los viejos soportes del puente permanecen, incluso aquellos que alguna vez ocultaron contenedores con información secreta.
Plataforma ferroviaria Severianin
En 1985, el KGB siguió al agente de la CIA Paul Zalaki, que escondió un contenedor camuflado como una piedra no lejos de la plataforma ferroviaria Severianin, en la línea Moscú-Yaroslavl.
Varias semanas más tarde, agentes de inteligencia soviéticos capturaron a Leonid Poleshuk, un empleado de la KGB y agente de la CIA que había venido a recoger el contenedor. Resultó que Poleshuk había participado activamente en paso de la información a EE UU sobre agentes soviéticos en Nepal y Nigeria.
El contenedor estaba lleno de dinero – 25.000 rublos (suficiente en aquel momento de comprar cuatro coches). Este era el pago de la CIA a Poleshuk por sus servicios. Fue ejecutado en 1986.
Catedral de San Basilio
A primera vista, situada en la Plaza Roja, en el corazón de Moscú, la catedral de San Basilio difícilmente podría ser considerado un lugar de trabajo ideal para los agentes de la CIA. Pero lo era.
Su escalera sinuosa de la primera a la segunda planta se convertía en un lugar idóneo para pasar una nota discretamente. Además, los diplomáticos extranjeros que abandonaban el centro de Moscú siempre provocaban sospechas.
En 1985, el coronel de la KGB Oleg Gordievski y un agente de SIS se preparaban para huir de la Unión Soviética. Se suponía que el soviético debía reunirse con el agente extranjero en la Catedral para recibir instrucciones, pero estaba cerrada.
Gordievski logró sacudirse a los agentes soviéticos que lo perseguían y escapó al Reino Unido. Fue condenado a muerte en ausencia, por traición. Hasta el día de hoy sigue siendo uno de los pocos agentes del KGB que desertó sin sufrir las habituales (y terribles) consecuencias.
Vía RBTH