Lo que hay, aseveró, “es una gran cantidad de información que viene de las secciones de mercadotecnia de las casas farmacéuticas o de sus propios gerentes generales que declaran que sugieren que se requiere eso (un refuerzo) como si fuera algo demostrado científicamente, entonces causan una reacción en las personas”.
Se trata de la la primera en 10 años que llegaría a la fase tres para probarse en seres humanos. Y en México, hospitales y clínicas participan en el ensayo clínico.