El Frente Ciudadano por México se encuentra en una crisis interna la cual podría quitarle posibilidades de ser visto como una opción viable el próximo año. Los diferentes liderazgos que lo componen luchan en un intento de quedarse con las candidaturas. Sin embargo, su creador, Ricardo Anaya Cortés no da muestras de nerviosismo ante la adversidad. Aseguró que el 13 de diciembre estará lista la coalición que ganará la elección presidencial del 2018. Mientras el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa es más cauto en sus declaraciones, llamó a renunciar a protagonismos estériles ya que desde su punto de vista nadie debe estar por encima de los intereses del país. Afirmó no estar obsesionado de ser el abanderado presidencial. ¿Se puede tomar lo dicho como una declinación? A quien no parece importarle guardar las apariencias es al presidente municipal de Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez, él señaló que buscará la gobernatura de Jalisco sin el apoyo del PAN y el PRD, esta alianza le quita votos.
En este contexto, resulta lógico que los militantes panistas, perredistas y del Movimiento Ciudadano ejerzan presión a sus respectivas dirigencias para que lleguen a un acuerdo lo más pronto posible. Consideran que se han quedado rezagados ante los demás partidos políticos que ya tienen a sus precandidatos presidenciales, temen desplomarse hasta el tercer lugar de las preferencias electorales. En este sentido podría resultar un verdadero inconveniente el cambio que esta por darse en la dirigencia nacional del PRD. Nadie puede asegurar que el sucesor o sucesora de Alejandra Barrales Magdaleno respete los acuerdos que se han alcanzado hasta el momento. El sol azteca es así de inestable, vive su ocaso, tal situación lo vuelve muy peligroso para sus socios políticos.
A este panorama que luce complejo para el Frente Ciudadano por México se debe sumar el destape que hizo el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto a favor de José Antonio Meade Kuribreña quien pretende imponerse en la contienda electoral del 2018 atrayendo muchos votos del PAN, además de utilizar al mismo tiempo la maquinaria electoral del PRI.
No obstante, el exsecretario de Hacienda y Crédito Público no tiene garantizado llegar a Los Pinos por dos razones: Existe un repudio generalizado al actual Gobierno Federal, los ciudadanos reprueban la estrategia implementada contra el crimen organizado, les parece pobre los resultados y escandaloso el número de vidas humanas que se han perdido. De igual manera no están de acuerdo en la forma como las autoridades han combatido el fenómeno de la corrupción que ha ido a la alza. El segundo factor se relaciona al hecho de que Andrés Manuel López Obrador sigue a la cabeza en la mayoría de las encuestas. Sin duda el tabasqueño ha logrado fusionar el descontento que prevalece en todas las capas de la sociedad. Se puede calificar como un acierto haber incluido a los empresarios en su proyecto. De mantenerse esta alianza, cuando AMLO llegue al poder continuará con el proyecto neoliberal aunque dedicarán más recursos a los sectores vulnerables.
Ahora bien quien gane el proceso electoral enfrentará una nación convulsionada debido a una disparada tasa de criminalidad, el enojo respecto a la corrupción, una economía débil y quizá para ese momento ya no exista o esté totalmente modificado el TLCAN.
La tarea no se ve sencilla ya que el próximo presidente del República no contará con una mayoría calificada en la Cámara alta y baja. Además las heridas entre los contendientes difícilmente sanarán con llamados a la reconciliación.