Por Héctor Tapia
Se ha convertido en un secreto a voces: Carlos Herrera Tello, excandidato a la gubernatura por el PRD, PAN y PRI, en la elección inmediata pasada, sería designado como delegado nacional de Movimiento Ciudadano en Michoacán.
Frente al berrinche, los pataleos y atrincheramiento de Antonio Carreño Sosa, dirigente estatal del partido naranja en el estado, en “no permitir imposiciones”, a la dirigencia nacional de su partido no le queda otra ruta más que la de relegarlo paulatinamente y quitarle de facto el control político del partido.
La designación de Herrera Tello fue producto de un pacto que tuvo con Dante Delgado, fundador y dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, y esta jugada tiene varios impactos en la entidad.
Por tanto, no fue tan fallida la visita que tuvo Delgado Ranauro a Morelia en días pasados con Carlos Herrera Tello, y varios empresarios de la región. La cual, por cierto, se dio en completa secrecía, y pese a ello, la información y las versiones, a varios días, ha comenzado a circular.
Pese a la rabieta local, la jugada de involucrar a Herrera Tello en Movimiento Ciudadano persiste. Y esto lo sabe Carreño Sosa, quien el domingo pasado, en un pícnic naranja, casi lanza un llamado, no tan claro, a la militancia del partido naranja a defender el proyecto que han construido.
Otra de las lecturas que se ha reforzado es que Luis Manuel Antúnez Oviedo ha dejado solo prácticamente a Antonio Carreño, a quien impulsó para la dirigencia estatal, y ahora, producto de las presiones nacionales, y no confrontarse con Dante Delgado, no le ha quedado de otra más que soltar el control político del partido en Michoacán a cambio de sostener la presidencia de la Comisión Nacional de Gasto y Financiamiento del partido a nivel nacional.
¿Pero qué impactos políticos podría tener la designación de Carlos Herrera como delegado nacional de Movimiento Ciudadano en Michoacán?, posición que, por cierto, ha sostenido Antúnez Oviedo en los últimos años en el estado, llegando en momentos a asumir de facto la dirigencia estatal ante las renuncias o salidas de anteriores dirigentes.
Entre los impactos evidentes es que Carreño Sosa, desde la dirigencia nacional, será paulatinamente relegado en la operación política frente al proceso electoral venideros que comienza en 10 meses aproximadamente.
En otras palabras, a Carreño Sosa le dejarán el cascarón del partido, pero la operatividad y decisiones políticas, recaerá fundamentalmente en quien se convertiría en el nuevo delegado nacional de Movimiento Ciudadano.
Si se concreta este movimiento interno, promovido por el mismo Dante Delgado, que pretende mejores resultados electorales en Michoacán a los obtenidos en los últimos procesos, el reto será mantener la cohesión al interior del partido naranja, que cabe apuntar pasa por un momento delicado, pese a los esfuerzos de comunicar que prevalece la unidad interna.
