Por Héctor Tapia
Llegó el día. Se darán los relevos en los Ayuntamientos michoacanos; concluyen unos proyectos, llegan otros, y unos pocos más tendrán continuidad a partir de la elección consecutiva, que es un sofismo de la reelección de la que fueron objeto.
En el periodo de gobierno, 2018-2021, que concluye este 31 de agosto, para los gobiernos municipales fue de retos y complicaciones que simplemente no estaban en el script, no estaban previstos, y que vinieron a alterar de forma radical y drástica lo que habían proyectado dentro de sus respectivos planes de gobierno.
El primero que se dio fue el cambio en la política de gestión de recursos para los municipios a partir de un nuevo modelo de administración pública que se comenzó a implementar con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República.
De tajo, con la llegada de la llamada Cuarta Transformación, se erradicó el Ramo 33, que permitía que los municipios pudieran gestionar vía cabildeos con diputados federales recursos adicionales para sus localidades; la causa, fue que esta vía era un caldo de cultivo para los moches para la gestión de obras y recursos, pero también eran fuente de financiamiento para campañas políticas.
Otro aspecto que también afectó a los municipios es la eliminación de los fondos y partidas que se designaban para el fortalecimiento de los cuerpos de seguridad municipales; de ahí el descuido aun mayor de los cuerpos de seguridad de por sí históricamente olvidados.
Por otro lado, los presupuestos federales desde el 2019 hasta el 2021 fueron reflejando que las participaciones federales para estados y municipios tuvieron una serie de ajustes que terminaron por impactar a los ayuntamientos, y a los ciudadanos de los municipios de todo el país.
En general las participaciones federales para los municipios no recibieron como tal mayores recortes o cambios en las fórmulas de distribución; sin embargo, llegó otro aspecto que terminó por impactar también en los fondos a distribuir, y fue la crisis sanitaria provocada por la pandemia, la cual impactó a su vez en los recursos recaudados por la federación y a su vez en los que se destinaron para los municipios. Algunos se vieron beneficiados en lo particular a partir de la inversión directa de la federación, pero fueron los pocos.
La pandemia a su vez llevó a los gobiernos municipales a enfrentar también una serie de complicaciones no sólo financieras, sino también operativas y políticas, derivado, en el caso de los municipios michoacanos, de la falta de coordinación que se dio entre los niveles de gobierno federal y estatal, y entre mensajes cruzados, quedaron en medio de dos narrativas diametralmente distintas. La pandemia como tal no se ha superado, se ha extendido por año y medio. En términos reales: la mitad del periodo de gobierno municipal. Los costos, políticos y sociales, cada gobierno los tocó enfrentar, incluso a la hora de votar, donde se ratificó o se rechazó la continuidad de los proyectos que ahora cierran un periodo.
Todo esto sin contar los problemas que les heredaron los gobiernos municipales del 2015-2018 a los que este martes concluyen y entregan el mando; a muchos de los gobiernos que concluyen les dejaron problemas financieros, deudas con proveedores, laudos laborales que comprometieron a su vez la capacidad financiera y que les tocó ir saldando en la administración que concluye.
El aprendizaje que tuvieron los gobiernos salientes, insisto, se derivaron de aspectos que no se preveía sucederían, pero sucedieron; aunque hubo algunos que hicieron lo mejor posible en disciplina financiera, aunque otros francamente agudizaron la crisis en sus municipios y es lo que van a entregar a manos de los que tomarán las riendas a partir de este 1 de septiembre.
Lo primero que tendrán que entender los nuevos alcaldes y alcaldesas es que deben apostar a la eficiencia y al uso racional de los recursos que llegarán a administrar; que deben superar lo más pronto posible las curvas de aprendizaje, por parte de aquellos que “son primerizos”, y de parte de quienes repetirán en la administración pública municipal, atender de forma eficiente las exigencias ciudadanas, sin perder el piso de que los recursos no son infinitos.
A esto hay que agregarle que algunos alcaldes y alcaldesas, que asumirán constitucionalmente a partir de este miércoles, seguramente tendrán en su ruta política la intención de contender en el 2024, y aunque obviamente no lo dirán todavía, por lo que están obligados a comenzar a dar resultados desde los primeros meses.
A partir de este 1 de septiembre inician nuevos proyectos de gobierno, pero también comienzan a perfilarse quiénes podrían realmente contender en el 2024, a partir del trabajo que comiencen a realizar en sus respectivas gestiones, y de los resultados que den -sin excusas- en sus gobiernos. La carrera nuevamente comienza.