Por Héctor Tapia
Varios legisladores locales juegan al filo sus últimas cartas de cara al cierre de la presente Legislatura. Van de salida y después de esto, muchos y muchas quedarán fuera de la vida pública, sin espacios dónde tener reflectores, por lo que la desesperación les alcanza.
A poco más de dos semanas de que concluya la actual Legislatura, que ha hecho el ridículo en diversas ocasiones, en la que varios han sido señalados de recibir “favores” a cambio de respaldar iniciativas, en la que los procedimientos legislativos han sido violentados, y que algunos han sido exhibidos, surge una coyuntura en la que el gobernador saliente, Silvano Aureoles Conejo, y el gobernador electo, Alfredo Ramírez Bedolla, podrían tener una coincidencia: no dejarse chantajear a cambio de la aprobación de ciertas iniciativas.
Para el caso de Aureoles Conejo (interesado en la aprobación del programa Borrón y Cuenta Nueva, así como varias desincorporaciones que permitirían a la administración saliente tener recursos que le den oxígeno a la administración estatal), aún no cede a las presiones de quienes en su momento se dijeron aliados, incluidos diputados del PRD, pasando por legisladores de la representación parlamentaria.
En cuanto al gobernador electo, Alfredo Ramírez Bedolla, también buscan presionarlo los legisladores salientes, para negociar. El electo tiene cuando menos dos iniciativas consideradas importantes para su llegada: una, relacionada con una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Estatal; y otra tiene que ver con Gobierno Digital.
Ambas iniciativas le permitirían tener un andamiaje acorde al proyecto de gobierno que pretende impulsar. Sin embargo, la resistencia de los diputados salientes, cuando menos de un grupo, es porque “no los ha llamado en corto” para “dialogar” los términos de dichas reformas.
Silvano Aureoles, frente a lo que plantea, en la coyuntura de la conclusión de la actual legislatura y su salida de su cargo en casi un mes, podría ceder a las presiones con tal de conseguir el aval para acceder “al aire fresco” que significan los recursos para su administración; o simplemente no caer ante las presiones, lo que se antoja difícil porque tiene interés mayúsculo por “oxigenar” su cierre de administración. Por lo tanto, podría caer en el chantaje. Quid pro quo.
Para el particular de Alfredo Ramírez Bedolla, si bien sus iniciativas son para su proyecto prioritarias, estas podrían esperar a que llegue la nueva legislatura y que estas sean discutidas con los nuevos diputados y diputadas.
Por tanto, que el gobierno electo “negocie” con los salientes podría ser un error, si de todas formas tendrá que lidiar con el arribo de las nuevas bancadas.
Sin embargo, de aquí se desprenden otros retos, uno de ellos es que esto tendría que llevar a que Morena defina ya su siguiente coordinación parlamentaria para que comience con los acercamientos con quienes serán sus homólogos, para que, una vez asumidas las funciones constitucionales, a partir del 15 de septiembre puedan entrar de lleno a los temas que sean considerados como urgentes para la nueva administración estatal. Esto vendrá con otros pesos y contrapesos, derivado de la reciente elección que se vivió y que reconfigura el panorama político en el estado, y el Congreso.
Por ello, en esta coyuntura, a dos semanas de que concluya la actual Legislatura, los diputados que han buscado condicionar tanto al gobernador saliente como al electo, podrían no acceder a los resultados de la negociación que puedan lograr con Silvano como tampoco sentarse a dialogar con la administración estatal por llegar.
Director General de Metapolítica.mx, reportero en Medios Radiofónicos de Michoacán y analista político en Canal 6 Media Group y Cadena Rasa.
