Por José Irán Moreno Santos
El pasado lunes 5 de octubre, Silvano Aureoles anuncia su candidatura a la presidencia de la República, el 11 de octubre se constituye un nuevo proyecto ciudadano que busca unir a los partidos opositores a Morena para formar juntos una candidatura única a la Presidencia de la República y también llevar candidatos a Diputados y Senadores y ya entrados en gastos hasta candidatos a gobernadores, todo para los comicios que se celebrarán en el 2024.
Silvano Aureoles y el proyecto UNID@S dicen impulsar un Frente Amplio Opositor donde coincidan sociedad civil, organizaciones y movimientos sociales, sindicatos, empresarios, campesinas y ciudadanos.
En ambos ejercicios afirman sus protagonistas que realizarán visitas a todos los estados del país donde habrá foros, encuentros, diálogos con la población y organizaciones para construir un proyecto de nación y gobierno que le gane a Morena y corrija el desastroso gobierno de AMLO.
Afirman de igual manera que demandarán a los partidos PRI, PAN, PRD y MC hacer una alianza electoral, legislativa y de gobierno que enfrente a Morena y sus candidatos, revierta lo realizado por este gobierno en el ámbito legislativo y que el gobierno que emane de estos ejercicios será integrado por propuestas de funcionarios miembros de los partidos y de las organizaciones que allí coincidan en una suerte de gobierno de coalición.
En este sentido consideran que serán opción de gobierno y que con toda esa suma podrán derrotar a Morena y sus aliados en las elecciones presidenciales, legislativas y estatales que se llevarán a cabo en el año 2024. Sin duda estos ejercicios son loables, respetables e interesantes y se saluda el intento. Sin embargo, están repitiendo la misma fórmula y los resultados serán los mismos, no entienden que deben cambiar el método para que los resultados sean diferentes y lo más lamentable es que el país y sus habitantes que quieren y dicen representar pagarán el fracaso que se avecina en estos ejercicios.
Hay ejemplos que podemos referenciar para sostener que el Frente que se construya no beneficiará al país. Un primer argumento es que las propuestas programáticas que emanen no serán de cambios en beneficios ciudadanos, sociales, culturales, democráticos y políticos. México se quedará en la misma situación en que la dejo Peña Nieto y AMLO.
Los impulsores de estos proyectos no tienen referencias ideológicas, las niegan y las creen superar con el enunciado “vale la pena hacer la unidad por México” mismo eslogan “Por el bien de México, primero los pobres”. Están convencidos que las propuestas de izquierda y de derecha para gobernar un país están superadas, que son arcaicas y que se pueden conjuntar por un bien mayor, lo cual es totalmente falso.
Creen y están convencidos al igual que AMLO y Morena que México y los mexicanos no estamos preparados para ser gobernados desde la izquierda o la derecha, que se requieren políticas neutrales, derechos neutrales, economía neutral y los mejores perfiles políticos y ciudadanos para administrar el gobierno, los bienes de la nación, la economía y los derechos, lo cual es totalmente falso y patético.
Tanto en el gobierno como en la oposición hay hombres y mujeres señalados, desprestigiados, corruptos, sin credibilidad, clientelares y antidemocráticos, pero siguen luchando según ellos por un México mejor gozando de total impunidad. La credibilidad en ellos y ellas está trastocada y por ello mismo hoy gobierna Morena y mañana puede ser un populista de ultraderecha o izquierda o un fascista porque siguen desde ambas partes minando la confianza ciudadana en las instituciones del Estado.
México con estos actores profundiza la decepción, la credibilidad, la confianza y la participación ciudadana en la política y sus instituciones, lo que daña profundamente la estabilidad y gobernabilidad de la República.
Veamos Francia con Emmanuel Macron, Brasil con Jair Bolsonaro, Italia con Giorgia Meloni, Suecia con los Demócratas de ultraderecha, Perú con Pedro Castillo o El Salvador con Bukele, todos ellos producto de malos gobiernos y partidos corruptos, antidemocráticos, simuladores y saqueadores, votados por los ciudadanos contra los partidos y gobiernos tradicionales y sin ideología.
Repetir las mismas prácticas solo nos lleva a los mismos resultados.
México para el 2024 no necesita un Frente Amplio Opositor que expulse y aniquile a Morena y sus aliados.
México para 2024 no necesita un candidato o candidata sin valores, principios e ideología.
México para 2024 no necesita un gobierno de Coalición sin programa y sin gobierno.
México para 2024 no necesita inestabilidad e ingobernabilidad solo porque no hay ánimo de hacer política.
México para 2024 requiere partidos fuertes, democráticos e ideológicamente definidos.
México para 2024 requiere propuestas de gobierno, de partidos que impulse progresividad hacendaria, derechos, libertades colectivas e individuales.
México para 2024 requiere claramente un proyecto de nación a 20 años y no sexenal.
México para 2024 requiere políticas de Estado, no de gobierno y fragmentadas.
México requiere de hombres y mujeres que les preocupe y se ocupen de mejorar las condiciones de vida de los mexicanos.
Finalmente, los Progresistas con los Progresistas y la derecha con la derecha de otra manera es simulación.
Con respecto a los candidatos de los partidos en el gobierno deberían de renunciar a sus cargos y plantearle a los ciudadanos cuales son las propuestas de gobierno que impulsarán, no es sólo la imagen, no es solo las porras, no es solo que les griten presidente o presidenta, no es que les habrán comités de apoyo a sus aspiraciones en el partido, si no es, como van a enfrentar los problemas que no ha logrado resolver la actual administración, que digan claramente si van a seguir bajo el paraguas del presidente López Obrador o van a marcar su distancia.
Es importante que digan claramente si van a optar por políticas de continuidad o van verdaderamente a transformar el país, no es con el Twitter o las fotos en Instagram o los recorridos simulando actividades de gobierno como se resolverán los problemas de hoy.
Sí de verdad hubiera interés en este país, los precandidatos del partido gobernante deberían renunciar y explicar que políticas van a impulsar, sí son más de derecha a las actuales o serán de izquierda o simplemente van a administrar y seguir favoreciendo a sectores que hoy están allegados a ellos o transforman o se mantienen bajo el mismo esquema que actualmente se tiene y que nos dejen a los ciudadanos decidir.
El 2024 es una gran oportunidad y no se debe de desperdiciar.
